Por Sabrina Martín Rondon – elamerican.com
La reconocida organización global Amnistía Internacional (AI) decidió sumarse a una campaña política a favor de la izquierda y del Apruebo en Chile mientras discrimina a quienes piensan de manera diferente.
El próximo 4 de septiembre los chilenos deberán acudir a las urnas para decidir si aprueban o rechazan la propuesta de Constitución redactada por la Convención; un texto que ha sido duramente criticado por sus vacíos y sobre todo por la posibilidad de convertir a Chile en un país “ingobernable”.
“Aprobar es humano” es el nombre de la campaña de la organización sin fines de lucro, que sin temor a críticas por asumir una radical posición política, estaría discriminando a quienes aún están indecisos o a quienes han decidido rechazar el texto. Los críticos preguntan: “¿Si rechazo no soy humano?”
“En septiembre nos enfrentaremos a dos opciones que van a determinar el futuro de las actuales y futuras generaciones. Por un lado, la ciudadanía podrá aprobar y abrir la puerta a una Constitución que favorece la igualdad de derechos, o bien rechazar y quedarse con la actual que ha demostrado que favorece a unos por sobre otros”, afirmó el director ejecutivo de AI Chile, Rodrigo Bustos.
Bustos representa a una ONG creada para defender los derechos humanos sin importar la tendencia política; sin embargo, el nombre de la campaña “Aprobar es humano” generó polémica debido a que estaría discriminando como “no humanos” a quienes decidan rechazar.
Chile ha llegado a ser el país más competitivo de América Latina, como así también a ser el país más estable y desarrollado de la región; sin embargo, con la posibilidad de cambiar su Constitución, todas esas alusiones podrían quedar en el recuerdo, en medio de lo que especialistas vislumbran como un futuro oscuro.
Si bien la mayoría de los chilenos votó a favor de una nueva Carta Magna, tras casi un año de la Convención, esa mayoría ahora se manifiesta decepcionada en medio de escándalos y erradas decisiones que desdibujaron el proceso que se suponía implicaba seriedad, compromiso, y sobre todo, la redacción de un texto que representara a todos los chilenos.
De hecho, las recientes encuestas, que revelan que la mayoría de los encuestados están a favor del rechazo, ubican la confianza en la Convención en su punto más bajo.
La redacción del nuevo texto ha enfrentado desde el inicio una serie de polémicas que han debilitado la credibilidad en la Convención y la confianza sobre si la nueva Carta Magna cumplirá con lo que verdaderamente quieren y necesitan los chilenos.
Un importante número de artículos, que ya han sido aprobados por el pleno, han provocado polémica y empujaron un arduo debate entre representantes y sectores del país. Entre ellos los vinculados con la plurinacionalidad, territorios autónomos, sistemas de justicia, el aborto o la inexpropiabilidad de los fondos previsionales.
The Economist alerta que Chile será un país ingobernable
La reconocida revista inglesa The Economist dedicó un editorial a Chile con un llamado especial a rechazar la nueva Constitución redactada por la Convención. Asegura que la propuesta constitucional “es un desastre fiscalmente irresponsable y excesivamente progresista”.
The Economist catalogó el texto como un “magno error” destacando algunos aspectos: “omite algunas de las peores ideas ventiladas en la Asamblea, dominada por los izquierdistas. Entre ellas, la nacionalización de los recursos y la supresión de la Cámara Alta”.
La publicación dice que el borrador “es un embrollo confuso, lleno de un lenguaje impreciso que garantiza más o menos décadas de disputas sobre lo que realmente significa”.
Finalmente, la publicación inglesa hace un tajante llamado: “En lugar de desechar la vieja Constitución, los chilenos deberían desechar la nueva. Cuando el proyecto se someta a referéndum en septiembre, deberían rechazarlo. La Constitución actual se mantendría, y el Congreso mantendría el poder de revisarla gradualmente, por ejemplo, para facilitar la construcción de un fuerte Estado de bienestar. Este enfoque puede sonar poco inspirador para quienes salieron a las calles en 2019 y 2020. Pero a largo plazo es mucho más probable que haga que Chile sea próspero y gobernable”.