Por Andrés Vacca – BLes.com
Hong Kong es una antigua colonia británica declarada como territorio autónomo desde 1997, esta condición le ha permitido desarrollarse y convertirse en uno de los centros financieros más importantes del mundo. Pero el régimen comunista chino durante los últimos años ha dejado de respetar los acuerdos de “no intervención”, penetrando cada vez más en los asuntos políticos, económicos y sociales de la isla. Como resultado, Hong Kong, ha perdido su estatus de prestigio internacional y Occidente esta dejando de confiar en la ciudad como uno de sus aliados estratégicos en Asia.
Fueron muchos los ángulos desde donde el Partido Comunista Chino (PCCh) ha penetrado y tomado el control de Hong Kong, pero fue principalmente desde la imposición de la polémica Ley de Seguridad Nacional en junio de 2020 que el régimen logró oficializar su intervención en la ciudad.
Desde ese momento no se ha detenido en su intento por controlar y suprimir a la prensa independiente, la disidencia política y todos los aspectos que promueven la libertad y el rechazo a las políticas comunistas.
“Un País dos Sistemas”
Luego de varios años de negociaciones, en 1997 Gran Bretaña y el régimen chino lograron acordar el futuro de Hong Kong. Los británicos hicieron entrega de la próspera ciudad isleña al gobierno comunista bajo la “Declaración Sino-Británica”, basada en los principios de “un país, dos sistemas”.
Luego de 156 años de ser una colonia británica, Hong Kong pasó a formar parte de la órbita comunista china. Según el acuerdo, Beijing manejaría la defensa y los asuntos exteriores, pero el “pueblo de Hong Kong” manejaría sus asuntos internos con “un alto grado de autonomía” durante al menos cincuenta años más.
El acuerdo estipulaba que Hong Kong mantendría su sistema económico capitalista y su propia moneda, el dólar hongkonés. Lo mismo sucedería con su sistema legal, su sistema legislativo, los derechos humanos y las libertades que gozaban sus ciudadanos hasta el momento.
A pesar de las promesas efectuadas ante la comunidad internacional, desde el inicio del traspaso de poder hubo críticos que denunciaron que el PCCh incumplió constantemente los acuerdos explícitos e implícitos sobre cómo China gobernaría Hong Kong y qué derechos civiles disfrutaría su gente, establecidos en la “Declaración Sino-Británica”.
Con la llegada al poder de la directora ejecutiva Carrie Lam en el año 2017, las autoridades centrales del régimen chino han endurecido los controles drásticamente hasta lograr el status quo actual.
Como resultado, China ha logrado aplastar la disidencia política, erosionado el sistema legal heredado del common law y eliminando los derechos civiles adquiridos.
Las protestas contra el régimen y en reclamo de la independencia de Hong Kong fueron creciendo durante los últimos 20 años, llegando a generarse manifestaciones violentas, en su mayoría lideradas por jóvenes que se niegan a aceptar las reglas impuestas por la fuerza del PCCh.
Un Beijing intolerante reaccionó declarando que el problema de la ley y el orden en Hong Kong podría socavar la seguridad de toda la nación. Y con ese argumento impuso una serie de leyes drásticas que terminaron con cualquier esperanza de que un “alto grado” de autonomía pudiera durar hasta el objetivo de 2047.
Crecimiento y desarrollo de Hong Kong como potencia financiera mundial
Finalizada la segunda guerra mundial, Hong Kong se transformó en un nexo clave entre el régimen comunista chino y las principales economías de occidente. Esto permitió el desarrollo constante de la ciudad hasta convertirse en una verdadera potencia económica.
Mientras Hong Kong implementó un acelerado desarrollo a partir de la industria textil luego de 1950 basado en una economía de libre mercado, las potencias occidentales como Gran Bretaña y Estados Unidos, utilizaron la ciudad como nexo con el régimen comnuista chino, con quien desarrollaron profundos negocios a pesar de ser el gran enemigo político e ideológico junto con la Rusia comunista de ese entonces.
En 1997, Hong Kong ya no era simplemente un territorio con un elevado desarrollo de la industria textil. En pocas décadas se había transformado en uno de los principales centros comerciales, financieros y de negocios del mundo.
Aunque es relativamente pequeña en términos de población, alrededor de 7,39 millones de personas, un poco más pequeña que Suiza, y un área de 1095 kilómetros cuadrados, aproximadamente un tercio más grande que la ciudad de Nueva York, Hong Kong se había convertido en una potencia económica, con un PIB equivalente a 155.000 millones de dólares y activos bancarios valorados en más de un billón de dólares estadounidenses en 1996, según datos aportados por el Fondo Monetario Internacional.
Estos logros se llevaron a cabo dentro de un marco de políticas económicas de estabilidad y con la mínima intervención por parte del gobierno, donde las autoridades desempeñaron el papel clásico de proporcionar un marco legal y administrativo y parte de la infraestructura física, mientras que el sector privado decidió por sí mismo cómo asignar recursos siguiendo las señales claras de un mercado libre y transparente.
Protestas estudiantiles
Durante la década de los años 2000 y 2010, las protestas contra el avance del régimen comunista chino en la excolonia británica aumentaron y cada vez con más violencia. Pero no fue hasta la llegada de la directora ejecutiva Carrie Lam en 2017 que las protestas se hicieron realmente masivas y con alcance y apoyo internacional.
Los enfrentamientos entre la policía y los activistas se volvieron cada vez más violentos, con una policía represora disparando balas de plomo y los manifestantes atacando a los oficiales y lanzando cócteles molotov.
Los manifestantes reclamaban ante las polémicas leyes que intentaba imponer el régimen comunista a través de los gobernantes hongkoneses, para “legalizar” la intromisión del régimen en distintas cuestiones afectando las libertades de los ciudadanos, reportó en aquel momento la BBC.
Entre las legislaciones que intentaba imponer el régimen se destacaba la posibilidad de extraditar a China Continental a ciudadanos hongkoneses para enjuiciarlos allí. Lo cual fue interpretado por los opositores como un enorme riesgo de exponerlos a juicios injustos y trato violento, logrando que cientos de miles de personas salieran a las calles a protestar.
El 1 de octubre de 2019, mientras China celebraba los 70 años de gobierno del Partido Comunista, Hong Kong vivía uno de sus “días más violentos y caóticos” de la historia.
Mientras en China Continental, el PCCh intentaba imponer una imágen de unidad nacional con un desfile de más de 15 mil soldados y todo el aparato de propaganda estatal, los manifestantes en Hong Kong salieron a las calles a protestar contra el régimen y la policía respondió disparando balas de plomo.
El líder del régimen chino, Xi Jinping, advirtió contra el separatismo y dijo que cualquier intento de dividir a China terminaría en “cuerpos aplastados y huesos reducidos a polvo”.
Las protestas continuaron y llegaron a su punto máximo en las semanas previas al 20 de junio de 2020 cuando el régimen anunció la aprobación del polémico proyecto de ley de Seguridad Nacional, a través del cual el régimen comunista chino logró legalizar su intervención en una variada gama de asuntos internos de Hong Kong.
Ley de seguridad nacional
La legislatura del régimen chino aprobó en junio de 2020 la llamada “ley de seguridad nacional” para Hong Kong. La legislación permite al gobierno central de Beijing establecer una oficina de seguridad nacional en Hong Kong, cuya labor es confrontar la “subversión al poder estatal, el terrorismo, el separatismo y las conspiraciones con fuerzas extranjeras”.
El alcance de estas tareas resulta tan abstracto que finalmente son las autoridades quienes, de forma subjetiva, determinan a su antojo que implica incumplir con esos asuntos. Así es como han logrado durante los últimos meses posicionar a toda voz disidente en la ilegalidad, logrando silenciar a la oposición.
La medida logró hacer legal la intromisión del régimen comunista chino en los asuntos internos de la ciudad isleña, a fin de controlar bajo su órbita toda disidencia política que se geste en el territorio.
La ley limita severamente la libertad de expresión en Hong Kong, permite a las autoridades aprehender sospechosos en la ciudad y juzgarlos en China Continental, donde abundan las denuncias sobre la inexistencia de derechos mínimos de presos políticos y disidentes.
Además establece la creación de una especie de policía secreta, que actuaría directamente bajo las órdenes del PCCh, colocando al territorio bajo las mismas reglas autoritarias de China Continental.
El 30 de junio de 2020, salteando el Parlamento de Hong Kong, Beijing finalmente impuso la polémica ley cuyos 66 artículos se mantuvieron en secreto hasta después de su aprobación, reportó la BBC.
Desde aquel momento el poder del PCCh sobre la ciudad de Hong Kong prácticamente no tiene límites. Los delitos de “secesión, subversión, terrorismo y conspiración con fuerzas extranjeras” se castigan con una pena máxima de cadena perpetua, y la delicada interpretación de qué implica incumplir con estos asuntos está en manos de miembros del régimen chino.
Cabe destacar que la Ley de Seguridad Nacional está por sobre cualquier legislación de Hong Kong, por lo cual, no existe ninguna normativa local que pueda ser utilizada por los ciudadanos hongkoneses para evitar ser afectados por los abusos que impone el régimen chino.
“Está claro que la ley tendrá un impacto severo en la libertad de expresión, si no en la seguridad personal, de la gente de Hong Kong”, dijo a la BBC el profesor Johannes Chan, abogado de la Universidad de Hong Kong, antes de que la Ley sea aprobada.
“Efectivamente, están imponiendo el sistema penal de la República Popular China al sistema de derecho consuetudinario de Hong Kong, dejándoles total discreción para decidir quién debe caer en qué sistema”, agregó el profesor Chan.
Persecución a los medios de comunicación
Como era de esperar el régimen chino utilizó la Ley de Seguridad Nacional como herramienta legal para perseguir y eliminar por completo a los medios de comunicación opositores y a periodistas independientes que criticaban las políticas represivas del PCCh y sus cómplices dentro de Hong Kong.
El régimen comunista actuó sin descaro para eliminar por completo incluso a los principales medios de comunicación opositores.
Tal es el caso del medio anti comunista Apple Daily, cuyo fundador Jimmy Lai, un líder prodemocracia fue encarcelado junto a otros activistas de Derechos Humanos y directivos del periódico durante el año 2021.
La junta directiva del Apple Daily, tras las detenciones de varios de sus líderes incluido su fundador Jimmy Lai, el 24 de junio de 2021 anunció que dejaría de publicar tanto su edición impresa como la versión digital del periódico anti comunista, según un comunicado oficial de la compañía.
Durante los últimos 26 años, el medio hongkonés realizó desafiantes investigaciones sobre la influencia política de Beijing en la isla, que se tradujeron en fuertes editoriales a favor de las reformas democráticas en Hong Kong y denunciando las atrocidades y corrupción de los líderes del régimen comunista, lo que provocó la ira del PCCh.
Las autoridades del régimen argumentaron la persecución al medio Apple Daily, diciendo que fue provocada por artículos y columnas escritos durante el último año que supuestamente apoyan las sanciones internacionales contra China, lo cual, tras las nuevas legislaciones de Seguridad Nacional, es una opinión que se considera ilegal.
Previo a encarcelar a sus directivos, el régimen había logrado desmonetizar el periódico bloqueando sus cuentas bancarias y fuentes de financiamiento. Ante esta situación, los lectores intentaron apoyar donando dinero y comprando anuncios, reportó Daily Caller, pero la situación fue insostenible y finalmente decidieron cerrar la editorial.
En diciembre de 2021, otro de los pocos medios prodemocráticos que quedaban en funcionamiento, el Stand News, tuvo que cerrar sus puertas y cancelar sus publicaciones luego de que más de 200 policías allanaron sus oficinas, además de congelar sus activos y encarcelar a sus directivos por presuntos delitos de “publicación sediciosa”, reportó Reuters.
Apenas unas horas después del allanamiento, Stand News anunció que pondría fin a sus operaciones. Actualmente, el sitio web de la compañía es inaccesible y sus cuentas de Facebook, Instagram y Twitter han sido eliminadas. También se eliminaron todos los videos de su canal de YouTube.
Gran parte de la comunidad internacional reaccionó contra las medidas totalitarias del régimen, aunque poco pudieron hacer al respecto.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) dijo estar alarmada por el “cierre extremadamente rápido del espacio cívico y los medios para que la sociedad civil de Hong Kong hable y se exprese libremente”.
En este mismo sentido, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha solicitado a Beijing y al gobierno de Hong Kong que liberen de inmediato a los miembros del personal del medio arrestados durante los allanamientos.
En un comunicado oficial, Blinken dijo:
“Pedimos a las autoridades de la República Popular China y de Hong Kong que dejen de atacar a los medios libres e independientes de Hong Kong y que liberen de inmediato a los periodistas y ejecutivos de los medios que han sido detenidos y acusados injustamente”.
La censura del PCCh desde la imposición de la Ley de Seguridad Nacional ha crecido exponencialmente. Así como logró hacer cerrar a los periódicos pro democráticos más importantes, también ha logrado callar a la mayoría de periodistas independientes, influencers y profesionales que emitieron discursos críticos contra el régimen.
También reforzaron la censura de las producciones cinematográficas, restringiendo aún más las películas que se pueden distribuir y emitir en la ciudad, a través de una legislación que prohíbe la proyección de películas consideradas “contrarias a la seguridad nacional”, reportó AP News.
Elecciones fraudulentas
La llamada Ley Básica de Hong Kong, firmada en 1997 como parte del acuerdo Sino Británico, establece las garantías para que sus ciudadanos puedan gozar de elecciones libres y democráticas que permitan elegir a sus representantes políticos en el Parlamento.
Obviamente este punto tan delicado no se les podía pasar por alto a los líderes comunistas, quienes hicieron lo posible para eliminar todo tipo de garantías de una democracia transparente y próspera.
Así fue como a comienzos del año 2021, el parlamento chino votó abrumadoramente a favor de un polémico proyecto de ley destinado a aumentar el control de Beijing sobre el debilitado sistema electoral de Hong Kong. De este modo lograron que los opositores al régimen en Hong Kong y los sectores que abogan por la independencia del PCCh, se vean afectados y con restricciones absolutas para participar en política.
La reforma electoral redujo aún más la representación democrática en la excolonia británica e introdujo un mecanismo a través del cual el PCCh examina la “lealtad de los políticos” al régimen chino, buscando garantizar de este modo que sólo los llamados “patriotas” puedan gobernar Hong Kong, es decir que mediante la imposición de una ley se logró eliminar todo tipo de oposición al régimen comunista chino, reportó Fox News.
Hasta ese momento la mitad de los 70 escaños del Consejo Legislativo de Hong Kong, conocido como LegCo, eran elegidos directamente por los votantes. La otra mitad representa industrias, sindicatos y profesionales y está repleta de miembros a favor del régimen comunista.
A través de la reforma electoral, Beijing aumentó el tamaño de la legislatura a 90 escaños, agregando 20 que no son elegidos democráticamente, reduciendo de este modo la proporción de legisladores elegibles.
El domingo 19 de diciembre de 2021, Hong Kong celebró sus elecciones parlamentarias. Pero con los principales líderes opositores en prisión y la reforma electoral ya en vigencia los resultados fueron más que evidentes.
“Para el pueblo de Hong Kong no hay muchas opciones ahora que aceptar elecciones ilegítimas. El parlamento va a ser un sello de goma para Beijing y esta elección no tiene ningún elemento democrático”, dijo desde el exilio el ex legislador Ted Hui, reportó The Guardian.
Reflejo de una decepción generalizada y en rechazo absoluto a las medidas implementadas por el régimen durante los últimos meses, sólo un 30,2 por ciento del electorado se presentó a votar, poniendo de manifiesto el descreimiento de la población en los comicios organizados por el régimen comunista chino.
La participación en las recientes elecciones de Hong Kong fueron las más bajas de toda su historia desde que en 1997, reportó CNBC.
Éxodo como consecuencia de la opresión del PCCh
Hong Kong está experimentando un éxodo histórico de sus habitantes, las estadísticas públicas indicaron recientemente que su población ha disminuido en un 1,2% durante el año 2021. El control, la represión y la limitación de libertades que el régimen chino está imponiendo desde que decretó la Ley de Seguridad Nacional en el 2020, serían la principal causa del abandono masivo de sus habitantes.
Luego de muchos años en que Hong Kong logró un constante crecimiento y desarrollo económico, acompañado por un mejor bienestar de sus ciudadanos y un lógico aumento poblacional, ahora, la represión política ha provocado una fuerte caída poblacional debido a la emigración de miles de jóvenes y familias enteras, reportó el South China Morning Post (SCMP).
La población descendió hasta llegar a los 7,39 millones de personas, un 1,2% menos que la medición anterior. Este descenso es el mayor desde que la población local vio los primeros signos de una tendencia a la baja a mediados de 2020, en un 0,3% interanual.
Previo a estos descensos, al menos desde el año 2003 en adelante, la población de Hong Kong creció todos los años con una tasa que variaba entre el 0,2% y el 1,1%.
Expertos en demografía social, como Paul Yip Siu-fai, un reconocido catedrático de la Universidad de Hong Kong, calificó la tendencia de “alarmante” y dijo que parte de la disminución se debió a un fuerte aumento en la migración neta, además de una mínima tasa de natalidad.
El profesor Yip, advirtió sobre la problemática que podría generar en el corto plazo el éxodo masivo de capital humano que está padeciendo la gran ciudad de Hong Kong.
“Si vas al aeropuerto, verás que las familias jóvenes y de mediana edad se están mudando”, y agregó: “Cuando salen de Hong Kong, llevan sus habilidades y su capital fuera de Hong Kong…nuestro envejecimiento será más agudo que nunca”.
Países como Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos anunciaron nuevos caminos para facilitar la residencia de ciudadanos de Hong Kong que escapan del régimen comunista chino.
El Reino Unido introdujo un nuevo esquema de visas, a través del cual prometió un camino hacia la ciudadanía para hasta 3 millones de residentes de Hong Kong que posean o sean elegibles para un pasaporte de nacionalidad británica.
Conclusiones y perspectivas
El régimen comunista chino fue sumamente exitoso en su plan estratégico con Hong Kong. Durante los primeros años luego de pactar con Gran Bretaña para que cediera su antigua colonia, mantuvo cierta independencia en el territorio y lo aprovechó al máximo como nexo para penetrar en Occidente, lo que le permitió un enorme crecimiento y desarrollo económico.
Ahora que su economía ya ha logrado instalarse en el mundo entero, generando una dependencia absoluta en la cadena de suministros de gran parte de los países, el régimen no dudó en hacer todo para suprimir las disidencias políticas y sociales en todo su territorio, incluyendo Hong Kong.
Si bien hubo algunos intentos por parte de la comunidad internacional de condenar y rechazar el accionar del régimen comunista en Hong Kong, nada fue lo suficientemente contundente como para generar algún tipo de cambio.
Las perspectivas a futuro respecto a las libertades de los hongkoneses y al desarrollo de su sistema democrático no son optimistas para nada, pareciera que solo una acción conjunta y determinante liderada por las principales potencias occidentales podría llegar a presionar lo suficiente como para provocar algún cambio verdadero. Lamentablemente para el pueblo de Hong Kong, hasta el momento no pareciera estar gestándose un movimiento del estilo.