Por Mamela Fiallo Flor – Panampost.com

Nicolás Maduro no se había atrevido a salir de Venezuela desde que Estados Unidos ofreció una recompensa de 15 millones de dólares por su captura hace poco más de año y medio. Ahora, con la protección que parece ofrecerle Andrés Manuel López Obrador, el dictador venezolano se aventuró a pisar tierras foráneas. Pero el Departamento de Estado no desaprovechó la oportunidad para reiterar su oferta por cualquier información que conduzca a su captura para procesarlo por delitos de narcotráfico y lavado de dinero.

“Maduro ayudó a administrar y, en última instancia, a liderar el Cartel de los Soles, una organización venezolana de narcotráfico compuesta por funcionarios venezolanos de alto rango, mientras ganaba poder en Venezuela en una conspiración de narcoterrorismo corrupta y violenta con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”, señala el anunció del Departamento de Estado de EE. UU. publicado en la página web del Departamento de Justicia.

La VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) a la que Maduro asistió en México ha sido la oportunidad que Estados Unidos vio para ratificar la recompensa de 15 millones de dólares, tal vez buscando la posibilidad de que ocurra algún evento inesperado que conduzca a la captura en tierra azteca.

La acusación de Washington

El Departamento de Justicia de EE. UU. acusa a Nicolás Maduro de haber recibido 5 millones de dólares de la narcoguerrilla colombiana de las FARC en 2006, cuando se desempeñaba como canciller del fallecido Hugo Chávez. Washington también lo acusa de liderar el llamado Cartel de Los Soles, según reseñó BBC Mundo.

«Durante más de 20 años, Maduro y un alto número de aliados conspiraron supuestamente con las FARC, provocando que toneladas de cocaína entraran y devastaran comunidades estadounidenses», señaló en aquel entonces el exfiscal general William Barr, quien presentó cargos contra Maduro y otros 14 altos funcionarios del chavismo en tribunales de Nueva York, Miami y Washington.

Barr agregó, en una declaración en la que usó el tiempo pasado, que «el régimen de Venezuela, que estuvo liderado por Nicolás Maduro, sigue infectado por la criminalidad y la corrupción».

El rechazo de Paraguay, Uruguay y Ecuador

La asistencia de Nicolás Maduro a la cumbre de la Celac en México no fue bien vista por varios mandatarios, entre ellos los de Paraguay, Uruguay y Ecuador. “Mi presencia en esta cumbre en ningún sentido o circunstancia representa un reconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro. Es de caballeros decirlo de frente”, exclamó el presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez.

De igual manera el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, señaló: “Participar de este foro no significa ser complaciente, nosotros vemos con grave preocupación lo que ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela”.

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, destacó la importancia de celebrar elecciones transparentes, así como de respetar la libertad de expresión de la oposición, aunque no fue tan directo como sí lo fueron sus pares de Uruguay y Paraguay.

México protege y legitima a dictadores

Mario Abdo Benítez señaló que su nación, al igual que buena parte de la comunidad internacional, sigue reconociendo a Juan Guaidó como presidente interino. Sin embargo, el mandatario mexicano y anfitrión de esta edición de la Celac, Andrés Manuel López Obrador, decidió darle legitimidad a Maduro con esta invitación, justo en medio de la negociación entre el chavismo y la oposición que se lleva a cabo en territorio mexicano, en la que, por cierto, ambas partes firmaron un memorando de entendimiento en el que no se hace referencia a la existencia de un gobierno interino.

Estados Unidos parece buscar ejercer presión sobre México, presentándole una oportunidad histórica que conduzca a la captura de Maduro y ponga fin a la catástrofe que atraviesa Venezuela que ha motivado el éxodo de unas 6 millones de personas. Pero el gobierno de López Obrador ha demostrado ir en dirección opuesta. No conforme con invitar a Nicolás Maduro y ofrecerle protección en su nación, el mandatario mexicano también le abrió sus brazos al dictador cubano Miguel Díaz-Canel, sirviéndole además como emisario frente a Washington al pedirle al Gobierno de Joe Biden que levante las sanciones impuestas al régimen castrista.

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