Por Andrés Vacca – BLes.com
Las dictaduras comunistas de Cuba y China acaban de firmar un nuevo plan de cooperación para profundizar su relación comercial en torno al polémico programa de “La Franja y la Ruta” (BRI, por sus siglas en inglés), a través del cual muchos países han generado una enorme dependencia y endeudamiento con el régimen chino.
Los medios de propaganda estatal cubanos y chinos reportaron la noticia con optimismo luego de que lo hiciera de forma oficial la embajada de China en Cuba el 26 de diciembre desde su sitio web.
El primer viceprimer ministro de Cuba, Ricardo Cabrisas, y el presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China, He Lifeng, suscribieron el Plan de Cooperación entre ambos gobiernos para impulsar conjuntamente el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del siglo XXI, informaron.
Ambos países ya habían firmado su compromiso de cooperación mutua en el programa del BRI en el año 2018, pero bajo este nuevo documento se busca acordar los mecanismos para llevar a cabo la implementación efectiva del mismo.
El Plan de Cooperación tiene como objetivo impulsar esfuerzos conjuntos en sectores que supuestamente beneficiarán a la nación isleña, como infraestructura, educación, salud, biotecnología, comunicaciones, ciencia, tecnología y turismo entre otros.
También incluye proyectos a ser implementados de manera conjunta en estas áreas con el objetivo de consolidar y diversificar las relaciones bilaterales entre China y Cuba y con otros países que se han sumado a la iniciativa.
El régimen comunista chino lanzó el BRI en 2013 en un esfuerzo por construir supuestas redes comerciales terrestres y marítimas, con base en Beijing, mediante la financiación de proyectos de infraestructura en todo el sudeste asiático, África, Europa y América Latina.
Durante los últimos años, una gran cantidad de críticos han condenado a Beijing por utilizar la iniciativa para atraer “diplomáticamente” a los países participantes a un sistema de endeudamiento y dependencia absoluta.
En abril de 2021, el líder del régimen comunista Xi Jinping, brindó el discurso inaugural del Foro de Boao para Asia. En su polémica conferencia admitió sus planes para utilizar la iniciativa del BRI para imponer en el mundo entero la visión del régimen chino sobre las reglas y estándares que se deben cumplir, buscando desplazar completamente a Estados Unidos y Europa como las principales potencias mundiales.
Como es habitual, en los discursos de Xi Jinping, fue disfrazado de frases amables, optimistas y hasta emotivas, pero de fondo el dictador dejó ver una vez más sus oscuras intenciones de llevar al Partido Comunista Chino (PCCh) a lo más alto del poder mundial.
“No debemos permitir que las reglas establecidas por uno o unos pocos países se impongan a otros, ni permitir que el unilateralismo perseguido por ciertos países marque el ritmo del mundo entero. Lo que necesitamos en el mundo de hoy es justicia, no hegemonía”.
Escuchar estas palabras suena realmente irónico. El régimen chino es un país que ha ignorado constantemente las sentencias de los tribunales internacionales y que internamente está dominado por una casta política autoritaria y antidemocrática, al tiempo que persigue encarcela y asesina a sus disidentes políticos.
Muchos países, sobre todo aquellos más necesitados debido a su pobreza estructural, han tenido que renunciar a sus principios soberanos tras no poder pagar las enormes deudas adquiridas con el régimen comunista.
A modo de ejemplo se puede tomar el caso de Sri Lanka, país que se ha visto obligado a ceder los derechos portuarios a China de Hambantota, donde se concentra uno de los principales flujos comerciales del sudeste asiático. Desde 2017, China Merchants Port Holdings, es la encargada de administrar el puerto con un contrato a 99 años luego de que Sri Lanka no pudiera afrontar una deuda de 1,4 mil millones de dólares.
El régimen chino también ha buscado asociarse con países ricos en recursos naturales, como Ghana y Zambia para hacerlos participantes del BRI, con el fin de obtener acceso a estas materias primas e impulsar su propia economía.