Fuente: childrenshealthdefense.org

Un paciente con diabetes de tipo 1 me llamó para decirme que el farmacéutico de nuestro “Walgreens” local se negaba a dispensar la receta que yo había hecho de ivermectina, así que llamé para preguntar por qué.

El joven farmacéutico, con pocos años de experiencia en la escuela de farmacia, me informó de que no entendía por qué utilizaba la ivermectina para el tratamiento precoz del COVID porque “el SARS-CoV-2 no tiene exoesqueleto”.

Le expliqué que no utilizaba la ivermectina como medicamento antiparasitario, sino que tenía resultados impresionantes como antiinflamatorio y antiviral.

Además, como pediatra, tengo más de 40 años de experiencia en el tratamiento de múltiples enfermedades víricas. Resulta útil tratar los virus en una fase temprana, a menudo con remedios naturales baratos, en lugar de “quedarse en casa hasta que se tengan problemas para respirar y luego ir al hospital”, como han aconsejado los funcionarios públicos estadounidenses para el COVID.

El farmacéutico no se estaba creyendo mi explicación inicial. “No voy a dispensar recetas de ivermectina que se utilizan en dosis de pseudovacunas”, me dijo.

Me sorprendió que un joven farmacéutico fuera capaz de anular la prescripción de un médico experimentado, de hecho llegando a eliminar una opción de prevención y tratamiento económica para determinados pacientes en medio de una pandemia.

La educadora de medicina que hay en mí se puso en marcha. “Estaría encantada de enviarle algunas referencias sobre el uso de la ivermectina para el tratamiento y la prevención. Hay estudios impresionantes de Argentina, Perú, África y la India que sugieren resultados mucho mejores de los que estamos logrando aquí en los Estados Unidos con nuestro enfoque único en las vacunas.”

Me dijo que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (“Food and Drug Administration”, FDA por sus siglas en inglés) no recomendaba la ivermectina para el COVID. Le pedí ver la documentación y accedió a enviármela por fax.

Entregué en mano 93 referencias y un gran artículo de revisión a “Walgreens”.

El farmacéutico le devolvió por fax un post del 5 de marzo, en la página web de la FDA, titulado “Por qué no debe utilizar la ivermectina para tratar o prevenir el COVID-19”.

Al día siguiente, recibí la noticia de que una farmacia del norte de Virginia no dispensaría ninguna receta de ivermectina si el código de diagnóstico mencionaba COVID.

Le había recetado ivermectina a un paciente que tiene un historial de malas reacciones a las vacunas y una importante enfermedad autoinmune. Su edad adolescente significa que tiene un riesgo muy bajo de muerte por COVID en sí mismo.

Basándome en mi experiencia como su médico durante más de una década, me preocupaban los posibles efectos adversos si se ponía la vacuna COVID. Indagué en los datos sobre la ivermectina, y me pareció una gran opción para tener a mano para el tratamiento precoz del COVID en caso de que enfermara.

Un farmacéutico de una farmacia que nunca ha examinado a mi paciente ni conoce su extenso historial médico, se impuso a mi mejor criterio médico al negarse a dispensar la receta.

El mismo día, en una conversación con una farmacia que hace fórmulas magistrales, nos enteramos de un caso en el que la familia de un paciente tuvo que llevar a un hospital a los tribunales para obtener el tratamiento con ivermectina.

Hay que tener en cuenta que el perfil de seguridad de la ivermectina es excelente y que el fármaco es espectacularmente menos costoso que la gran mayoría de las intervenciones hospitalarias.

Tres días más tarde, en una llamada de zoom con un colega cuyos padres viven en Colorado, me enteré de que un farmacéutico de una importante farmacia no sólo se negaba a dispensar la ivermectina a pacientes de 86 y 87 años que tenían recetas válidas, sino que el farmacéutico estaba tomando la iniciativa de recordar a las demás farmacias “King Soopers” del estado que tampoco despacharan esas recetas.

Mi análisis de la literatura médica es que la ivermectina tiene un historial de seguridad impresionante y hay múltiples estudios de todo el mundo que sugieren que puede disminuir la morbilidad y la mortalidad por COVID 19.

Dos médicos que estuvieron en la UCI tratando a pacientes reales, el Dr. Paul Marik y el Dr. Pierre Kory, analizaron su experiencia previa con pacientes con enfermedades similares y revisaron las estrategias de tratamiento para determinar qué podría ser útil.

Mientras el Dr. Anthony Fauci nos aconsejaba que “nos quedáramos en casa y esperáramos la vacuna”, los médicos de primera línea atendían a los pacientes que tenían delante, aprendiendo valiosas lecciones sobre lo que funcionaba y lo que no.

Vamos a destacar lo más importante, citando directamente el artículo de revisión de Kory et al, de enero de 2021:

Kory y Marik recopilaron ocho estudios (tres estudios controlados aleatorios y cinco estudios controlados de observación) que demostraron la eficacia en la prevención del COVID-19 con una disminución significativa de la transmisión.

Encontraron 19 estudios controlados que mostraron impactos significativos en el tiempo de recuperación, la estancia hospitalaria, la disminución de la carga viral, la reducción de la duración de la tos y la disminución de la mortalidad.

En la historia de la medicina anterior a COVID, este conjunto de investigaciones sobre la ivermectina sería aplaudido por aportar valor en medio de una pandemia. En la era médica anterior al COVID, el juicio y la experiencia de los médicos a la cabecera del paciente contaban para algo.

Antes de COVID, enseñábamos a los estudiantes de medicina a usar habilidades de observación agudas y a llevar un registro preciso de si el paciente mejoraba o se deterioraba tras las estrategias de tratamiento utilizadas.

En la era del COVID, los farmacéuticos que regañan a los médicos porque “el COVID no tiene exoesqueleto” niegan a los pacientes la ivermectina, un tratamiento temprano seguro, barato, eficaz y que puede salvarles la vida.

Ivermectina

Si usted o sus pacientes tienen problemas para conseguir recetas de ivermectina para la prevención o el tratamiento de COVID 19, consulte este excelente recurso de la Alianza de Cuidados Críticos de primera línea de COVID 19. (“Front Line COVID 19 Critical Care Alliance”).

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