Por José Hermosa – BLes.com
Dave Bennett, de 57 años, residente del estado de Maryland, Estados Unidos, aceptó recibir un corazón de cerdo modificado genéticamente, como alternativa de solución a su problema cardíaco, a pesar de las polémicas éticas al respecto.
La cirugía duró nueve horas, mientras los médicos le conectaban a Bennett el corazón de un cerdo de un año y 240 libras de peso criado específicamente para este fin, en el Centro Médico de la Universidad de Maryland, de acuerdo con USA TODAY del 10 de enero.
Tras tres días del trasplante, Bennett respira por sí mismo sin necesidad de un respirador, y permanece conectado a una bomba de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO) que realiza aproximadamente la mitad del trabajo de impulsar la sangre a todo su cuerpo. Los médicos tienen previsto desconectarlo poco a poco.
Este trasplante fue precedido por otro efectuado en el cuerpo de una persona que había sido declarada con muerte cerebral.
Los primeros síntomas que evidenciaron un problema en el corazón de Bennett se manifestaron en octubre, cuando empezó a tener fuertes dolores en el pecho, relató su hijo David.
Además, padecía de un fuerte cansancio y falta de aliento. “No podía subir ni tres escalones”, expresó David. La arritmia incontrolable no permitió instalarle un corazón artificial.
A Bennett ya se le había implantado una válvula de cerdo hacía casi una década, por lo que de alguna forma estaba familiarizado con este tipo de intervenciones quirúrgicas.
Tras comprobar que no tenía otra alternativa, se inició el proceso el 15 de diciembre, cuando Bennett aceptó ser parte de la cirugía experimental. Los funcionarios de Maryland presentaron una solicitud a la FDA el 20 de diciembre, pidiendo la autorización de “uso compasivo” para proceder.
La modificación genética consistió en desactivar tres genes que suelen desencadenar un rechazo inmunitario inmediato, porque el organismo humano reconoce que el órgano insertado no es de su misma especie.
Adicionalmente, se añadieron seis genes humanos para evitar la coagulación de la sangre en el corazón, para mejorar la compatibilidad molecular y de esa manera reducir el riesgo de rechazo.
Por otro lado, además de que los activistas de los derechos de los animales se oponen al uso de órganos de cerdo, las polémicas sobre la ética de estos procedimientos sigue creciendo.
Respecto de este tema, en junio de 2020, el senador James Lankford, republicano de Oklahoma se opuso a la aprobación de la “Ley de la Frontera Sin Fin” que autoriza el aumento del presupuesto para continuar con la creación de híbridos humano-animales.
Lankford se refirió a la evidente incompatibilidad ética, y a la necesidad de establecer definiciones claras al respecto, quien, además, buscaba criminalizar estas prácticas con el apoyo de los senadores Mike Braun y Steve Daines.
“No deberíamos necesitar aclarar en la ley que la creación de híbridos animales-humanos o “quimeras” es éticamente impensable, pero lamentablemente ha llegado la necesidad de esa distinción tan clara”, dijo Lankford.
Mientras que el senador Braun dijo: “La vida humana es distinta y sagrada, y la investigación que crea un híbrido animal-humano o transfiere un embrión humano al útero de un animal o viceversa debería estar completamente prohibida, y participar en experimentos tan poco éticos debería ser un crimen”.