Por Andrés Vacca – BLes.com

Los documentos históricos de lo que conocemos como qigong o chi kung indican que sus orígenes se remontan aproximadamente a 2500 años. Aunque los arqueólogos e historiadores chinos han encontrado referencias a técnicas similares al qigong que tienen incluso más de 5000 años.

A través de los siglos, el qigong ha tenido un desarrollo evolutivo continuo y muchos nombres. De hecho, el nombre qigong no fue hasta entrado el siglo XX que se popularizó, anteriormente se lo conoció como tu gu na xin (expulsar la energía usada y absorber la nueva), xingqi (movilizar el qi), yangsheng (nutrición de la fuerza vital), neigong (realización interior) o más comúnmente daoyin (conducir y guiar la energía).

El qigong no es un simple juego de técnicas de movimiento, más bien fue un elemento muy importante de la extraordinaria cultura tradicional china y mantiene una fuerte relación con la avanzada medicina tradicional, las artes marciales y sobre todo con las filosofías espirituales ligadas al taoísmo y el budismo.

Durante siglos el qigong fue un complemento comúnmente utilizado por monjes y religiosos para mantener en buen estado de salud el físico al mismo tiempo que desarrollaban su espiritualidad por medio de la meditación y el desapego a lo material y sentimientos mundanos.

Con la irrupción del comunismo en China, todo tipo de práctica religiosa o actividad asociada a ella pasó a ser considerada como una especie de “herejía feudal” que debía ser eliminada. Así fue como las religiones fueron prohibidas o intervenidas y adaptadas por el Partido Comunista Chino (PCCh) a sus intereses ateos.

El qigong sufrió la misma suerte, aunque con el pasar de las décadas fue nuevamente aceptado, pero ya no de la misma forma. La nueva concepción del qigong se impuso de un modo mucho más banal, dejando de lado toda conexión con lo divino y lo espiritual y destacando únicamente sus características relajantes.

Este modelo de qigong de estilo New Age es el que China exportó a Occidente y el que rápidamente se popularizó generando un verdadero comercio del preciado arte, lo que marcó una enorme diferencia con los estilos originales que muy alejados estaban de los intereses económicos y comerciales porque estaban justamente ligados al bienestar espiritual y divino.

Origen del qigong

Las primeras referencias halladas al uso de técnicas similares a los movimientos de qigong en la antigua china se remontan a unos 5 mil años.

Estos primeros movimientos conocidos eran protagonizados por chamanes que solían vestir pieles de animales salvajes e imitaban sus movimientos, además iban seguidos por aldeanos comunes con máscaras y adornos. Un gran número de pinturas rupestres representando este tipo de rituales fueron encontrados en muchos lugares de China.

Según la interpretación de los especialistas, estas danzas primitivas tenían el objetivo de eliminar los demonios y las pestes que atentaban contra las diversas comunidades. Al mismo tiempo funcionaban como un repelente para los duros efectos del clima frío y húmedo de algunas regiones donde se practicaba.

Huang Ti (El Emperador Amarillo) es considerado el creador de muchas prácticas de salud y longevidad vinculadas a estilos de qigong más asociados a lo que conocemos hoy. Sus discursos y técnicas de movimiento se registraron en libros que luego pasaron a ser parte de la medicina tradicional china.

Pero los primeros documentos que dan testimonio del qigong como serie de movimientos sincronizados y estandarizados con un objetivo curativo o de bienestar para el cuerpo datan de siglo X a.C.

Alrededor de 1122 a.C., El Libro del Cambio (I Ching) registró por primera vez el concepto de qi o energía vital, en su intento por establecer ciertas conexiones entre lo divino, lo terrenal y el hombre.

Alrededor del año 450 a.C., Lao Tse, el fundador del taoísmo, describió las técnicas de respiración en su libro Dao De Jing, recomendando que la respiración se recoja y se permita que descienda por el cuerpo, colaborando de este modo con la evolución del qigong.

El interés por la respiración y la fuerza vital (qi) aumentó durante este período y se convirtió en una de las raíces de la medicina china, junto con los conceptos de yin y yang y los cinco elementos.

Comenzando alrededor del 200 a.C. y extendiéndose hasta alrededor del 500 d.C., las técnicas de meditación del budismo y el yoga que se habían practicado en la India durante miles de años fueron llevadas a China e incorporadas por la cultura china.

El qi gong existente de esa época se fusionó con esas técnicas importadas y comenzó a practicarse a un nivel de funcionamiento interno más profundo y con fuertes objetivos espirituales.

Sin embargo, estas enseñanzas se mantuvieron durante siglos en secreto con fines religiosos y se transmitieron solo a unos pocos discípulos especialmente elegidos en cada generación. Durante cientos de años, rara vez fueron enseñados a los laicos.

El secreto en torno a las enseñanzas de qigong dio lugar a una gran cantidad de estilos diferentes. Muchos grupos familiares, grupos religiosos y de artes marciales, en diferentes regiones del enorme país, desarrollaron sus prácticas por separado, para sus propósitos particulares, y se transmitieron solo selectivamente dentro de su reducido círculo.

Algunos ejemplos de estilos distintos son el Tai Chi, Animal Frolics, Eight Pieces of Brocade, Swimming Dragon, Microcosmic Orbit y Six Syllable Secret.

Ciencia y qigong

El qigong es una práctica que implica generar energía a través de movimientos suaves y meditación, buscando a través de ellos unificar mente y cuerpo bajo el precepto de que al cultivar ambos se conduce a una mejora significativa y holística de la persona, tanto de su salud física como mental.

El materialismo científico impulsado por el comunismo a mediados del siglo XX intentó desprestigiar este tipo de arte básicamente por el prejuicio surgido del hecho de que el qigong esté relacionado con la religión, la espiritualidad y la creencia en Dios.

Pero cada vez son más los estudios científicos que han logrado demostrar los efectos positivos del qigong y la meditación, así como la existencia real de energías extraordinarias entre aquellos que lo practican.

En 1998 un nutrido grupo de académicos estadounidenses viajó a China para realizar un estudio sobre los maestros de qigong.

Según el estudio, se descubrió que los practicantes de Qigong analizados desarrollaban fuertes ráfagas de ondas de luz infrasónicas que eran de 100 a 1000 veces más potentes que las producidas por una persona promedio. Luego de unas pocas semanas de entrenamiento, incluso aquellos que eran nuevos en la práctica vieron quintuplicada su producción de energía infrarroja.

En el año 2004 el neurocientífico estadounidense Richard Davidson, publicó una investigación abalada por la Universidad de Stanford sobre la energía emitida por los monjes tibetanos.

Davidson analizó el cuerpo de monjes veteranos, cada uno con entre 15 y 40 años de práctica de meditación. Midió las ondas gamma emitidas por sus cerebros con pruebas de electroencefalograma (EEG) y escaneo cerebral. También se probó un grupo de control de 10 estudiantes sin experiencia previa en meditación después de una semana de entrenamiento.

Las ondas gamma se describen como “algunas de las ondas cerebrales eléctricas más importantes y de mayor frecuencia“. La producción de ondas gamma requiere que miles de células nerviosas actúen al unísono a velocidades extremadamente altas.

Davidson descubrió que algunos de los monjes producían una actividad de ondas gamma más poderosa y de mayor amplitud que cualquier otro caso documentado en la historia. El movimiento de las ondas también estuvo mucho mejor sincronizado que los voluntarios de prueba que no meditaban.

Otro importante experimento fue publicado por la Gaceta de la Universidad de Harvard en el año 2002. El investigador de Herbert Benson, profesor asociado de medicina de la Universidad de Harvard, estudió una técnica de meditación conocida como “g Tum-mo” durante 20 años y realizó un profundo estudio sobre estos monjes tibetanos del norte de la India que la practicaban.

Los monjes, apenas vestidos con sus típicas túnicas, fueron colocados en una habitación donde la temperatura era de 40 grados Fahrenheit (4 grados Celsius). Entraron en un estado de profunda meditación y cubrieron sus hombros con sábanas empapadas en agua fría.

Bajo estas condiciones, cualquier persona común y corriente se estremecería incontrolablemente y la caída de la temperatura corporal podría incluso provocar la muerte en pocos minutos.

Según el informe, los monjes permanecieron calientes e incluso secaron las sábanas con sus cuerpos. Una vez que las sábanas se secaron, se cubrieron con más sábanas frías y mojadas. Cada monje secó tres sabanas en el transcurso de varias horas.

El estudio concluye que los efectos de la meditación pueden provocar que los cuerpos emanen grandes cantidades de varios tipos de energía medibles. También son capaces de controlar el metabolismo y otros procesos corporales en apariencia involuntarios.

Energía y salud

En la antigua China la energía del qigong estaba directamente ligada a la medicina. De hecho, los médicos famosos también eran maestros de qigong y utilizaban estas técnicas como el tratamiento por excelencia, y si esa práctica no resultaba suficiente para restablecer el equilibrio del paciente, el médico prescribía una fórmula a base de hierbas y/o acupuntura. 

Los maestros avanzados a veces usaban el qi “emitido” como un fuerte impulso para el campo de energía del paciente. A lo largo de los años, el qigong médico se convirtió en la vanguardia, proporcionando un desarrollo constante y una mayor sistematización de los métodos de qigong.

Los médicos de la antigua China, a partir de una comprensión profunda de los principios del Cielo y la Tierra, el cuerpo físico y el espíritu, desarrollaron sistemas de conocimiento que permitieron consolidar procedimientos médicos que tenían una relación directa con el fluir del universo.

En este sentido, los médicos tradicionales tenían la capacidad de comprender la relación entre el movimiento del universo y sus ciclos, y la forma en que se armonizan el proceso metabólico y los estados de enfermedad del cuerpo humano.

Cuando las propiedades del qi no están equilibradas, la persona experimenta todo tipo de síntomas como resfríos, fiebre, temblores, dolores corporales, sudores nocturnos, elevada presión arterial, depresión, manías, agitación y ansiedad.

En estos casos, la función del médico es restaurar el flujo de qi con la aplicación de varias técnicas, incluyendo la aplicación de presión en la parte afectada, la inserción de agujas, succión o calentamiento de cientos de puntos específicos a lo largo de los meridianos, o bien determinados ejercicios de qigong que generan la recirculación de esta energía interna.

En caso de realizar tratamientos a tiempo y perseverar estos desequilibrios, los malestares pueden terminar en graves enfermedades como cáncer y tumores entre otras.

Estilos de qigong

Como se mencionó anteriormente existen cientos de estilos de chikung con miles de ejercicios diferentes. Encontrar una manera de agruparlos en grandes categorías puede ser un desafío casi imposible porque tienen tantas cosas que los diferencia, como que los asemejan. Incontables métodos de qigong que trascendieron de la antigua China se transmitieron de generación en generación hasta conocerse hoy en día.

Uno de los primeros estilos documentados es el llamado Wu Qin Xi(ejercicio de los cinco animales), el cual fue desarrollado por el medico Hua Tuo considerado el padre de la medicina tradicional China.

Hua Tuo observó los movimientos de los animales al crear estos ejercicios para promover la salud y la longevidad. Los ejercicios buscan imitar las cualidades de los distintos animales, tanto física como mentalmente. Los cinco animales son tigre, venado, oso, mono y pájaro.

A través de la respiración, los movimientos suaves, el equilibrio y la concentración al realizar estos ejercicios se busca lograr el equilibrio del qi y así obtener un cuerpo sano.

También existen otros métodos como el Zhan Zhuang Gong, que ofrecen ejercicios basados en posturas estáticas a través de las cuales se busca regular el cuerpo, la respiración y la mente hasta entrar en un estado de “equilibrio energético”.

Mas allá de sus diferencias, los diversos estilos de qigong tienen el objetivo común de equilibrar la energía vital del cuerpo, permitir su libre flujo y garantizar un organismo saludable y en armonía con el espíritu y el universo.

Pero existe un asunto muy importante que cabe destacar. El qigong en la cultura tradicional china no se trataba de simples juegos de movimientos los cuales al practicarlos funcionaban como garantía de buena salud.

El qigong en la antigua China, formaba parte de lo que se conocía como Xiulian (xiu=cultivarse y lian= refinar), donde refinar refiere a la práctica de ejercicios y cultivarse refiere a elevar el espíritu por medio del desapego a la vida mundana, a las cosas materiales y al esfuerzo constante por ser una mejor persona.

Hoy en día la enorme mayoría de los qigong que circulan por el mundo se limitan a la práctica de ejercicios, dejando de lado toda la cuestión espiritual, lo que termina siendo algo muy similar a un simple deporte que en la superficie puede mejorar las condiciones físicas, pero difícilmente llegue a generar un cuerpo libre de enfermedades.

Comunismo y qigong

Se produjo un gran cambio cultural después de la caída de la dinastía Ch’ing cuando los líderes comunistas de la Revolución Cultural intentaron modernizar la sociedad y reordenarla de acuerdo con sus principios. Prácticas antiguas como el taoísmo, el budismo y la medicina tradicional china fueron cuestionadas y devaluadas como arcaicas.

Todo lo que estuviera remotamente relacionado con la religión era políticamente tabú. Los practicantes de Qigong tenían cuidado de evitar el escrutinio del gobierno, porque cualquier persona involucrada en actividades prohibidas probablemente sería encarcelada. Por esta razón, el floreciente desarrollo del qigong se detuvo temporalmente.

Posteriormente los líderes revolucionarios comprendieron que occidente simpatizaba con determinadas cuestiones de la china tradicional como la medicina y, por lo tanto, bajo ese paraguas, el qigong se eliminó de la prohibición. 

Los maestros de qigong fueron puestos en libertad y, a menudo, las mismas autoridades que los habían encarcelado comenzaron a solicitar sus servicios. Algunos incluso ordenaron a conocidos maestros de qigong que vinieran y los curaran de sus dolencias, en lo que equivalía a algo así como un “arresto domiciliario”.

En este contexto el PCCh decidió promover comercialmente el qigong, las artes marciales y la medicina tradicional, pero solo desde su aspecto más básico de curar enfermedades y mejorar la salud, pero dejando de lado toda conexión con lo divino.

En 1985, el régimen comunista aprobó la formación de la Asociación de Ciencias de Qigong de China. Desde entonces, se han llevado a cabo cientos de estudios científicos controlados de qigong, todos los cuales muestran los beneficios positivos de la práctica. 

Con el auge del qigong surgieron incontables “maestros”, algunos de reconocimiento mundial, enseñando supuestas técnicas mágicas que en pocos días dicen eliminar enfermedades y dolencias. Gran parte de estos resultaron ser solo comerciantes corruptos que aprovecharon la corriente para generar negocios, pero nada tienen que ver con aquellos maestros que fueron censurados durante la Revolución Cultural y mucho menos con aquellos médicos virtuosos y monjes de la China tradicional.

Falun Dafa

En medio del auge del qigong que sucedió a la Revolución Cultural, surgió en China una disciplina conocida como Falun Dafa o Falun Gong.

Esta práctica milenaria se diferenció de los movimientos comerciales de qigong, y se posicionó como una disciplina ortodoxa que respeta las costumbres tradicionales buscando entrar en conexión con el cielo y la tierra.

A través de un juego de cinco ejercicios suaves de qigong y meditación, sumado a las escrituras esenciales de su maestro fundador, el Sr. Li Hong Shi, que enseñan a asimilarse a los principios de Verdad Benevolencia y Tolerancia, en pocos años logró atraer alrededor de 100 millones de practicantes en China.

Durante los años 90’ en los parques de las ciudades más importantes se podía ver a diario a los practicantes de Falun Dafa haciendo los ejercicios e invitando desinteresadamente a los transeúntes a sumarse a la práctica.

Pero el PCCh no pudo soportar que millones de ciudadanos chinos prioricen para sus vidas entrar en conexión con lo divino y dejen de lado los apegos mundanos. Así fue como decidió, sin argumento alguno, prohibir la disciplina y comenzar una brutal persecución que inició en el año 1999 y continúa hasta el día de hoy.

Denuncias efectuadas por diversas agrupaciones de derechos humanos presentan pruebas contundentes que indican que la persecución a los practicantes incluye desaparición de personas, encarcelamientos sin juicios previos, trabajo forzado, torturas físicas de todo tipo, asesinatos y extracción forzada de órganos a practicantes vivos para ser utilizados en una enorme red ilegal de trasplantes.

Sin embargo, Falun Dafa logró expandirse y hoy en día se pueden encontrar practicantes en casi todo el mundo, muchos de origen chino, exiliados o hijos de exiliados de la persecución, pero también se han sumado occidentales que incorporaron los principios fundamentales de la práctica de qigong buscando llevar una vida de desarrollo espiritual que trae aparejado un mejoramiento natural de su estado de salud y un cuerpo libre de enfermedades.

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