Por José Hermosa – BLes.com
Los minerales conocidos como tierras raras son insumos vitales en la producción de dispositivos electrónicos inteligentes, smartphones, microchips, turbinas eólicas, coches eléctricos y equipos militares, entre otros, cuya demanda se ha disparado en los últimos años y se proyecta mundialmente con un desarrollo aún mayor.
Si bien la participación del régimen comunista chino en la producción mundial de estos minerales esenciales fue casi exclusiva durante décadas, ahora desciende considerablemente dada la creciente integración de otros países a esta actividad. Así, tras producir el 86% mundial en 2014 bajó al 58,3% en el 2020, perdiendo el 20% de la importancia que ostentaba 7 años antes, lo que ha significado un duro golpe, de acuerdo con el informe del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) del año pasado.
Este descenso en el ranking mundial ocurrió a pesar de que en las últimas tres décadas China ha realizado grandes inversiones en instalaciones en las que se ejecuta la mayor parte del trabajo mundial de extracción y procesamiento de tierras raras. Más aún, el 23 de diciembre anunció la integración de tres mineras especializadas de propiedad estatal en una empresa que controlará casi el 70% de la producción de metales clave del país, según Asia Nikkei, en un intento por mantener el liderazgo en este campo.
Para los analistas, la importancia de contrarrestar el dominio global del régimen chino en la producción de tierras raras es apremiante, dadas las implicaciones geopolíticas que reviste. En este sentido se pronuncia el autor, Liam Gibson, al escribir: “Romper el control de China sobre las tierras raras debería ser una misión de AUKUS”. AUKUS, es una alianza estratégica militar entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia anunciada en septiembre y que se enfocaría en la región del Indo-Pacífico.
Y agregó: “La economía de las tierras raras significa que las empresas comerciales siempre serán derrotadas en el precio por las empresas respaldadas por el Estado, que existen no tanto por el beneficio como por la ganancia geopolítica de monopolizar un activo tan estratégico”, tal como lo mencionó en uno de sus artículos en el medio Nikkei Asia del mes pasado.
Asimismo, el presidente y director general de TechMet, Brian Menell, manifestó: “Para seguir siendo líder en las áreas de la energía y la automoción, Estados Unidos debe asegurarse un suministro adecuado de los metales necesarios para impulsar la revolución industrial del siglo XXI”.
También expresó: “Estados Unidos no puede permitirse ser un espectador en la transformación más importante del panorama industrial y tecnológico mundial desde la invención de la máquina de vapor”, citado por el autor Duggan Flanakin, en mayo.
En este contexto “Las tierras raras son uno de los puntos de estrangulamiento en la cadena de suministro mundial de productos de alta tecnología, lo que las convierte en un punto de vulnerabilidad para las cadenas de suministro de Estados Unidos, Japón y otros países”, de acuerdo con la autora Kristin Vekasi, de la Universidad de Maine.
Ahora, países como Estados Unidos, Australia y Myanmar (Birmania), entre otros, han aumentado la producción de estos minerales escasos en una proporción mucho mayor a la que ha crecido el procesamiento en China, llegando a aportar cerca del 40% del total mundial, según Statista.
De este modo, se limita la magnitud de la dependencia del sistema de gobierno chino para la obtención de estos materiales de gran importancia estratégica, necesarios en la producción de las industrias basadas en la tecnología.
Es de considerar que China importó de Myanmar 35.500 toneladas de tierras raras en el 2020, de acuerdo con el medio The Irrawaddy del 26 de abril de 2021, que cita datos oficiales suministrados por el portavoz chino Global Times.
Dado que el informe del USGS para el 2020 solo reporta 30.000 toneladas, sale a flote la incertidumbre con respecto a la cantidad de estos minerales escasos que se explotan ilegalmente. De acuerdo con ecologistas de Myanmar, desde la toma del poder por parte de la junta militar la minería irregular se ha disparado, llegando a contarse hasta “100 minas de tierras raras en los municipios de Pangwa y Chipwe controladas por la milicia y los inversores chinos”.
Visto desde otro ángulo, al observar los índices de crecimiento en la producción de tierras raras se destaca el esfuerzo de Estados Unidos que aumentó su producción en un 36% en el 2020 pasando a obtener 38.000 toneladas, mientras que en el 2019 extrajo 28.000. Por otro lado, como parte de su estrategia para disminuir la dependencia de China ya está instalando una planta para el procesamiento, lo que evitaría su envío hasta territorio chino en donde se procesaban antes en su totalidad.
Esta procesadora se ubica en Hondo, Texas, a unos 72 km al oeste de San Antonio, y es financiada con 30,4 millones de dólares por el Departamento de Defensa de Estados Unidos en una joint venture con la empresa australiana de tierras raras Lynas Rare Earths Ltd. Esta instalación, anunciada inicialmente en 2019 con inversores privados y aún en desarrollo podría ser un paso hacia una estrategia eficaz de gestión de riesgos.
La directora ejecutiva de Lynas, Amanda Lacaze, afirmó que la planta “garantizará que Estados Unidos tenga una fuente nacional segura de materiales de tierras raras ligeras separadas de alta calidad”. El año pasado, esta empresa y la texana Blue Line Corp, recibieron financiación para la producción de las llamadas tierras raras pesadas, utilizadas en armamento. El objetivo de Lynas es procesar un volumen de tierras raras equivalente al 25% de la demanda mundial cuando las instalaciones estén operativas.
Durante el mismo 2020 reportado por USGS, en Myanmar el incremento fue del 20%, siendo superado ampliamente por el de Madagascar que duplicó su producción. Estos índices contrastan significativamente con el aumento de la extracción en China que solo llegó al 6%, lo cual revela que mientras el resto de países disparó su producción este último se rezagó aún más, llegándose a un comportamiento del mercado más equilibrado para todos.
La alarma internacional con respecto al elevado riesgo de que el régimen chino pueda bloquear inesperadamente el desarrollo de los países que no se plieguen a sus exigencias, se disparó en el 2010, cuando el Partido Comunista de China (PCCh), según las reclamaciones, negó al Japón las exportaciones de tierras raras vitales para su producción industrial, obligándole a liberar al capitán de un barco chino, Zhan Qixiong, y a su tripulación, que colisionaron con dos barcos de la Guardia Costera japonesa el 7 de septiembre, acusados de hacerlo deliberadamente para evitar una inspección.
Este incidente hizo que las empresas privadas japonesas y el Estado nipón iniciaran estrategias de diversificación asertivas para aliviar el punto de estrangulamiento de la cadena de suministro de minerales críticos.
Efectos ambientales negativos
Para la extracción de tierras raras, el régimen chino adoptó una estrategia de bajas normas medioambientales, que junto a la escasa remuneración por mano de obra condujeron a precios internacionales exiguos, convirtiéndose en el mayor productor de tierras raras, no obstante, a largo plazo los costos ambientales han resultado exorbitantes.
Uno de los efectos perjudiciales que dificulta la extracción de las tierras raras, es la complejidad de los procesos químicos utilizados y los altos costos para depurar la contaminación ambiental causada por las aguas residuales tóxicas resultantes. El método tradicional de extracción de estos metales implica inyectar sulfato de amonio y cloruro de amonio en el suelo para ayudar a separar el mineral.
En un intento por disminuir parte del daño ambiental, el régimen chino comenzó a clausurar a los mineros ilegales en 2010, cuando el impacto medioambiental causado por la extracción de tierras raras ya había afectado extensiones de terreno tan amplias en la provincia de Jiangxi que eran visibles desde el espacio.
No obstante, “Miles de ríos han desaparecido, mientras que la industrialización y la contaminación han echado a perder gran parte del agua que queda. Según algunas estimaciones, entre el 80% y el 90% de las aguas subterráneas y la mitad de las aguas fluviales de China están demasiado sucias para beberlas; más de la mitad de las aguas subterráneas y una cuarta parte de las aguas fluviales ni siquiera pueden utilizarse para la industria o la agricultura”, describió Bloomberg, el 29 de diciembre.
Adicionalmente, la contaminación resultante de la extracción de tierras raras ha creado un suelo incapaz de sustentar los cultivos. Además de que los estragos dejados en las grandes extensiones explotadas pueden tardar entre 50 y 100 años en recuperarse, la contaminación de las minas existentes amenaza no solo a las áreas en las que se encuentran, sino a las principales ciudades que están aguas abajo, como Ganzhou, en el sur de la provincia de Jiangxi, con una población de más de 8 millones de personas.
Esta grave situación es reconocida por el PCCh al menos desde 2008, cuando el Consejo de Estado de China advirtió que los recursos hídricos de su país estarían básicamente agotados en 2030. “Teniendo plenamente en cuenta el ahorro de agua, en 2030 el uso de agua de nuestro país alcanzará o se acercará al volumen total de recursos hídricos explotables, y la situación de lucha contra la sequía será cada vez más grave”, afirmó la directiva emitida por ese organismo, de acuerdo con Reuters.
Características de las tierras raras
El grupo de las tierras raras está conformado por 17 elementos químicos que se utilizan en una amplia variedad de aplicaciones cuya demanda ha crecido desmesuradamente en tiempos recientes. Sus apariencias van desde el gris del hierro hacia la de metales lustrosos plateados. Asimismo, suelen ser blandos, maleables y dúctiles y en general reactivos, especialmente a temperaturas elevadas o cuando están finamente divididos. Aunque hay sustitutos estos son mucho menos efectivos.
“Las tierras raras son relativamente abundantes en la corteza terrestre, pero las concentraciones extraíbles son menos que en la mayoría de las demás materias primas minerales. En Norteamérica, los recursos medidos e indicados de tierras raras se han estimado en 2,7 millones de toneladas en Estados Unidos y en más de 15 millones de toneladas en Canadá”, manifiesta el USGS. Las reservas globales se calculan en 120 millones de toneladas.
Asimismo, tienden a estar dispersos y mezclados con otros elementos, lo que hace que su extracción y separación sean costosas, difíciles e impliquen grandes riesgos medioambientales. Se hallan en proporciones que varían entre 60 partes por millón y alrededor de 0,5 partes por millón. Entre los elementos que se clasifican en este grupo se hallan minerales como la bastnasita, la monacita y la loparita, además del escandio, el itrio y los lantánidos, tal como los designa el USGS.
Tan solo para tener una idea de las aplicaciones específicas de algunos de ellos, encontramos que el neodimio se usa en láseres y motores de coches eléctricos. El lantano, en objetivos de telescopios y cámaras, el praseodimio, en motores de aviones y el escandio, es utilizado en componentes aeroespaciales. El disprosio es utilizado en los reactores nucleares.
Igualmente, el disprosio puede ser cortado fácilmente con un cuchillo, además, es una fuente de energía entre los imanes y hace que los motores de los coches eléctricos sean considerablemente más ligeros. El Departamento de Energía de Estados Unidos lo catalogó como el elemento más crítico entre las tierras raras, advirtiendo que los cuellos de botella podrían afectar negativamente a la industria de las energías limpias.
Perspectivas
Si bien el régimen chino sigue siendo el mayor productor del mundo, el escenario que podría plantearse a partir de una eventual suspensión de sus exportaciones tiende a minimizarse y, aparentemente, ya no parece tan sombrío, dado el gran aumento de la oferta de tierras raras por parte de otros países. De hecho, el monopolio del PCCh se ha derrumbado.
Más aún, de acuerdo con los autores Michael Beckley y Hal Brands: “China lleva años experimentando una pronunciada desaceleración económica. Se enfrenta a inminentes retos políticos, sociales y demográficos”.
Y agregan: “Además, el Partido Comunista de China ha provocado una reacción estratégica no solo de Estados Unidos, sino también de las sociedades democráticas de todo el mundo. Pekín es una potencia revisionista cuya ventana estratégica ha empezado a abrirse, pero puede que no permanezca abierta por mucho tiempo”.
No obstante, el desafío persiste dado que, tal como lo describe The Wall Street Journal: “El gobierno chino ayudó a establecer cinco laboratorios nacionales de tierras raras bien financiados para 2021. China tiene más patentes de tecnologías para tierras raras que EE. UU. y el resto del mundo juntos”.
Además: “En 2020 China controlaba el 54% de la capacidad mundial de extracción de tierras raras y el 85% de la capacidad de refinado, siendo el único país que tiene una cadena industrial completa de tierras raras y prácticamente ha dominado ciertos segmentos de esta cadena. Más del 80% de las tierras raras de EE. UU. y el 95% de las de la UE se importan de China”.
Por otro lado, el mercado internacional se ha comportado de una manera excepcional dado que la demanda se ha desbordado superando a la oferta. Esta circunstancia podrías ser la causa por la cual el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información chino convocara el 26 de enero a delegados de la industria de materiales y de la fabricación.
No se dieron datos sobre la reunión, pero fuentes anónimas de Bloomberg indicaron que el objetivo era averiguar qué está pasando en un intento por mantener bajo control los precios de las tierras raras, luego de que estos se dispararan inusitadamente. Los precios, según un índice compuesto elaborado por la Asociación de la Industria China de Tierras Raras, han subido un 88% en el último año.
Por su parte, Bloomberg reportó: “La escasez de energía exacerbó las interrupciones y un amplio repunte de las materias primas ha aumentado los costes de producción. El aumento de los precios de las tierras raras está disparando los costes de los fabricantes, incluidos los de automóviles, mientras el país se enfrenta a la inflación más rápida en más de dos décadas”.