Por Vanesa Catanzaro – BLes.com

Una mujer con muerte cerebral recibió en el mes de septiembre el trasplante de un riñón de un cerdo alterado genéticamente, en un procedimiento que los cirujanos de un hospital de la ciudad de Nueva York describieron como “exitoso”. No obstante esta práctica que muchos en la comunidad científica y médica describen como “innovadora”, plantea serias preocupaciones éticas.  

Acorde a lo que informa Reuters, los cerdos modificados carecen del gen que produce un azúcar que provoca el ataque inmediato del sistema inmunológico humano, por lo que según indicaron los médicos que participaron del experimento, la mujer trasplantada no rechazó el órgano. 

Los cirujanos conectaron el riñón de cerdo modificado a los vasos sanguíneos de la mujer, y lo mantuvieron fuera del cuerpo durante tres días para monitorearlo.

“Tenía una función absolutamente normal”, dijo el Dr. Robert Montgomery, quien dirigió el equipo quirúrgico en NYU Langone Health en la ciudad de Nueva York. “No tuvo este rechazo inmediato que nos preocupa”.

Según informó también la agencia, los cerdos genéticamente alterados, denominados GalSafe, fueron desarrollados por la subsidiaria Revivicor de United Therapeutics, pero solo están aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. en 2020, para ser utilizados como alimentos para personas con alergia a la carne.

Pero los productos médicos desarrollados a partir de cerdos aún requieren la aprobación específica de la FDA antes de ser utilizados en humanos, dijo Reuters.

Hasta ahora, los cerdos han sido la fuente de órganos más común en estudio ya que tienen varias ventajas para el xenotrasplante, entre ellas, el tamaño similar entre los órganos de cerdos y de humanos; y la facilidad con la que es posible clonarlos y modificarlos genéticamente.

Así es que las tecnologías de edición de genes y el uso de células madre humanas han permitido que los científicos desarrollen órganos humanos en un animal. 

Acorde a lo que señala un artículo de análisis, titulado “El potencial y los desafíos del uso de quimeras humano-cerdo para crear órganos para trasplantes”, publicado el 10 de julio de 2018 en la página del Centro Nacional de Información Biotecnológica, para evitar el rechazo de tejido, el órgano trasplantado debe contener al menos un 90% de células humanas, lo que hace necesario generar un órgano humano con un sistema vascular humano.

Esto plantea un creciente debate sobre la ética científica en las investigaciones. Y por otro lado no hay seguridad de cuántas quimeras de cerdo se necesitan para garantizar que se obtenga un órgano específico del paciente adecuado para el trasplante, dice el artículo.

El intento de usar órganos animales para trasplante en humanos no es nuevo. Se remonta al siglo XVII en el que se hicieron pruebas de transfusiones de sangre animal, las cuales resultaron todas fallidas.

En el siglo XX científicos intentaron trasplantes de órganos de babuinos a humanos, en el que un bebé moribundo vivió 21 días con un corazón de babuino.

Luego pasaron de los primates a los cerdos, en 1838 se realizó el primer trasplante de córnea de cerdo a humano.

Y al día de hoy polémicos experimentos han avanzado hasta niveles desconocidos y contra todas las críticas, por las serias implicaciones éticas.

mediados de abril un grupo de científicos del Instituto Salk de California inyectó 25 células madre pluripotentes en embriones de mono  macaco, en un experimento quimérico que dio como resultado la creación de embriones de humano-mono.

Respecto de este tema, en junio de 2020, el senado de EE. UU. mantuvo un intenso debate en el que finalmente se aprobó el polémico proyecto de ley denominado: “Ley de la Frontera Sin Fin”. El mismo autorizaba el aumento del presupuesto para continuar con la creación de híbridos humano-animal.

En esa oportunidad el senador James Lankford, republicano de Oklahoma quien se opuso a la aprobación de la ley, se refirió a la evidente incompatibilidad ética, y a la necesidad de establecer definiciones claras al respecto.

“No deberíamos necesitar aclarar en la ley que la creación de híbridos animales-humanos o “quimeras” es éticamente impensable, pero lamentablemente ha llegado la necesidad de esa distinción tan clara”, dijo Lankford, que junto a los senadores Mike Braun y Steve Daines buscaban criminalizar estas prácticas.

Mientras que el senador Braun dijo: “La vida humana es distinta y sagrada, y la investigación que crea un híbrido animal-humano o transfiere un embrión humano al útero de un animal o viceversa debería estar completamente prohibida, y participar en experimentos tan poco éticos debería ser un crimen”.

¿Hasta dónde será capaz de llegar la ciencia humana? Sin dudas, es responsabilidad de la sociedad mantener su brújula moral en lo que respecta a abordar las preocupaciones éticas que se ciernen sobre estos experimentos científicos que degradan la naturaleza humana.

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