Una escuela primaria australiana predice el uso de «chips en los cerebros de los estudiantes» para dentro de 10 años

Fuente: Trikooba

Una escuela primaria australiana predijo «microchips en los cerebros de los estudiantes» dentro de 10 años antes de eliminar posteriormente el boletín que contenía la espeluznante profecía.

La extraña entrada apareció en la edición del 26 de mayo del boletín de la escuela primaria Preston West, que enumeraba una serie de cosas prosaicas que la escuela prevé que serán útiles para educar a los niños en una década.

Incluyen «más conciencia sobre la salud mental», «más edificios y desarrollo», así como «avances tecnológicos para maestros y estudiantes».

Sin embargo, también se incluye en esta lista «microchips en el cerebro de los estudiantes para promover la inteligencia y la memoria».

Aunque la escuela eliminó el boletín (parece que todos sus boletines han sido borrados), se puede ver la prueba de que se publicó originalmente a través del caché de búsqueda de Google a continuación.

Como hemos destacado anteriormente, los microchips implantables se están acercando a convertirse en un lugar común, particularmente a medida que los países adoptan la identificación digital y una sociedad sin efectivo.

La BBC informó recientemente sobre personas que se implantaron microchips en sus brazos para realizar compras de una manera más conveniente.

También destacamos cómo las personas en Suecia están dispuestas a tener pasaportes de vacunas COVID colocados en microchips implantables en sus manos.

El villano de dibujos animados y jefe del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab , escribió en su libro ‘The Great Reset’ que la cuarta revolución industrial «llevaría a una fusión de nuestra identidad física, digital y biológica», que en su libro aclara que son microchips implantables que pueden lee tus pensamientos.

Durante la reunión de elitistas globales de Davos de la semana pasada, el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, le explicó a Schwab cuán pronto habría «píldoras ingeribles», una píldora con un pequeño microchip que enviaría una señal inalámbrica a las autoridades pertinentes cuando se haya consumido el producto farmacéutico.

“Imagínese el cumplimiento”, dijo Bourla.