Traducido de Breitbart por Tierrapura.org

El Papa Francisco una vez más no mencionó el genocidio de los musulmanes uigures en China el sábado en su gira virtual anual de injusticias en todo el mundo.

En su mensaje navideño Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) el Papa lanzó un grito a la población de Siria, “que desde hace más de una década vive una guerra que ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de desplazados”.

Llamó la atención sobre Irak, “que todavía lucha por recuperarse de un prolongado conflicto”, e instó a sus oyentes a “escuchar el llanto de los niños que surgen de Yemen, donde una enorme tragedia, ignorada por todos, ha continuado en silencio durante años, causando muertes todos los días”.

Como cada año, el pontífice también recordó “las continuas tensiones entre israelíes y palestinos que se prolongan sin una resolución, con consecuencias sociales y políticas cada vez más graves”.

Francisco dirigió la mirada de la gente a “Belén, el lugar del nacimiento de Jesús, que está experimentando dificultades también por las repercusiones económicas de la pandemia, impidiendo que los peregrinos visiten Tierra Santa y afectando negativamente la vida de las personas”.

También habló del Líbano, “que atraviesa una crisis sin precedentes, acompañada de condiciones económicas y sociales muy preocupantes”.

En su discurso, el Papa pidió al niño Jesús que “conceda la paz y la concordia a Oriente Medio y al mundo entero” y que “consuele al pueblo afgano, que durante más de cuarenta años ha sido duramente probado por conflictos que han llevado a muchos a salir del país”.

Pidió a Dios que “ayude a las autoridades políticas a llevar la paz a las sociedades sacudidas por la tensión y los conflictos” y que sostenga “al pueblo de Myanmar, donde la intolerancia y la violencia no pocas veces atacan a la comunidad cristiana y sus lugares de culto, nublando el semblante pacífico de ese pueblo”.

También pidió ayuda divina al pueblo de Ucrania para “prevenir nuevos brotes de un conflicto de larga data”.

“Príncipe de la paz”, suplicó Francisco, “ayude a Etiopía a encontrar una vez más el camino de la reconciliación y la paz a través de un encuentro directo que ponga las necesidades de la gente por encima de todo”.

Sin embargo, el Papa ha guardado un silencio sepulcral con respecto a los más de un millón de musulmanes uigures internados en una red de 85 campos de concentración chinos en la región de Xinjiang, donde son torturados, violados, esclavizados y esterilizados por la fuerza sistemáticamente .

Francisco no se ha movido ante críticas internacionales significativas por su falta de voluntad para criticar a China por sus graves abusos contra los derechos humanos, a pesar de su práctica de enumerar meticulosamente los sufrimientos de los grupos étnicos y religiosos de todo el mundo.

“A medida que más y más naciones han expresado su preocupación por la creciente evidencia de campos de concentración e incluso genocidio en la provincia china de Xinjiang, ha habido silencio de la única entidad que tiene a toda la humanidad sufriente en el centro de su misión. Me refiero a la Santa Sede”, escribió Dominic Lawson en el  Sunday Times.

Nota del Editor: Además de la persecución sistemática a la etnia uigur, también los tibetanos y cristianos son perseguidos. Desde 1999, la disciplina de la Escuela Buda Falun Gong (también conocida como Falun Dafa) ha sido sujeto de una terrible campaña de persecución y desprestigio, que incluye acoso, arrestos ilegales, e incluso sustracción de órganos para abastecer su lucrativo negocio de trasplantes.

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