Por Candela Sol Silva – La Derecha Diario

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, líder de la derecha europea, disertó este sábado en la Plaza Erzsébet en conmemoración al 65.º aniversario de la revolución húngara de 1956, cuando cientos de miles de húngaros se levantaron en armas contra la dictadura de la Unión Soviética. El poderoso discurso fue tomado como el inicio de la campaña de cara a las elecciones del próximo año de su partido Fidesz, y una hoja de ruta para las formaciones de derecha no solo en Hungría sino que en todo el mundo.

El mandatario abrió su discurso aludiendo a enfrentamientos del pasado, expresando que “se han necesitado años para despejar los estragos que dejó el gobierno de izquierda. Hemos logrado poner a Hungría nuevamente de pie. Afortunadamente, la unidad nacional ha perdurado y trabajadores, ingenieros, agricultores, pequeñas y medianas empresas, científicos, maestros, enfermeras y médicos han limpiado las ruinas”.

Luego continuó “hemos creado un millón de puestos de trabajo, nos hemos deshecho de los préstamos en moneda extranjera, hemos reducido los impuestos y el año que viene el salario mínimo será superior al salario medio durante la época de los exgobernantes socialistas”.

La riqueza nacional”, agregó, “ha crecido un 150% desde que Fidesz llegó al poder. Gravamos a las multinacionales, protegimos a las familias y ahora las facturas de los servicios públicos son las más bajas de Europa”.

El sistema económico de Hungría es muy particular: las empresas locales prácticamente no pagan impuestos, y el grueso de la base impositiva recae en las empresas extranjeras, que de igual modo, pagan menos que en otros países de Europa como España o Italia.

Expresó que Hungría actualmente está dando tanto a los ancianos como a los jóvenes lo que les corresponde. Con la introducción gradual de la pensión de 13 meses y la exención de impuestos para los trabajadores jóvenes, quienes se introducirán al mercado laboral el próximo año. Además, “a las familias que crían niños se les reducirán más los impuestos”, señaló.

Recordemos que en 2019 se puso en marcha el Plan de Acción para la Protección de la Familia, el cual contemplaba un préstamo de 29.000 euros sin intereses a las parejas casadas, que no era necesario devolver si se concebían 3 hijos o más.

En el caso de quedarse con dos descendientes devolvían dos tercios del préstamo. Además, consideraba la exención para toda la vida del pago al impuesto sobre la renta a las mujeres con al menos cuatro hijos. Todo esto con el objetivo de revertir la tasa de natalidad decreciente que tiene el país.

“Hay momentos en la vida de las naciones en los cuales todo el mundo siente de repente que ya es suficiente; que las cosas no pueden seguir de la misma manera”, dijo Orbán.

Tenemos que tomar una decisión, y esa decisión demostrará quiénes somos realmente. Así mismo, resultará para toda la nación el valor de la misma. Si un pueblo guarda silencio o sale a protestar, si se reconcilia con la situación o se levanta contra ella, si mira hacia un lado o se pone de pie, si se retira o retoma la lucha”, agregó el mandatario.

Refiriéndose a 1956, exclamó: “Los húngaros tomamos la decisión correcta: protestamos; nos mantuvimos erguidos, nos levantamos y luchamos contra el dominio soviético, eso significó defender la libertad contra el cautiverio, la independencia contra la ocupación. Los patriotas húngaros nos enfrentamos contra los comunistas”.

El primer ministro declaró que ya era hora de que Bruselas entendiera que al final “ni siquiera los comunistas pudieron llegar muy lejos con nosotros“. Tengamos presente que Hungría atraviesa un conflicto geopolítico; ya que la Unión Europea presiona al país no solamente con que permitan la entrada de inmigrantes ilegales, sino que también acaten la agenda progresista.

“Somos los que en el ‘56 desafiamos al comunismo global y los que derribamos el primer ladrillo del Muro de Berlín”

En su enfrentamiento contra los burócratas de Bruselas, proclamó que se demostraría que los húngaros tenían razón, ya que “habrá un referéndum y protegeremos a nuestros niños, Hungría será el primer país de Europa en imponerse a la propaganda LGBTQ en las escuelas“.

Citando el Evangelio, Orbán dijo: “Cuidado con los falsos profetas, que vienen a vosotros con piel de oveja… por sus frutos los conoceréis”.

La izquierda, aunque se disfrace, sigue siendo la misma izquierda”, dijo, y amplió: “La izquierda comienza diciendo mentiras, continúa con la violencia y luego deja a todos en la bancarrota“.

El mandatario insistió en que el ala izquierda de Hungría esta respaldada por fuerzas internacionales tan influyentes que “solo millones de húngaros uniéndose pueden derrotarla“.

El verdadero desafío, e incluso una amenaza, son las fuerzas internacionales: el dinero, los medios y la red detrás de ellos”, añadió.

El primer ministro instó a la multitud a contar unos con otros, “esta es nuestra fortaleza y ninguna cantidad de dólares o euros en el mundo pueden quitárnosla”.

Viktor Orbán concluyó: “Hemos venido, hemos visto y volveremos a vencer. ¡El Señor nos mira a nosotros y a Hungría sobre todo! ¡Viva Hungría! ¡Vivan los húngaros!“.

Hungría enfatiza la prioridad de su interés nacional y no el beneficio de una casta política parasitaria. Así mismo, supo generar trabajo para su pueblo, proteger a las familias y mejorar las condiciones de vida mediante la disminución –y en algunos casos la exención- de impuestos.

Reivindica su propia identidad frente al multiculturalismo despersonalizador y progresista. Expone a las fuerzas internacionales que respaldan y financian a la izquierda. Viktor Orbán tiene visión de futuro y planifica a largo plazo, además de resolver satisfactoriamente los problemas de coyuntura.

Que la lucha de Hungría, pasada y presente, sirva de ejemplo y motivación para toda Iberoamérica. De manera que defendamos nuestra historia, cultura y tradiciones; y no nos dejemos aplastar por una agenda globalista, ajena y contraria a los intereses nacionales.

Ha llegado el momento de manifestar que ya fue suficiente, que las cosas no pueden seguir de la misma manera. Ha llegado el momento de decir basta. Ha llegado el momento de ponernos de pie.

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