Fuente: Derecha Diario.

Donald Trump presentó una demanda judicial este jueves contra Hillary Clinton y varios funcionarios demócratas que trabajaban para ella en la campaña del 2016, alegando que lo espiaron durante las elecciones de ese año.

La demanda viene unas semanas luego de que el fiscal especial John Durham presentara ante la Justicia una explosiva investigación sobre cómo el equipo de la demócrata manipuló al FBI para que habilitara escuchas a Trump, sus asesores y sus familiares en septiembre del 2016.

Actuando de manera concertada, los demandados conspiraron maliciosamente para tejer una narrativa falsa de que su oponente republicano, Donald J. Trump, estaba en connivencia con una soberanía extranjera hostil”, alegó el ex presidente en la demanda, que tiene 108 páginas y fue presentada en un tribunal federal de Florida.

La presentación alega “extorsión” y una “conspiración para cometer falsedad perjudicial“, entre otras afirmaciones, y busca daños compensatorios y punitivos

Trump dice que se vio “obligado a incurrir en gastos por un monto que se determinará en el juicio, pero que se sabe que superan los US$ 24.000.000 de dólares y continúan acumulándose, en forma de costos de defensa, honorarios legales y gastos relacionados“.

Luego de que Obama designara al fiscal especial Robert Muller para que investigara un posible vínculo del entonces candidato presidencial del Partido Republicano con la inteligencia rusa, que concluyó que no hubo interferencia extranjera, Trump en 2019 volvió a abrir el caso para investigar de dónde había salido la evidencia que justificó la designación de Muller.

Para esa tarea designó a John Durham como fiscal especial del Departamento de Justicia, un cargo que mantiene hasta el día de hoy, sobreviviendo varios intentos de Biden de removerlo del cargo.

Según relata Durham en su moción presentada el 11 de febrero, el abogado de la campaña de Clinton, Michael Sussmann, se reunió dos meses antes de las elecciones presidenciales con el entonces abogado general del FBI, James Baker, y le mostró “datos falsos” y “libros blancos manipulados” que supuestamente demostraban un canal de comunicación encubierto entre la Organización Trump y el ruso Alfa Bank, que tiene vínculos con el Kremlin.

En esa reunión, le aseguró a Baker que no estaba trabajando para ningún cliente, lo cual supuso una declaración falsa a un agente federal, un delito federal con varios años de prisión. Este fue el puntapié inicial para la investigación de Durham.

Como explica en la sección titulada “Antecedentes fácticos” de su informe, Sussmann había forjado la evidencia que le mostró a Baker con la ayuda de una empresa de tecnología cuyo nombre no es revelado pero se la denomina con el pseudónimo “Tech Executive-1“.

Esta empresa recibió dinero para hackear los servidores de la Torre Trump en Nueva York, e implantar un canal de comunicación falso entre la Organización Trump y Alfa Bank. Baker, sin saber que esta información era falsa, la procesó como evidencia y la elevó a James Comey, por entonces director del FBI y socio de Obama, quien inmediatamente ordenó que se abra una investigación de la campaña de Trump.

Jeff Grell, un abogado que se especializa en casos de crimen organizado, dijo que Trump puede haber esperado demasiado para presentar sus reclamos de crimen organizado. Las demandas por crimen organizado civil se rigen por un estatuto de limitaciones de cuatro años, dijo Grell, pero generalmente hay una gran disputa sobre cuándo comienza a correr ese período de cuatro años.

Esto es importante porque la evidencia de que hubo espionaje ilegal de su campaña se confirmó recién ahora con la presentación de Durham, aunque el hecho haya ocurrido ya hace 6 años.

Los acusados ​​en la demanda de Trump incluyen a Christopher Steele, un ex oficial de inteligencia británico, que forjó un expediente y se lo distribuyó al FBI y a diferentes medios de comuniación poco antes de las elecciones de noviembre del 2016, donde decía que Rusia tenía información vergonzosa sobre Trump y que así lo estaban manipulando.

Steele, luego confesó que el dossier era completamente falso y que lo redactó por pedido de la campaña de Hillary Clinton. Un Comité del Senado en 2020 probó que el FBI de Obama utilizó este documento para como una prueba más para abrir la investigación.

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