Traducido de Breitbart.com por TierraPura.org
Los cristianos de Cuba se enfrentan este año a una represión extrema y a violaciones de los derechos humanos aún más graves de lo habitual, ya que el régimen condena a penas de prisión escandalosas a los acusados de participar en las protestas del 11 de julio y los cristianos se convierten en una parte cada vez más visible del movimiento anticomunista.
Este verano, Cuba ha vivido algunas de las mayores protestas de su historia. Se calcula que 187.000 personas de casi todos los municipios de la isla marcharon pacíficamente ese día exigiendo el fin del régimen comunista. El 15 de noviembre, las protestas masivas volvieron a sacudir a Cuba, esta vez lideradas en muchas ciudades por sacerdotes y monjas, que han asumido cada vez más un papel de liderazgo en el movimiento anticomunista.
La Navidad fue en su día la mayor fiesta en Cuba y sigue siendo la mayor celebración sagrada en el exilio cubano. En Cuba, sin embargo, el Partido Comunista, oficialmente ateo, se ha esforzado durante décadas por erradicar el cristianismo fuera de la “Teología de la Liberación” de la izquierda radical y ha permitido que el Vaticano opere en el país sólo como subordinado al régimen. Los cristianos ajenos a la Iglesia católica, o los católicos que señalaban que la fe estaba en desacuerdo con la violencia y la represión de la región, se han enfrentado durante décadas a palizas, torturas, fusilamientos y encarcelamientos prolongados.
“¡Viva Cristo rey!” (“¡Viva Cristo rey!”) se convirtió en palabras finales comunes en los paredones de fusilamiento de Cuba en la década de 1960, cuando el régimen castrista eliminaba a los cristianos.
Destacados miembros del movimiento anticastrista mundial temen que el número de cristianos entre rejas o perseguidos en el país esta Navidad sea mucho mayor que en años anteriores, debido a la conmoción que las protestas del 11 de julio causaron en las más altas esferas del poder del régimen. El carácter abiertamente cristiano de las protestas del 15 de noviembre -que condujeron a arrestos domiciliarios y al acoso orquestado de sacerdotes y monjas por parte de las turbas- también ha exacerbado la preocupación de que la seguridad del Estado participe en ataques anticristianos.
“El régimen comunista en Cuba siempre ha designado la Navidad como un símbolo de resistencia cristiana”, dijo Orlando Gutiérrez-Boronat, cofundador y portavoz del Directorio Democrático Cubano, a Breitbart News el miércoles. “Se ha pretendido acabar con la hermosa y única forma en que el pueblo cubano celebra esta bella tradición”.
Gutiérrez-Boronat predijo que la represión en esta Navidad podría aumentar en comparación con años anteriores debido a la mayor actividad anticomunista, particularmente entre el clero.
En una columna publicada el lunes, el periodista cubano Alejandro Rojas calificó diciembre como “el mes más cruel” para los cubanos debido tanto a la represión gubernamental como a la tradicional incompetencia económica comunista que hace imposible cualquier celebración.
“Generalmente, diciembre suele ser uno de los meses más bonitos del mundo hispano, debido a la celebración de la Nochebuena, la Navidad y la llegada del Año Nuevo”, escribió Rojas. “Los jefes de la dictadura cubana, sin embargo, castigan a las personas de fe”.
Los cubanos se enfrentan este mes al “adoctrinamiento” y a los típicos “parámetros sociales absurdos” de la Revolución, y no a las alegres celebraciones cristianas del pasado, lamentó Rojas.
La emisora estadounidense Radio Martí informó el jueves de que el régimen castrista parece haber acelerado la causa penal contra un pastor, Lorenzo Rosales, que participó en las protestas del 11 de julio. Los fiscales esta semana, en una audiencia extrañamente programada para el martes por la noche, pidieron al tribunal diez años de prisión para Rosales por cargos de “falta de respeto”, un delito en Cuba, e “instigación a la delincuencia”. Rosales se limitó a reunirse pacíficamente con otros manifestantes en Palma Soriano, como hicieron decenas de miles ese día.
La esposa Maridilegnis Carballo dijo a Radio Martí que los agentes estatales dieron abiertamente testimonios falsos en la audiencia para justificar la exigencia de una condena de una década de prisión.
“Fueron los testimonios de los testigos de la fiscalía -que eran, en su mayoría, todos los policías- los que dijeron que tenían miedo, que sentían terror porque la gente tenía palos, piedras, botellas”, dijo Carballo al medio. “Nada de eso era cierto”.
El medio independiente cubano Cubanet reveló el miércoles los detalles de un juicio masivo a 15 disidentes que supuestamente se celebrará a mediados de diciembre. Los manifestantes fueron detenidos durante las protestas de julio, por lo que estuvieron encarcelados sin juicio durante medio año. A pesar de haber sido detenidos en lugares y situaciones diferentes, los 15 acusados se enfrentaron a los mismos cargos: inicialmente, “falta de respeto” y desorden público, pero más tarde el cargo más grave de “sedición”, que es un delito elevado de “seguridad nacional”. El grupo fue declarado colectivamente culpable y las condenas oscilaron entre 12 y 30 años de prisión.
Los juicios masivos comenzaron en julio. El grupo de derechos humanos Defensores de los Presos Cubanos reveló ese mes que fuentes sobre el terreno tenían pruebas de que los tribunales estaban procesando hasta a 30 personas a la vez -a menudo menores y adultos en la misma sala- y declarándolos a todos culpables para arrojarlos rápidamente a las cárceles y pasar a procesar a más. No existen estimaciones concretas sobre el número de personas detenidas el 11 de julio, pero la mayoría de los grupos de derechos humanos que estudian las consecuencias de las protestas creen que la policía detuvo a miles de personas. Muchos de los liberados se han quejado de que fueron detenidos por estar cerca de una protesta, pero no por participar en ellas, y de que no tenían antecedentes de oposición al gobierno.
En noviembre, Cuban Prisoners Defenders había documentado un aumento del 400 por ciento en el número de presos políticos conocidos en Cuba, advirtiendo que la estimación era probablemente mucho menor que el total real de presos políticos, ya que muchos simplemente han desaparecido.
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