Traducido por el equipo de Sott.net
Sólo hay un puñado de periodistas occidentales sobre el terreno en el Donbass, mientras que la prensa occidental dominante está dando por buenas las noticias falsas sobre la crisis ucraniana utilizando las mismas plantillas que ya explotó en Irak, Libia y Siria, dice la periodista independiente holandesa Sonja van den Ende.
Sonja van den Ende, periodista independiente de Rotterdam (Países Bajos), se desplazó a las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk como reportera integrada en el ejército ruso para ver con sus propios ojos cómo se desarrolla la operación especial.
El sonido de los bombardeos y las explosiones no la asustan: se ha acostumbrado a ello. Hace siete años, van den Ende trabajó en Siria, meses antes de que los rusos intervinieran a petición del presidente sirio Bashar al-Assad y cambiaran las tornas. Los paralelismos entre la cobertura de la prensa occidental sobre el conflicto sirio y el ucraniano son sorprendentes, según ella.
“Mienten continuamente sobre todo para poner en práctica su propia agenda“, dice van den Ende. “Como en Siria, el presidente Assad era ‘el asesino’ y ahora el presidente Putin es ‘el carnicero’. Han utilizado este guión durante muchos años en Irak, Venezuela y [otros] países que no cumplen con su agenda; necesitan un “tipo” malo. Pero ellos (los medios de comunicación) ni siquiera están sobre el terreno, no pueden juzgar. Sólo hay un puñado de periodistas occidentales: Graham Philips, Patrick Lancaster, Anne-Laure Bonnel y yo“.
Sin embargo, este no es el único paralelismo, según la periodista holandesa. Van den Ende ha llamado la atención sobre los informes falsos y las operaciones de “falsa bandera” de Kiev, como el engaño de la Isla de la Serpiente, la exageración sobre el supuesto “ataque” de Rusia a la central nuclear de Zaporozhye, la historia ya desmentida del “ataque” de Rusia a un hospital de Mariupol, y la provocación más reciente de Bucha, por nombrar sólo algunas. Van den Ende dice que no se parece en nada a las falsas banderas de los yihadistas y a los “ataques con gas” escenificados por los Cascos Blancos. En concreto, recuerda la provocación química del 4 de abril de 2017 en Khan Sheikhun (Idlib), que fue desmentida por periodistas de investigación como el ganador del premio Pulitzer Seymour Hersh.
“Lo mismo ocurrió en Bucha”, dice la periodista holandesa. “Muchos testigos dicen que el ejército ruso se fue el 30 de marzo. Incluso los militares ucranianos que entraron el 1 de abril no informaron sobre cadáveres en las calles. Esto ocurrió el 3 de abril, según los medios de comunicación occidentales. Además, las pruebas dicen que los cuerpos tenían brazaletes blancos, el signo del ejército ruso, los soldados los llevan. ¿Así que los soldados están matando a los ucranianos rusos? De eso nada”.
El neonazismo ucraniano no es ningún mito
Van den Ende habló con muchos civiles ucranianos mientras viajaba por el Donbass. Según ella, casi todos condenaron al gobierno de Kiev por prohibir el idioma ruso y privarles de muchos derechos humanos culturales y domésticos.
“La mayoría de las personas con las que hablé estaban muy contentas de que la operación [especial rusa] haya comenzado”, afirma la periodista holandesa. “Por supuesto, nadie quiere la violencia y la guerra, pero llevan ya ocho años sufriendo la guerra, la carnicería y la destrucción por parte de las fuerzas ucranianas. Lo peor fueron los batallones nazis, que luchaban junto al ejército regular”.
El neonazismo ucraniano no es un mito, subraya van den Ende. Cuando visitó la ciudad portuaria ucraniana de Odesa en 2016 y 2017 se percató del sentimiento fascista que se extiende por la nación desde hace tiempo. En realidad, el nazismo ucraniano existe desde la Segunda Guerra Mundial, afirma la periodista holandesa.
Los sucesores ideológicos de Stepan Bandera, la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN), la 14ª División de Voluntarios de las SS “Galicia” y el Batallón Nachtigall pasaron a la clandestinidad durante el periodo soviético. Sin embargo, después de muchos años, estas fuerzas vuelven a estar vivas y Estados Unidos, el Reino Unido y la UE las utilizan para desestabilizar a Ucrania, afirma. Anteriormente, estos actores geopolíticos occidentales utilizaron a los islamistas para derrocar a Assad, añade la periodista.
Según van den Ende, después de llevar a cabo un golpe de estado en 2014 en Ucrania, la minoría de neonazis se hizo con el poder y ha estado aterrorizando principalmente a la parte oriental del país utilizando métodos muy crueles y al estilo nazi durante ocho años.
Sentirse por fin protegido
Occidente intenta continuamente culpar a Rusia de todos los daños infligidos a los pueblos y ciudades ucranianas. Sin embargo, testigos presenciales del este de Ucrania afirman que la mayor parte de la destrucción en las zonas civiles fue causada por el ejército ucraniano y las formaciones neonazis en retirada, incluidos los tristemente célebres Batallones Azov, según la periodista holandesa. Además de utilizar las instalaciones civiles como escudos, los militares ucranianos habrían bombardeado indiscriminadamente las posiciones que abandonaron y cedieron a las fuerzas rusas.
Para ilustrar su argumento, van den Ende describe el bombardeo de un hospital en Volnovakha, en la República Popular de Donetsk. El edificio no fue bombardeado desde el aire, sino atacado con granadas y cohetes, dice, citando a un residente de Volnovakha.
Occidente afirma que lo bombardearon los rusos, pero una señora me dijo que había trabajado allí toda su vida, y que los [militares] ucranianos -que estaban acuartelados en el hospital- bombardearon y destruyeron las instalaciones y su casa, que estaba al lado del hospital.
Según la periodista holandesa, los ucranianos del este son tratados muy bien por el ejército ruso y reciben regularmente ayuda humanitaria en la mayoría de las localidades. Es más, los lugareños dicen que por fin se sienten protegidos, añade.
Los encarnizados combates entre las fuerzas armadas ucranianas y los batallones neonazis, por un lado, y las milicias de la DPR y la LPR, respaldadas por Rusia, por otro, han dejado muchas casas en ruinas. Sin embargo, los habitantes de Donbass no se han rendido, destaca la periodista.
“Como dijo una mujer: ‘Somos fuertes, podemos reconstruirlo, para que nuestros hijos y nietos tengan paz'”, apunta van den Ende.
¿Está perdiendo Rusia una guerra de información?
Algunos observadores sugieren que Rusia está perdiendo la guerra de la información con Occidente. La maquinaria de los grandes medios de comunicación occidentales trabaja día y noche con el apoyo de las empresas dueñas de las Redes Sociales, mientras que la mayoría de los medios de comunicación rusos han sido censurados o silenciados por completo en los países occidentales.
“No, Rusia no está perdiendo completamente la guerra de la información”, argumenta van den Ende. “Creo que depende de nosotros, el puñado de occidentales, el despertar a la mayoría de los occidentales que siguen dormidos y son bombardeados con noticias falsas e historias inventadas cada día”.
Hay que tener en cuenta que este conflicto está siendo avivado por los políticos occidentales en primer lugar, dice la periodista holandesa. Según ella, Occidente hizo completamente lo mismo en Siria, pero ha perdido en gran medida esa guerra.
El mundo está cambiando y la clase dirigente occidental todavía tiene que reconciliarse con el orden mundial multipolar emergente, según van den Ende. Señala que el presidente ruso Vladimir Putin esbozó el inicio de este cambio en su discurso de Múnich de 2007.
Aunque en aquel momento se optó por ignorar sus palabras, cada vez es más evidente que el mundo unipolar ha desaparecido definitivamente, concluye la periodista.