Por Todd Crawford – Vision Times

Biólogos de la Universidad de Tufts y científicos informáticos de la Universidad de Vermont han anunciado el desarrollo de los primeros robots vivientes autorreplicantes del mundo. 

Apodados Xenobots 3.0, los robots, híbridos máquina-animal de aproximadamente un milímetro de tamaño, se desarrollaron utilizando células derivadas de un embrión de rana africana (Xenopus laevis) e inteligencia artificial.

Los organismos diseñados por computadora reúnen células individuales en su «boca» y liberan sus «crías» que se ven y se mueven como sus padres y son capaces de replicarse a lo largo de múltiples generaciones. Los científicos dicen que ningún animal o planta conocido por la ciencia se replica de esta manera.

Los xenobots no son un robot tradicional ni una especie animal conocida, sino una nueva clase de artefacto, un organismo vivo programable que consta de aproximadamente 5.000 células. 

La primera iteración de Xenobots se informó en 2020 como los primeros robots vivos. Xenobots 2.0 agregó la capacidad de autopropulsarse usando «piernas» parecidas a pelos llamadas cilios para moverse y tenía la capacidad de guardar recuerdos. No fue hasta esta iteración más reciente que obtuvieron la capacidad de autorreplicarse. 

Los organismos robot también pueden moverse de forma independiente y tienen la capacidad de autocurarse de cualquier daño que sufran. También tienen la capacidad de empujar o transportar objetos, navegar alrededor de partículas en su entorno y comunicarse entre sí mientras se mueven juntos como un enjambre.

Joshua Bongard, un científico informático y experto en robótica de la Universidad de Vermont le dijo al Dailymail que, “Encontramos Xenobots que caminan. Encontramos Xenobots que nadan. Y ahora, en este estudio, hemos encontrado Xenobots que se replican cinemáticamente». 

Una nueva era en medicina regenerativa

El desarrollo de biorobots vivientes autorreplicantes podría dar lugar a una nueva era de tratamiento farmacológico para lesiones traumáticas, defectos de nacimiento, cáncer, envejecimiento y más.

Micael Levin, uno de los investigadores de la Universidad de Tufts, dijo: «Si supiéramos cómo decirle a las colecciones de células que hagan lo que queremos que hagan, en última instancia, esa es la medicina regenerativa: esa es la solución para lesiones traumáticas, defectos de nacimiento, cáncer y envejecimiento». 

Los robots tradicionales se desarrollaron para completar tareas demasiado peligrosas para los humanos o tareas que son repetitivas y programables. Estos robots, gracias a su pequeño tamaño, les permiten ingresar al cuerpo para realizar operaciones que pueden no ser posibles para los humanos.

También están construidos completamente con material biológico que les permite degradarse en el cuerpo después de haber completado la tarea asignada.

Entre los posibles usos inmediatos de los biorobots se encuentran el raspado de depósitos arteriales dañinos o la reconversión genética de células cancerosas en células normales, así como la administración de medicamentos en partes específicas del cuerpo.

Los científicos también están explorando formas de utilizar Xenobots fuera del cuerpo. Tienen el potencial de limpiar desechos radiactivos o de limpiar derrames de petróleo y microplásticos en el medio ambiente. Dado que los Xenobots son biodegradables, no contaminarán el medio ambiente. 

Los robots también podrían utilizarse para obtener una mejor comprensión de la biología y la evolución de organismos multicelulares. 

Plaga gris

La noticia del desarrollo de enjambres autorreplicantes de robots biológicos iluminó Twitter y muchos comentaron que este desarrollo podría producir el temido escenario de “plaga gris”.

El escenario de la plaga gris es una hipotética catástrofe global que involucra a la nanotecnología molecular donde las máquinas autorreplicantes fuera de control consumen toda la biomasa en la tierra en un esfuerzo por continuar reproduciéndose. El escenario también se ha denominado «ecofagia», que significa literalmente «comerse el medio ambiente».

La idea fue originalmente una creación de John von Neumann, un matemático, físico, informático, ingeniero y erudito húngaro-estadounidense que llevó a algunos a referirse a las máquinas que componen la sustancia gris teórica como «máquinas Neumann».

El término “plaga gris” fue acuñado por primera vez por el pionero de la nanotecnología K. Eric Drexler en su libro Engines of Creation publicado en 1986.

El concepto alarmó al príncipe Carlos en el cambio de milenio. En ese momento pidió a la Royal Society británica que investigara los “enormes riesgos ambientales y sociales” de la nanotecnología. La Royal Society produjo un informe que concluyó que la posibilidad de que las máquinas autorreplicantes representaran una amenaza existencial para la humanidad estaba demasiado lejos en el futuro para ser una preocupación real para los reguladores. 

El escenario de la plaga gris, aunque extremadamente improbable, es una construcción útil para considerar resultados de baja probabilidad y alto impacto para tecnologías emergentes. Los científicos concluyen que es una herramienta útil a la hora de considerar la ética del avance tecnológico.

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