Las ventas de entradas para eventos se “estancan” en el Reino Unido a medida que llegan los pasaportes de vacunas

Fuente: Trikooba.com

El gobierno ha afirmado que continuará aplicando la política a pesar de las múltiples advertencias de que esto creará una sociedad de dos niveles y dejará sin negocio a innumerables lugares.

A partir de finales de este mes, las personas que deseen ingresar a un club nocturno en el Reino Unido deberán demostrar que han sido completamente vacunados. Ya no se aceptará una prueba negativa a pesar de que las personas vacunadas aún pueden portar y transmitir el virus.

Se espera que el esquema de pasaportes de vacunas cubra todos los lugares donde se reúnen multitudes de más de 500 personas, lo que incluye algunos de los teatros más grandes de Londres.

“Hay una proporción significativa de personas que no quieren usar pasaportes o no están vacunadas. Se ha asentado en un 20 por ciento en Francia. Esperamos algo similar aquí”, dijo Kate Nicholls, directora ejecutiva de Hospitality UK.

Nicholls señaló que con la industria que ya está luchando desesperadamente como resultado de los cierres, los costos administrativos combinados con la pérdida de ingresos como resultado de que las personas se mantengan alejadas brindarán “un clavo más en el ataúd”.

Según Michael Kill, de la Night Time Industries Association, la venta de entradas para eventos a finales de septiembre y más allá ya está “estancada”.

“Estamos viendo un gran rechazo de las personas que no quieren venir y tienen que mostrar su estado de vacunación al entrar”, dijo.

Los planes para introducir los pasaportes también están avanzando a pesar de que Israel, que fue de los primeros países en lanzar un esquema similar ahora experimenta su ‘ola de COVID’ más alta desde el comienzo de la pandemia. A los israelíes, también pioneros a la hora de aplicar la tercera ‘dosis de refuerzo’ de Pfizer, ya se les ha dicho que se vayan preparando para la cuarta.

Numerosos países europeos importantes también se han visto sacudidos por semanas de protestas y disturbios contra las medidas, mientras que muchas empresas en Francia simplemente han dejado de aplicarlas.