José Hermosa – BLes
El nivel de contaminación ambiental en Beijing supera en 468% el límite máximo de 50 microgramos de PM 2,5 que califica al aire como de “buena” calidad, obligando a suspender fábricas y labores escolares al aire libre.
La Embajada de Estados Unidos en Beijing informó que la polución en las zonas urbanas alcanzó hasta los 234 microgramos por metro cúbico, lo que significa que se respira un aire muy insalubre, de acuerdo con New York Post del 5 de noviembre.
Igualmente, los organismos encargados de la capital china emitieron el 4 de noviembre su primera alerta de contaminación intensa para el otoño y el invierno, que impuso límites a las fábricas y a otras actividades en ambientes exteriores.
En este contexto, el Ministerio de Medio Ambiente del régimen comunista chino anunció una campaña general contra la contaminación, que se realizará en unas 64 ciudades propensas a la niebla tóxica del norte industrializado del país, durante el invierno 2021-22.
La contaminación ambiental liberada en el territorio chino en el 2019 superó el 27% del total de las emisiones mundiales, más del doble de las generadas por Estados Unidos, según un informe de la consultora Rhodium Group, publicado en mayo.
Más aún, la misma consultora proyectó que la contaminación emitida por las actividades en el territorio chino aumentó durante el 2020, año caracterizado por la pandemia.
«Si bien los datos globales para finales 2020 aún no están disponibles, esperamos que las emisiones per cápita de China superen el promedio de la OCDE en 2020, ya que las emisiones netas de GEI de China crecieron alrededor de 1,7 %, mientras que las emisiones de casi todas las demás naciones disminuyeron drásticamente a raíz de la pandemia por el COVID-19», expresa el informe.
Estas proyecciones podrían verse reflejadas en el nuevo récord en las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, confirmadas por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) para ese mismo año.
No obstante, el Partido Comunista Chino (PCCh) sigue promoviendo la creación de centrales eléctricas a base de carbón, a pesar de los supuestos compromisos adquiridos en el Acuerdo de París, para suplir el gran déficit energético que le agobia.
Actualmente, Beijing está construyendo y reactivando centrales para producir electricidad con base a carbón, equivalentes a toda la capacidad de la Unión Europea, según un informe del 2019 presentado por el portal Endcoal.org.
A la descontrolada contaminación que proviene de la industrialización se suman las periódicas tormentas de arena, que empeoran la salubridad del aire que se respira en el territorio chino.
En marzo, el corresponsal de CBC, Canadá, Saša Petricic, destacó en uno de sus tuits que la arena que cubrió a Beijing superó los máximos niveles de contaminación ambiental que habitualmente suelen ser asfixiantes.
“Después de una semana de contaminación industrial que asfixia los pulmones en Beijing, la capital de China se despierta con un desastre arenoso y anaranjado: una tormenta de arena procedente del desierto de Mongolia que envía los niveles de contaminación del aire por encima de los gráficos, mucho más allá del máximo de 999 en escalas. No inaudito, pero raro”, escribió desde la cuenta de Twitter @sasapetricic.