Por Guillermo Rodríguez – El American
Beijing sanciona a Vilnius con un cierre total de importaciones y amenaza a empresas multinacionales que negocian en China con excluirlas de su mercado si no dejan de hacer negocios con empresas lituanas. Este boicot económico es una represalia ante la apertura de una oficina de representación de Taiwán en Vilnius. El presidente lituano, Gitanas Nausėda, afirmó que Lituania no capitulará ante el acoso de Beijing y seguirá defendiendo la democracia.
Hacia el Boicot
El 9 de diciembre Mantas Adomėnas, viceministro de Relaciones Exteriores lituano, reveló que China presionó a empresas multinacionales a cesar negocios con proveedores lituanos. Adoménas explicó que Beijing habría “enviado mensajes a las multinacionales advirtiéndoles que si usan repuestos y suministros de Lituania no se les permitirá vender sus productos u obtener suministros en el mercado chino” y agregó que las amenazas llevaron a “algunas empresas a cancelar contratos con proveedores lituanos”.
El presidente de la Confederación de Industriales de Lituania, Vidmantas Janulevičius, confirmó la “presión china directa sobre un proveedor para que abandonara los productos fabricados en Lituania” y agregó que “lo más doloroso fue que se trató de empresas europeas, porque ese tipo de empresas son los principales clientes de las empresas lituanas”.
El boicot chino contra Lituania se escala amenazando a terceros, pues las empresas lituanas únicamente exportaron al mercado Chino alrededor de 300 millones de euros en 2020, lo que representó menos del 1% del total de sus exportaciones. No obstante, muchas empresas lituanas son proveedoras de multinacionales que dependen de China para la exportación de productos, importación de insumos y subcontratación de producción.
La cobardía de Bruselas
El 1 de diciembre, Beijing borró a Lituania como país de origen impidiendo a productos lituanos pasar las aduanas chinas. Gabrielius Landsbergis, ministro de relaciones exteriores lituano, denunció el 3 de diciembre que “sin previo aviso” Beijing “había bloqueado todas las importaciones, por lo que Vilnius pediría ayuda a la Comisión Europea. El 8 de diciembre la Comisión Europea emitió una apocada declaración indicando que:
“Nos estamos comunicando con las autoridades chinas para aclarar rápidamente la situación” y que “si la información se confirma evaluarían la compatibilidad de la acción de China con sus obligaciones bajo la Organización Mundial del Comercio”, pero aclarando que “la UE sigue comprometida con su Política de Una China y reconoce al gobierno de la República Popular China como el único”. Accesoriamente “la UE buscará la cooperación y los intercambios con Taiwán en áreas de interés común”.
El bloque no defenderá a Lituania del acoso chino. Los grandes estados de Europa occidental, como Alemania y Francia, aceptan sumisamente el matonismo de Beijing para no arriesgar los negocios de las transnacionales europeas en china. Y por ahora únicamente cuatro Estados del todavía poco cohesionado e informal bloque centroeuropeo, la propia Lituania, junto con la Republica Checa, Eslovaquia y Eslovenia, exigen a Bruselas responder seriamente al boicot total de Beijing contra Vilnius.
La incógnita de Washington
Como advirtió en el Foro de Seguridad de Aspen en Washington Arnoldas Pranckevičius, viceministro de Relaciones Exteriores lituano, Beijing ataca a Lituania buscando poner “un ejemplo negativo, para que otros países no sigan nuestro camino” y agregó que “por ello es un asunto de principios cómo reaccionan la comunidad occidental, Estados Unidos y la Unión Europea”.
El acoso de China contra Lituania ciertamente pretende demostrar el poder de castigo económico de Beijing, al tiempo que permitir al totalitarismo chino medir las respuestas de Bruselas y Washington ante algo así. En Beijing esperan una sumisa respuesta puramente retórica de una Unión Europea acobardada y la relativa indiferencia de Washington ante el acoso chino contra Lituania.
Como indica Gautam Chikermane, vicepresidente del Observer Research Foundation, tanque de pensamiento sobre política exterior de India, éste sería el momento de Washington para “ponerse de pie” y enfrentar a Beijing nuevamente. Temo que la actual administración no lo vea así y mantenga hacia el totalitarismo expansionista de Beijing una fallida complacencia que únicamente ha incrementado la agresividad china en todos los frentes.