Por Nicolás Promanzio, para La Derecha Diario
Este sábado se inauguró la apertura de sesiones anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP), el Poder Legislativo nacional chino, en un momento de máxima tensión en el mundo.
Los ojos de Occidente estaban expectantes para ver las declaraciones de metas económicas del régimen, algo que solo se hace una vez por año en la apertura de sesiones, y el lenguaje para referirse a Taiwán, algo que siempre marca el nivel de agresión que la China comunista tendrá sobre la legítima China a lo largo del año.
El primer ministro Li Keqiang dio un extenso discurso, con un particular diagnóstico desde la perspectiva comunista de la coyuntura mundial. Anticipando una recesión mundial, Keqiang aseguró que el Partido fija el crecimiento anual de la economía en torno al 5,5% para este año, el nivel de crecimiento más bajo desde 1976 (exceptuando el 2020 por la pandemia, donde solo crecieron un 2,3%). En 2021, por ejemplo, lo habían fijado al 6%, y terminaron superando las expectativas y llegando a un 8,1%.
Pero lo que sorprendió es que se anunció un fuerte incremento del gasto militar, un 7,1% más, el aumento más signficativo en décadas. Esto se debe a la escalada de tensiones militares en Europa y la incipiente guerra en Ucrania, algo que sin dudas genera un interés en China por no quedarse atrás en temas de Defensa.
La apertura de sesiones anual de la ANP reúne a los 2.980 delegados nacionales en el Gran Palacio del Pueblo para escuchar y aprobar, como siempre de manera unánime, el plan de gobierno que propone la alta dirigencia del Partido Comunista, y las leyes que considera claves para el año en curso.
Este año además se aprobó la reunión oficial más importante del país en un lustro: la tercera reelección del “presidente” Xi Jinping para otro mandato de 5 años, que se llevará a cabo sin oposición en el 20° Congreso del Partido Comunista Chino el próximo octubre.
El primer ministro comunista también dio su diagnóstico sobre una coyuntura global, que tildó de “volátil, difícil e incierta“, haciendo una mención indirecta al conflicto ruso-ucraniano, a los efectos de la “descontrolada” pandemia de coronavirus (que generaron ellos), la crisis interna en el sector inmobiliario y un estancamiento en el consumo.
“Un análisis exhaustivo de las dinámicas cambiantes en el terreno interno y en el exterior indican que este año nuestro país encontrará muchos más riesgos y desafíos, y debemos seguir trabajando para superarlos” expresó Li.
China se encuentra en una profunda crisis. A pesar de que el PBI del país no se contrae, ya que la naturaleza de la economía china supone que incluso en las peores recesiones, la producción de bienes y servicios siempre supera a la del año anterior, el sistema financiera del país está colapsado.
El Banco Popular de China (BPC) ha comenzado a recortar la tasa de interés, previendo que la crisis hipotecaria y la brutal caída de consumo puede llevar al país a una recesión. Con el aval del BPC, los gobiernos locales han acelerado el gasto en obra pública y están recortando impuestos.
Lo extraño es que esta política expansiva, de aumentar el gasto público y reducir la recaudación siempre genera más deuda, pero Keqiang aseguró que se prevé la reducción del déficit presupuestario total nacional de 3,2% a 2,8%. La inflación rondará el 3% y se intentará mantener la tasa de desempleo en 5,5%.
Para hacer frente a uno de los “grandes problemas de fondo de la economía nacional”, la baja natalidad que ha convertido a China en el país que más rápidamente envejece del mundo, ha anunciado deducciones en el impuesto sobre la renta de los gastos para la manutención de niños menores de tres años.
“En nuestro trabajo este año debemos hacer de la estabilidad económica nuestra gran prioridad, y buscar el progreso al tiempo que garantizamos la estabilidad” completó el funcionario comunista.
En cuanto al apartado de la Defensa, el Presupuesto dado a conocer este sábado reveló un incremento del 7,1% respecto al gasto militar del año pasado y quedando por encima de la estimación del crecimiento del PBI, un índice preocupante.
La partida tiene asignada un total de 230.000 millones de dólares colocando a China en segundo lugar mundial de gasto de Defensa, solo por detrás de los 740.000 millones de dólares que gastará Estados Unidos.
Li aseguró que “China acelerará el adiestramiento y preparación para el combate de sus tropas, la modernización de sus sistemas logísticos y de gestión, y la construcción de un sistema de gestión de equipos y armamento moderno. Continuaremos la reforma de la Defensa nacional y el Ejército, y aceleraremos las innovaciones en tecnología y ciencia militar”.
China también ha acelerado el desarrollo de armamento puntero como el sistema de misiles hipersónicos. Existen tanto misiles de planeo hipersónicos que permanecen dentro de la atmósfera de la Tierra como sistemas de Bombardeo de Órbita Fraccionada (FOBS) que vuelan en órbita baja antes de acelerar hacia un objetivo. Es posible que China haya logrado combinar los dos sistemas, disparando un misil hipersónico desde una nave espacial maniobrable de tipo FOBS, pero Feqiang no dio detalles sobre estas “nuevas tecnologías”.
El Partido Comunista mantiene varias disputas territoriales en sus inmediaciones con vecinos como Japón (islas Diaoyu/Senkaku), India (con cuyas tropas ha protagonizado varias escaramuzas fronterizas) o los países bañados por las aguas del Mar de China Meridional (Filipinas, Vietnam, Indonesia o Malasia), cuya soberanía reclama China casi en su totalidad.
Aun así, su principal prioridad sigue siendo la reunificación de Taiwán, la isla donde reside el legítimo gobierno de la República de China, expulsada de Beijing en 1949 durante el golpe de Estado comunista, que aún reclama como parte inalienable de su territorio.
Beijing no renuncia a la posibilidad de emplear la fuerza si hace falta, y en los últimos tiempos ha incrementado la presión en la zona con la realización de ejercicios militares e incursiones aéreas en las inmediaciones de su territorio.
El discurso en la ANP finalizó con una postura dura contra Taiwán, dejando abierta la puerta para una invasión a gran escala este año. “Combatiremos tanto las actividades secesionistas en pro de la ‘independencia de Taiwán’ como la intromisión de fuerzas extranjeras en este asunto. Debemos superar las dificultades y unir esfuerzos para hacer de la revitalización de nuestra nación una causa magna y gloriosa”, afirmó Li, un mensaje poco velado para el gobierno con sede en Taipei y para la Casa Blanca.