Por Oriana Rivas – Panampost.com

Si algo ha quedado claro en los últimos años es que las grandes empresas tecnológicas no están dispuestas a ceder el terreno de influencia que han ganado entre los usuarios y otras compañías. Ser casi imprescindibles para la vida diaria, con anuncios que se convirtieron en modificadores de conductas, ha servido para que sus fundadores ganen millones de dólares y, por ende, atraigan la atención de actores políticos.

Mark Zuckerberg es probablemente el más popular en este sentido, ya que de sus decisiones se han desprendido situaciones no menos que polémicas. Por ejemplo, cuando en octubre de 2021 trascendió en The Wall Street Journal que herramientas de Facebook (hoy Meta) perjudicaron el tráfico de medios conservadores, o cuando el New York Post reveló que Zuckerberg habría aportado 419,5 millones de dólares para presuntamente infiltrar activistas del Partido Demócrata en oficinas electorales en 2020.

El contexto sirve para destacar lo que ahora se dio a conocer. Según un nuevo artículo de The Washington Post, Facebook habría financiado artículos de opinión en portales informativos para criticar proyectos de ley antimonopolio que se están cocinando en el Congreso estadounidense. Se trata de la Ley de Innovación y Elección en Línea de los Estados Unidos y la Ley de Mercados Abiertos de Aplicaciones, presentadas por el Senado en marzo pasado. Ambas cuentan con el apoyo del Departamento de Justicia.

Las excusas de Facebook

Hace dos años el Gobierno de EE. UU. y de 48 estados y distritos presentaron una demanda antimonopolio contra Facebook. La misma se sustenta en las intenciones de esta red social por aplastar a los pequeños competidores. Para evitar que el comportamiento se mantuviera, el Congreso puso manos a la obra. Eso parece no haberle gustado a Zuckerberg a pesar de ser una iniciativa bipartidista.

La nueva información detalla que el puente para publicar los mencionados artículos de opinión habría sido American Edge, un grupo de defensa política fundado nada menos que por la compañía de Mark Zuckerberg. Los textos publicados en portales como Mississippi Business Diario «critican a los legisladores que buscan regular Internet por tener una ‘agenda equivocada’ o querer ‘quitar la tecnología que usamos todos los días’».

Otros anuncios aseguraban que Estados Unidos perdería poder tecnológico frente a China «si imponía restricciones antimonopolio a sus empresas más grandes». Es, en resumen, una nueva movida de fichas para evitar regulaciones en un presunto monopolio existente.

Adicionalmente, exfuncionarios de Seguridad Nacional enviaron una carta al Congreso pidiendo la revisión de ambos proyectos de ley “que podrían obstaculizar a las empresas tecnológicas clave de Estados Unidos en la lucha contra los riesgos cibernéticos y de seguridad nacional”. Dos de esas personas forman parte de American Edge, pero no mencionaron el nexo.

Detrás de la estrategia de American Edge

No solo fueron artículos de opinión. American Edge habría puesto en marcha toda una campaña «encargando estudios y colaborando con una sorprendente variedad de socios», según el portal que reveló la información.

Ahora hay que destacar que financiar opiniones políticas favorables es una práctica extendida en el mundo empresarial. Sin embargo, Facebook tiene una especial necesidad porque dado su historial, la imagen de la compañía no está pasando por su mejor momento. Incluso el rimbombante anuncio de la creación de un metaverso fue criticado por la vulnerabilidad a la que estarán expuestos los usuarios. Entonces, qué mejor manera que usar un grupo aparte para general opinión aparentemente independiente.

Pero lo cierto es que los planes de Facebook no solo se trazaron contra los nuevos proyectos de ley antimonopolio. El conglomerado de Zuckerberg «comenzó a elaborar un plan para American Edge antes de la temporada de elecciones presidenciales de 2020, anticipando que las Big Tech serían un objetivo en la campaña electoral».

Decidieron usar un grupo de expertos y una red de organizaciones asociadas «que pudieran enfatizar cómo el público, y las minorías particularmente vulnerables, podrían verse perjudicados por las leyes antimonopolio». Con ese supuesto valor de la red social incrustado en la mente del público objetivo, se allanaría el camino para defenderse de futuras regulaciones.

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