Por Alvaro Colombres Garmendia– BLes.com

El lunes 6 de septiembre el Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR) presentó una denuncia penal contra cinco grandes marcas alemanas por utilizar trabajo esclavo chino en su cadena de producción.

La denuncia del ECCHR alega que la marca de ropa de lujo Hugo Boss, las cadenas de supermercados Lidl y Aldi y las tiendas de ropa C&A entre otras, lucran utilizando el trabajo esclavo de los uigures en la provincia de Xinjiang.

Según DW, la demanda criminal es el resultado de una investigación abierta basada en información pública donde las compañías enumeran a sus proveedores en Xinjiang.

Miriam Saage-Maass, directora del Programa de Empresas y Derechos Humanos del ECCHR, dijo que cree que estas compañías alemanas podrían ser solo un indicativo de algo mucho más grande.

“Creemos que esas cinco empresas son sólo un ejemplo de un problema mucho más amplio y sistemático. Es muy probable que haya muchas más empresas que se abastecen en la región”, aseguró la activista Saage-Maass.

El Grupo Aldi dijo que los alegatos se refieren a uno de sus proveedores, Turpan Jinpin Knitting a quienes dejaron de comprarle en 2019. De manera similar, Lidl también aseguró que después de que surgieran las denuncias de trabajo forzado el año pasado, dejó de abastecerse de algunos proveedores de la región de Xinjiang.

La firma de Hugo Boss negó su participación en el trabajo forzado con una declaración estándar diciendo que la compañía ‘ha respetado los valores y las normas en la producción de nuestros productos y que no se ha violado la ley’.

Saage-Maass criticó la doble moral de la Unión Europea que por un lado el Parlamento Europeo condena las violaciones a los derechos humanos del Partido Comunista Chino, mientras que por detrás de la escena, los gobiernos firman tratados comerciales con el régimen que perpetúa estos crímenes.

“Es inaceptable que los gobiernos europeos critiquen a China por las violaciones de los derechos humanos, mientras que las empresas europeas pueden estar beneficiándose de la explotación de la población uigur.  Ya es hora de que los responsables de las empresas rindan cuentas si se confirman los alegatos de trabajos forzados”, dijo la directora del ECCHR.

En sus últimos días como presidente, Donald Trump, de la mano de Mike Pompeo, declararon que la persecución a los uigures en Xinjiang contaba como un genocidio y la administración Biden lo ha mantenido.

Según fuentes de inteligencia estadounidense en su momento pico, el PCCh mantuvo al menos tres millones de uigures musulmanes en campos de concentración, que el régimen chino llama ‘centro de rehabilitación’ donde dicen las autoridades comunistas, ‘reforman’ a los ‘potenciales terroristas’ musulmanes.

Tan temprano como marzo de 2020, el Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI) un think tank australiano, publicó un detallado reporte sobre las empresas involucradas con la represión a los uigures en Xinjiang.

Entre las compañías más conocidas en la lista del ASPI se encuentran BMW, Apple, Lacoste, Nintendo, Nike, Sony, Samsung y Google.

ASPI denuncia que existe una vasta cantidad de evidencia de que el PCCh lleva a los uigures de Xinjiang a fábricas en todo el país para someterlos a largas horas de trabajo, sin pago y sin libertad para moverse.

Notablemente, a medida que la presión de la comunidad internacional se incrementa, compañías como Nike, Adidas, y la cadena de ropa H&M anunciaron que dejarán de comprar algodón de Xinjiang, lo que en consecuencia atrajo un boicot dentro de China continental organizado por el PCCh.

Otro grupo importante que ha denunciado abusos similares es Falun Dafa, que es perseguido por el régimen chino desde 1999.

Falun Dafa, que cuenta con un aproximado de 100 millones de adherentes, ha estado denunciando desde hace casi dos décadas que los practicantes son forzados a fabricar productos de exportación como peluches, palitos chinos, peines, espejos, luces de navidad, etc.

Los practicantes denuncian que están más de 18 horas por día en condiciones insalubres, que tienen una meta que cumplir, y que de lo contrario son torturados, no les permiten dormir, o ir al baño.

El sitio web Minghui, que se ha dedicado a documentar la persecución, registra casi 4700 muertes de practicantes bajo custodia policial.

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