Fuente: Panam Post

El respaldo de Gabriel Boric al exguerrillero Gustavo Petro para la presidencia de Colombia tumba su fachada de moderado y expone su afinidad con el comunismo

La moderación del presidente izquierdista electo en Chile, Gabriel Boric, es una pantalla. Los mercados necesitan esta aparente moderación, de lo contrarían se desplomarían. Su coalición política también, pues no cuenta con mayoría en el Congreso. Pero puertas afuera muestra quién es el verdadero Boric. Le apuesta al comunismo puro de Gustavo Petro en Colombia, con quien espera trabajar “codo a codo”.

El respaldo para los comicios del próximo 29 de mayo al exguerrillero del M-19 –organización terrorista acusada de actuar en complicidad con el Cartel de Medellín en la toma del Palacio de Justicia hace dos décadas que dejó 90 muertos y 10 desaparecidos– representa un riesgo para el país que se juega la libertad este año.

Así lo advierte la senadora por el Centro Democrático, María Fernanda Cabal, quien desde su cuenta de Twitter recuerda que “cuando un tirano se sube jamás se va y menos cuando es narcisista”. Tiene razón. Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Daniel Ortega son los espejos de ello.

Petro representa para la nación neogranadina no solo la llegada del socialismo al poder sino el arribo a la Casa de Nariño de una “personalidad antidemocrática que demostró cuando fue alcalde de Bogotá”.

Pese a sus intentos de mostrarse como un líder moderado más cercano a los partidos socialistas europeos como el PSOE español, el SPD alemán, el PS francés o el Partido Laborista del Reino Unido, el modelo de Petro es más cercano a sus vecinos dictadores latinoamericanos. Su formar de gobernar la capital colombiano así lo demostró. También su simpatía por las dictaduras de Cuba y Venezuela.

Un eje trascendental

La evidencia no inquieta a Boric. Él espera la “consolidación” de Petro en Colombia. Lo reveló en entrevista con la BBC, en la que admitió que junto al abanderado de la coalición Pacto Histórico, el actual presidente de Bolivia, Luis Arce; y el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, prevé “armar un eje tremendamente interesante”.

Gustavo Petro tiene el mismo plan. Con aliados ideológicos de América Latina y el mundo creará un nuevo bloque que aleje la economía de los combustibles fósiles. Sería la «gran coalición de fuerzas que pudieran hablar mucho más fuerte en el contexto mundial de cara a la lucha contra el cambio climático, y de poder pasar en América Latina a economías descarbonizadas, productivas y basadas en el conocimiento».

No es cualquier cosa. La propuesta es un absoluto y rotundo cambio del modelo económico para aquellas naciones que se plieguen. Pero el desconocimiento está realmente de su lado. Como el profeta del desastre que ha demostrado ser, Petro pronóstico para este año una dramática caída de los precios del petróleo. La realidad es otra. El barril se ubica en torno a los 90 dólares.

Quizá este propósito justifica que Gabriel Boric rechazara la invitación del presidente Sebastián Piñera a viajar con él a Colombia para participar en las cumbres del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur) y la Alianza del Pacífico, que se celebrarán entre este 26 y 27 de enero, donde coincidirían con el presidente Iván Duque, la antítesis de Petro.

Sin credibilidad

Sobre las realidades de Nicaragua y Venezuela dominadas por el socialismo, Boric asegura que perdieron el rumbo en relación con sus proyectos de izquierda, demostrando ser verdaderos fracasos.

“En el caso de Nicaragua no logro encontrarle nada ahí, y en el caso de Venezuela, es una experiencia que más bien ha fracasado y la principal demostración de su fracaso son los seis millones de venezolanos en diáspora”.

Con ese discurso descarta alianzas con estos regímenes. Pero las dudas al respecto abundan cuando Doris González, quien se desempeñó como una de sus voceras de campaña, viajó hasta Caracas para abrazar en televisión a Nicolás Maduro, expresarle admiración por ser el “presidente de la patria grande” y vociferar que enfrentan el “tremendo desafío de acabar con la democracia burguesa que se impuso desde la dictadura”.

Además, Maduro fue uno de los primeros en felicitar a Gabriel Boric por su “su contundente victoria sobre el fascismo» en el balotaje, donde enfrentó al republicano, José Antonio Kast.

Su postura sobre Nicaragua también es rebatible cuando las organizaciones que lo llevaron al palacio de La Moneda, el Partido Comunista, Partido Igualdad, el Movimiento del Socialismo Allendista, la Izquierda Libertaria, Ukamau Chile y el Movimiento de Pobladores en Lucha, defienden el “carácter democrático” de la jornada comicial en la nación centroamericana, a pesar del “conflicto de intereses donde el gobierno norteamericano es contraparte”. Así, entonces, su narrativa pierde credibilidad.

Cómplice de Podemos

Del otro lado del Atlántico, el verdadero Gabriel Boric tiene «una complicidad clara con Podemos en España, que no tiene que ver con un tema de edad, tiene que ver con las convicciones que tenemos”.

La afinidad con la tolda morada es ideológica, dice Boric. Sin embargo, las prácticas de la organización fundada por el exvicpresidente segundo del gobierno español, Pablo Iglesias, son parte de múltiples investigaciones en la Audiencia Nacional de Madrid por presunto financiamiento irregular a través de valijas diplomáticas enviadas por el chavismo.

Incluso, los negocios del Podemos a través de su consultora Neurona tienen al partido en líos por el contrato de 20 millones de dólares —unos 16 millones de euros— que suscribió la agencia política de comunicaciones en Ecuador con el delfín de Rafael Correa, Andrés Arauz.

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