Por Agustina Sucri – La Prensa

Knut Wittkowski, ex jefe del Departamento de Bioestadística, Epidemiología y Diseño de Investigación en la Universidad Rockefeller de Nueva York, detalla cómo los confinamientos y otras medidas de mitigación alteraron el curso que podría haber tenido la epidemia de SARS-CoV-2. La empresa que dirige desarrolló un suplemento nutricional que permite reducir las comorbilidades asociadas con mayor riesgo de muerte por coronavirus.

Frente a una nueva epidemia, los menos escuchados fueron… los epidemiólogos. ¿Insensato? Sin dudas. Pero eso es lo que sucedió, según corrobora en una entrevista con La Prensa Knut Wittkowski, ex jefe del Departamento de Bioestadística, Epidemiología y Diseño de Investigación en la Universidad Rockefeller, de Nueva York. Lo que unos pocos de ellos alcanzaron a decir sin ser escuchados -que había que favorecer la inmunidad de rebaño, proteger solo a los más vulnerables- habría evitado las sucesivas “olas” de contagio y ahorrado mucho sufrimiento. Pero, se sabe: si por algo será recordada la pandemia de coronavirus no es precisamente por la sensatez. Wittkowski viene a recordar lo que tanto se quiso ocultar: que si nada se hubiese hecho, todo habría quedado en una gripe fuerte; que la inmunidad natural es mejor que la inmunidad inducida; que las vacunas contra los virus respiratorios son notablemente inefectivas y que lo peor que se puede hacer es vacunar a los niños. A continuación, los tramos salientes del diálogo:

– ¿Cuán pronto advirtió que las medidas de confinamiento eran un grave error?

– Sabíamos eso desde el principio. A fines de marzo de 2020 publiqué que los confinamientos están teniendo grandes efectos colaterales y solo están justificados si hay un riesgo inminente de colapso de todo el sistema de salud. Pero ya en abril de 2020 se sabía, al menos en Estados Unidos, que eso nunca ocurriría. De modo que la justificación original para los confinamientos no existía más. Y, por lo tanto, ya no eran necesarios.

– ¿Los confinamientos llevaron a “prolongar la agonía”?

– Lo único que termina las epidemias de enfermedades por virus respiratorios es la inmunidad de rebaño. Así que tenemos que dejar que la naturaleza siga su curso. Y lo que necesitamos hacer durante ese tiempo -que habitualmente es de cuatro o seis semanas- es proteger a los vulnerables que son más propensos a morir. Eso minimiza el número de muertes, que es el objetivo principal. Además, los vulnerables deben usar barbijo, aislarse y cumplir las medidas de mitigación para asegurarse de que no se infectarán mientras el virus se propaga entre todos los demás. Pero si todos los demás hacen exactamente lo mismo, si todos usan barbijos y se aíslan, los vulnerables dejan de tener ventaja, va a significar que el virus se propague entre todas las personas al mismo ritmo, muchos más de los vulnerables se infectarán y tendremos muchas más muertes. Por lo tanto, los confinamientos universales para la mitigación aumentan dramáticamente el número de muertes. Ese es uno de los efectos negativos. El otro efecto negativo es que al “aplanar la curva”, como se le llamó originalmente, se prolonga el tiempo en que se propaga el virus y cuanto más tiempo perdura el virus, más alto el riesgo de que el virus experimente sucesivas y diversas mutaciones. De modo que si estamos aplanando la curva, estamos aumentando el riesgo de incubar nuevos virus y eso da lugar a una ola tras  otra, como lo hemos visto. El hecho de que tengamos varias olas, en lugar de una sola a comienzos de 2020, es una consecuencia directa de los confinamientos. Sin confinamientos, hubiera habido una sola ola.

– ¿Por qué nadie ha escuchado a los expertos que, como usted, advirtieron sobre esto tempranamente?

– Muy pocos epidemiólogos fueron escuchados. En Estados Unidos teníamos un equipo de cuatro personas, uno era un cirujano de cerebro y los otros eran vacunólogos del VIH. Estaban estudiando la interacción entre el virus y la célula huésped y cómo se puede interferir con una vacuna. No había ni un solo teórico de la epidemiología que estuviera estudiando qué tipo de intervenciones son las más efectivas contra una epidemia.

– ¿Es posible que durante dos años haya desaparecido la gripe?

– Es difícil de decir. Lo más probable es que muchas personas estuvieron infectadas con la gripe y fueron categorizadas como un caso potencial de covid debido a que los síntomas son tan similares. Si nos basamos en los síntomas, no se puede realmente distinguir qué es.  También puede ser que alguien con influenza haya tenido una coinfección con covid, con el virus asentado en la nariz, y por eso resultado positivo en el test. Hay muchas maneras de explicar eso. También puede deberse a que es difícil que dos virus diferentes infecten la misma célula. Realmente no sabemos los detalles, tenemos que esperar a que se hagan los estudios para saber qué es lo que realmente sucede en la interacción de dos epidemias.

 – ¿A qué atribuye todas las mentiras y malas medidas implementadas durante esta pandemia?

– Un factor ha sido el miedo. El miedo es probablemente la peor motivación para cualquier cosa. Si las personas tienen miedo, cometen los mayores sinsentidos. Por lo tanto, el miedo y la ausencia de información calificada de teóricos de la epidemiología, definitivamente contribuyeron. También puede haber ocurrido que todos estuvieron sorprendidos a comienzos de marzo de 2020 cuando la gente en Italia no se rebeló.  Y, debido a que no se rebelaron, los políticos ahora tenían una nueva herramienta que los ayudaba a sacar ventaja de cualquier desastre que haya. Está la vieja ley para los políticos que dice “nunca permitas que un desastre quede sin aprovechar”.

– De modo que usted no cree que haya existido un plan.

– No. No existe evidencia de que esto sea otra cosa más que una de las muchas otras epidemias de coronavirus que hemos tenido en los últimos 100 años. La única diferencia es que esta vez el virus fue secuenciado muy tempranamente, así que supimos desde el principio que no era influenza, que es un coronavirus.

– Algunos especialistas estaban sorprendidos por el tipo de daño que causa este virus, que es muy diferente al de otros virus: los coágulos, la inflamación…

– Puede ser un poco más severo. Yo lo tuve, fue un inconveniente. Pero nada fuera de lo común. Y eso es lo que la mayoría de las personas han experimentado. La mayoría de las personas no tiene síntomas siquiera. Muchas personas tienen síntomas leves, algunas tienen síntomas malos. Si nada se hubiese hecho, hubiera sido una gripe fuerte, pero nada más. Aquí en los Estados Unidos pudimos haber tenido 100.000 muertes, una cifra un poco más elevada que el límite superior más alto de 65.000 muertes. Hubiera sido una gripe severa, nada fuera de lo ordinario.

– ¿Qué clase de prevención sería útil ante un virus como el SARS-CoV-2?

– Las vacunas para enfermedades por virus respiratorios son notoriamente inefectivas. Cada año probamos una nueva vacuna contra la gripe y las personas aún la contraen. Una de las razones es que estos virus mutan tan rápido que es difícil dar con el tipo adecuado de vacuna. Esto no es como la viruela, que no mutó. La viruela ha permanecido igual por décadas y la misma vacuna puede utilizarse durante décadas. Estos virus de enfermedades respiratorias mutan luego de un par de meses, tenemos una nueva variante y la vacuna antigua no funciona más. Puede haber alguna inmunidad cruzada pero estas enfermedades no son conocidas por responder demasiado bien a las vacunas.

Así es que la inmunidad natural es mejor, en especial en términos de inmunidad cruzada, que la inmunidad inducida por la vacuna. La vacuna es realmente contraproducente si estás vacunando niños, porque ésta no es una vacuna de por vida, como la de la polio oral. Si uno vacuna con la de polio oral, el niño propaga la vacuna y de este modo otros niños también son vacunados indirectamente y eso ayuda un montón. Con las vacunas de virus ARNm, no se propagan. Por lo tanto, si uno vacuna a un niño, ese niño no tiene chance de infectar a otro niño, entonces la propagación entre los niños se hace más lenta y lleva más tiempo que la epidemia llegue al punto de inmunidad de rebaño entre los niños. Luego el virus tiene una probabilidad más alta de hacerse resistente. Así que vacunar a los niños, en este caso, es malo.

Además, con excepción de la hepatitis C, no tenemos buenos tratamientos para ninguna enfermedad viral. Si uno tiene un resfrío o una gripe, toma un medicamento y la enfermedad dura 7 días.  Y si no lo trata, dura una semana. Eso es lo normal.

No podemos tratar enfermedades virales, con algunas pocas excepciones. Así que tenemos que arrancar por otro lado. Sabemos, desde marzo de 2020, que las personas que murieron por covid presentaban diversas comorbilidades y tienden a ser mayores. Si hacemos algo contra las comorbilidades, que son la obesidad, la diabetes tipo 2, la ateroesclerosis, es decir el síndrome metabólico, también estamos reduciendo las muertes.

– ¿Cómo se pueden combatir esas comorbilidades?

– Hay dos intervenciones conocidas que hacen exactamente eso: la alfa-ciclodextrina (aCD) y el ácido cáprico (C10). Ambos son componentes de los alimentos cotidianos y ambos han demostrado tener efectos contra las afecciones cardiometabólicas en más de 25 ensayos clínicos.

El aCD es un producto bacterial que solubiliza las grasas y las hace más apetecibles. Y el C10 es un producto de la leche, incluyendo la leche materna, y del aceite de coco. Como hemos demostrado, actúan de forma sinérgica cuando se toman juntos y, aún más, cuando se formulan para que se adhieran entre sí hasta llegar a la pared intestinal.

Mientras viaja por el tracto intestinal, el aCD emulsiona el C10 para hacerlo más biológicamente activo y, cuando llegan a la pared intestinal, el C10 permite que el aCD se absorba (como cuando se toma con productos lácteos, que contienen C10) y ejerza todo su efecto en la circulación.

Es decir que, si uno come la combinación correcta de alimentos, podría obtener un beneficio de eso. Uno de ellos sería la leche. Pero para poder obtener la cantidad necesaria de ácido cáprico se debe tomar alrededor de un litro y medio de leche por día. Y muchas personas no pueden tomar tanta leche. Entonces para obtener la cantidad adecuada las personas deberían tomar suplementos de aCD, que está aprobado como suplemento en la mayoría de los países o como un alimento y el C10 que es parte de muchos alimentos. Tienen una función muy específica.

Cuando las personas tienen comorbilidades menos graves, tienen menos problemas para curar la herida creada cuando el sistema inmunitario tiene los anticuerpos listos para dirigir las células T asesinas contra todas las células infectadas. Sin embargo, cuando la curación se ve afectada (por ejemplo, por la diabetes), las personas mueren a causa de esta herida. Por lo tanto, si reducimos las comorbilidades, evitamos las muertes. Esto es lo que se supone que hacen las vacunas para variantes específicas, pero la combinación aCD/C10 lo hace para todas las variantes posibles e incluso para la gripe, el rinovirus y otros virus.

Si todo el mundo tiene la oportunidad de prevenir las formas más graves de covid para cualquier variante, ya no necesitamos confinamientos ni otras medidas de mitigación y podemos volver a la “antigua normalidad”.  

Así es que hemos creado en ASDERA, mi compañía, un compuesto que comprende las dos, C10 y aCD y que se mantienen juntas como imanes, no forman una molécula nueva. Esto abre temporariamente la unión estrecha -el hueco- alrededor de esa célula en particular. Y luego la aCD puede ser absorbida también y actuar recolectando fosfolípidos, lo cual tiene ciertos beneficios para la salud como reducir la endocitosis, aumentando la capacidad lisosómica y la autofagia.

Es decir que tenemos una manera de mejorar naturalmente la resiliencia ante los virus. El C10 ya se utiliza rutinariamente en cerdos mezclado con su alimento para prevenir que contraigan una infección por coronavirus. Los cerdos y los humanos son muy similares. Ya sabemos por los cerdos que el C10 funciona contra los coronavirus y sabemos por otros estudios que el aCD reduce la endocitosis (la toma de cosas hacia adentro de las células). Esto es lo que los virus deben utilizar para poder ingresar a las células y replicarse. Si uno reduce un poco la endocitosis, como ocurre también al ayunar, permitiría que más personas se beneficien de una reducción de su síndrome metabólico al tomar aCD y C10. Eso sería muy seguro. La combinación en Estados Unidos es GRAS (generalmente reconocida como seguro). Ya lo tenemos en los alimentos y nos queremos asegurar de maximizar el beneficio mediante este compuesto para que todos los obtengan. Con este compuesto, se reduce la severidad de las comorbilidades.

Lo que debemos recordar es que no estamos muriendo por el virus. Este virus puede ser un poco diferente, pero podemos sobrevivir a las infecciones virales muy bien. Sin embargo, luego del periodo de incubación de cinco días, cuando el sistema inmune tiene los anticuerpos para marcar todas las células infectadas, entonces las células T asesinas pueden destruir todas las células infectadas. Si muchas células se han infectado, las células T asesinas crean una gran herida en nuestro cuerpo. Y si en cambio estamos saludables, sobrevivimos a esa herida. Pero la obesidad, diabetes tipo 2, ateroesclerosis, son condiciones que interfieren con la curación de las heridas. Si la curación de la herida está impedida, morimos por la acción del sistema inmune. Por eso es tan importante reducir eso.

Eso es lo que se trata de hacer al darle corticoesteroides a los infectados con covid. El corticoesteroide enlentece la reacción del sistema inmune. Y con esta intervención nutricional, logramos lo mismo, pero es tan seguro que cuando uno escucha que viene una nueva ola puede empezar a tomarlo o comenzar un poco antes y asegurarse de que su salud ha mejorado y que puede luchar contra cualquier forma de enfermedad viral, sea covid, gripe, rinovirus… frente a cualquiera de esos podría beneficiarse de tener preparado el sistema inmune para lidiar más eficientemente con dicha infección.

– ¿En qué etapa se encuentra su producto ahora?

– Es un producto nutricional. Estoy buscando que una compañía lo lance al mercado. Si uno lo hace para un jugo de vegetales o un cereal, o como barra nutritiva, todas estas formulaciones están mencionadas en la ley GRAS 155. En Estados Unidos se puede sacar al mercado en días o quizás dos semanas porque no hay que esperar para una aprobación de la FDA, si se utiliza exactamente de la forma en que lo ha aprobado la FDA. Ya existen todos los estudios clínicos demostrando el efecto.

– ¿Qué opina sobre la censura y las críticas de las que expertos como usted han sido víctimas durante esta pandemia por no adherir al discurso oficial?

– Tenemos esta cultura de la cancelación y como habrá oído, soy una persona sobre la que se ha especulado mucho, diciendo que propago las teorías más absurdas y por lo tanto he sido censurado en Youtube o en LinkedIn. Eso ahora sucede todo el tiempo.

– ¿Por qué?

– Los políticos han actuado muy tempranamente y han probado algo que nunca antes se había hecho: iniciaron los confinamientos como un gran experimento. En el verano (en Estados Unidos) de 2020 los políticos se dieron cuenta de que se habían equivocado, pero no quieren admitir que cometieron una equivocación que causó la muerte de muchas personas. Así que debían continuar con estos confinamientos hasta que hubiera una vacuna y hasta ese momento deberíamos usar barbijos y hacer otras cosas. Nada de esto tiene sentido. Y luego una vez que tuvimos las vacunas -al menos en Estados Unidos- uno de los principales arquitectos de esa estrategia, Anthony Fauci, salió con la idea de que ahora debíamos usar doble barbijo. Así que también fue muy claro tempranamente que las vacunas no serían la bala de plata que los políticos estuvieron esperando. Ahora vemos que no es la bala de plata porque las vacunas están perdiendo su efectividad, y eso ahora es ampliamente aceptado.

Los virus respiratorios mutan más rápido de lo que pueden desarrollarse nuevas vacunas. Y la idea de que de repente podemos encontrar una vacuna -que por naturaleza es muy específica- que cubra todo tipo de virus, no es fácil de creer.

– ¿Cuál es su pronóstico sobre el curso que seguirá este virus?

– Mientras existan estas medidas de mitigación en cualquier lugar del mundo, nuevas variantes emergerán en ese lugar del mundo y luego se propagarán y “todos podemos beneficiarnos de eso” (estoy siendo sarcástico). Las estrategias de mitigación tienen que terminar en todo el mundo. Luego podremos volver a la normalidad. Habrá una nueva ola y esa ola será de corta vida, desarrollaremos inmunidad de rebaño y luego terminará. Tenemos que llegar a ese punto.

¿Podría ser que este virus se escapó de un laboratorio que lo estaba estudiando? Quizás. Pero no significa que fue específicamente diseñado para nada. Sabemos que todos los virus de la gripe -influenza y corona-se originaron en China, probablemente en mercados de animales vivos, donde se derrama mucha sangre… Los tenemos cada año y tenemos muchas epidemias de infecciones por coronavirus que se han propagado anteriormente. Lo sabemos porque tenemos ciertos resfríos que son por coronavirus desde hace muchos cientos de años, que se han adaptado y coexistido con los seres humanos, causando solamente un resfrío leve.

Ya hemos alcanzado la inmunidad de rebaño varias veces. La primera vez que lo vimos fue en el noroeste de Estados Unidos, entre fines de abril y comienzos de mayo de 2020. El número de infecciones allí bajaron antes de que los confinamientos comenzaran. Esto fue inmunidad de rebaño. El New York Times reportó que en algunos lugares de Nueva York el 65% de las personas tenía anticuerpos, lo que significaba que eran inmunes. Así que hemos tenido inmunidad de rebaño contra esa cepa. Pero si hay una nueva cepa, que evolucionó para ser resistente a la inmunidad de rebaño que se logró anteriormente, entonces se tiene una nueva epidemia y se necesita una nueva inmunidad de rebaño.

– ¿Quienes ya sufrieron covid están protegidos en algún punto contra esas nuevas variantes?

– Sí. La inmunidad natural es contra distintos epítopos en la superficie del virus y hay buenas chances de que se tenga una inmunidad cruzada frente a las nuevas variantes. 

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