Por Mamela Fiallo Flor – La Gaceta de la Iberosfera
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, tiene el poder de defender la soberanía de la nación y no doblegarse ante la avanzada globalista sobre la región al poner un alto al intento de despenalizar el aborto en Ecuador. El mandatario anunció que cumplirá su palabra al vetarla.
«La postura del presidente se va a expresar como manda la Constitución a través del veto. Yo respeto la vida desde la concepción», exclamó Lasso luego del voto del poder legislativo a favor del aborto.
Luego del primer debate legislativo, el presidente Lasso ya anunció que vetaría el proyecto de ley, si se extralimitaba en el mandato de la Corte Constitucional. Tras la votación final lo ratificó.
Con 75 votos a favor, 41 en contra y 14 abstenciones el proyecto de ley para la despenalización del aborto en caso de violación fue aprobada en la Asamblea Nacional, por pedido de la Corte Constitucional.
Fue tan radical en su formulación original (que exigía poder abortar hasta el nacimiento de la criatura) que no fue posible aprobar el proyecto de ley sin modificaciones. Para poder llegar al pleno, la comisión de justicia bajo los “plazos”, las semanas de gestación, de 7 meses en el caso de una mujer adulta violada y 9 meses en el caso de una menor, a 20 y 22 semanas respectivamente.
Sin embargo, como ya es viable (puede nacer prematura) la criatura, todavía fue rechazada por la mayoría de los legisladores. Así que tras una jornada de negociaciones, fue posible lograr los votos necesarios bajando las semanas de gestación a 12 semanas en caso de violación a una mujer adulta y 18 semanas en menores edad y mujeres del área rural.
Las activistas feministas exclamaron en el primer debate (al igual que en las calles) que el Estado discrimina a las mujeres indígenas, negras y pobres, alegando que “más vale la calidad de vida que la vida misma”. De esa manera piden que el Estado financie, con los impuestos de los ciudadanos, poner fin a la vida de estos en el vientre materno.
Parten de una lógica materialista, sobre todo utilitarista, que adjudica valor a la vida de las personas de acuerdo a sus recursos. En lugar de apuntar a mejorar la calidad de vida de las personas, abogan por ponerle fin antes de nacer.
El presidente Lasso rechaza esa retórica, pues él mismo tuvo una infancia pobre. Como el menor de 11 hermanos, empezó a trabajar desde los 14 años y hoy es uno de los hombres más ricos del Ecuador. De manera que apunta a pregonar la movilidad social, la reducción de la pobreza, no de los pobres, como promueve la retórica pro aborto.
Además de sus convicciones personales, está el incumplimiento de lo solicitado por la corte. Como bien señaló la legisladora Ana Belén Cordero del partido de gobierno, quien es además vicepresidente de la comisión de fiscalización, el texto del informe de mayoría no cumple con lo solicitado por la Corte Constitucional.
Entre otras cosas, no exige denuncia contra el violador, de manera que no garantiza una reparación para la víctima sino que enfoca sus esfuerzos meramente en el aborto. Además, abre la vía para el aborto bajo cualquier circunstancia al no exigir una prueba que verdaderamente hubo una violación.
Como es usual, el lobby pro aborto aprovecha el lamentable caso de una violación para justificar el aborto bajo cualquier circunstancia, sin prueba, sin denuncia y sin siquiera un examen médico que garantiza la salud de la mujer contra la cual se llevará a cabo la práctica que pondrá fin a la vida del hijo que lleva en sus entrañas.
Esto va en contrasentido de lo que ha promovido el Gobierno de Guillermo Lasso. Por medio del Secretario Técnico de Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil, Erwin Ronquillo, anunció un programa para combatir la desnutrición infantil desde la concepción.
Y la más destacada en la defensa de la vida ha sido la primera dama de la nación, María del Lourdes Alcívar de Lasso, ha sido enérgica en su rechazo al aborto y defensa de la vida desde la concepción, sobre todo al resaltar el testimonio de Karina Etchepare, abogada argentina especializada en Derechos Humanos que fue concebida por violación y dijo ante la Asamblea Nacional que el contexto de la concepción no debería ser motivo de discriminación.
La abogada también estuvo en los alrededores de la Asamblea Nacional durante las manifestaciones a favor de la vida que discurrían mientras los legisladores votaban. Ahí escuchó cómo del otro lado las feministas proaborto proclamaban: “hay que matar al hijo del violador”. Frente a lo cual exclamó ante los medios presentes que el feminismo no defiende a mujeres como ella.
Dichos grupos también proclamaron “el aborto es ancestral, la culpa es colonial”, alegando que en el mundo prehispánico los padres mataban a sus hijos (a menudo en sacrificios a dioses paganos) y esto se detuvo con la evangelización que sucedió tras la conquista que trajo a la región un Dios que sacrificó a su único hijo por la humanidad.
Y paradójicamente llaman “retrógradas” a los provida que promueven el fin del sacrificio humano, mientras los proaborto instan por su restauración. De hecho, la noche anterior a la votación, las mismas feministas que acusan a los provida de ser “medievales”, a modo de insulto, llegó con antorchas e hizo brujería en el predio donde se llevó a cabo el plantón por la vida.
Cabe destacar que este antagonismo entre el legado indígena y español es instigado como parte de la retórica neomarxista que lleva su “lucha de clases” a todos los sectores de la sociedad para crear fragmentación social.
Pero lo cierto es que la conquista española fue posible gracias a las alianzas con los pueblos indígenas que se levantaron contra los imperios inca y azteca. En el caso de Ecuador, los cañaris del sur fueron los primeros en adoptar la fe católica y también en enfrentar a los incas. Lasso ha sido parte del discurso de reconciliación y de no renegar de la ascendencia española sino de reconocerla como tal.
Ahora el presidente Lasso tiene hasta alrededor del 18 de marzo para aprobar o vetar la resolución de la Asamblea Nacional y de esta manera conservar el respaldo a sus votantes sólidos, que lo apoyaron por sus convicciones o seguir en la línea que se denomina progresista y obedecer a la agenda globalista.