Por Juan Felipe Vélez – elamerican.com
La situación es incierta para el futuro de la economía afgana. La situación es incierta para el futuro de la economía afgana, la pérdida de una millonaria ayuda internacional, así como una inflación la azotan en corto plazo, mientras que en el largo plazo los afganos pueden llegar a enfrentar problemas aun más profundos bajo el régimen talibán.
En respuesta a la toma del poder talibán, Estados Unidos ha congelado las cuentas del Banco Central de Afganistán y el Gobierno Afgano en la Reserva Federal y los bancos comerciales americanos. Por su lado, el FMI le cortó la reserva de emergencia $450 millones con las que contaba el país musulmán. En resumen, Afganistán perdió el acceso a $9,500 millones que tenía en reservas internacionales.
Al ser catalogados como terroristas, los talibanes, tampoco tendrán el acceso a la ayuda internacional con la que contaba el Gobierno de la República Islámica de Afganistán, que consistía casi en un 80 % del presupuesto del Estado.
Según el exdirector del Banco Central de Afganistán, Ajmal Ahmady, los talibanes intentarán refinanciarse buscando ayuda de directa de Pakistán y China. Sin embargo, el analista político de Rand Corporation, Jonah Blank, opina que ni Pakistán y mucho menos China, querrán invertir mucho dinero en Afganistán.
Blank explica que, por ejemplo, China tuvo durante casi 20 años la oportunidad de invertir en Afganistán un país crucial para el comercio con Oriente Medio por carretera, y rico en minerales como el oro, cobre, hierro y zinc. Sin embargo, China no quiso invertir en Afganistán, a pesar de que Estados Unidos estaba prestando seguridad en el país, por lo que Blank ve como poco probable que China se arriesgue a invertir en un Gobierno tan inestable como el Talibán.
La economía afgana no tendrá un sustituto a la ayuda extranjera que recibía
Los talibanes no son una organización piramidal y sus decisiones dependen en conjunto de muchos líderes, reflejando en sí la naturaleza descentralizada de Afganistán. Dentro de la propia secta talibán hay organizaciones disidentes que luchan entre sí por imponer su visión de la Sharia.
Además de sus propias disidencias, los talibanes todavía tienen que enfrentar la resistencia en el Valle de Panjshir, que la integran los antiguos comandantes del extinto Gobierno de Ashraf Ghani, quien, según la Embajada rusa, huyó del país con 4 carros y un helicóptero cargados de dinero.
Sin los dólares, la economía afgana no podrá pagar sus deudas exteriores, se ampliará también el déficit comercial y de gasto. Al haber escasez de dólares, el afgani se comenzará a devaluar, por lo que la inflación se podría disparar en Afganistán, como ya se está viendo en varias provincias.
También existe la incertidumbre sobre la permanencia de la inversión extranjera en Afganistán. Durante la intervención americana varias empresas extranjeros ubicaron sus miras en Afganistán, como es el caso de la constructora Siemens, que en 2020, comenzó a desarrollar proyectos de generación de energía eléctrica.
Con los talibanes también está puesta en duda la finalización de la línea TAPI, un gasoducto que pasa por Turkmenistán, Afganistán, Pakistán e India, que llevaría gas de Turkmenistán a la India y que podría ser una fuente de ingresos fijos a Afganistán. Según los talibanes, permitirán la conclusión de la construcción la línea TAPI en Afganistán.
Y como otros activos valiosos, más de $1,500 millones en stock de inversión extranjera directa están en riesgo de perderse en Afganistán. La capacidad de establecer proyectos de inversión en Afganistán dependerá en buena medida de la capacidad de los talibanes de prestar tanto seguridad física como jurídica en el país.
La huida de capital humano y la pérdida de derechos de la mujer, principales riesgos de largo plazo para la economía afgana
La economía de Afganistán también enfrenta retos de largo plazo, por cuenta del Gobierno Talibán, que parece estar fallando en retener a cientos de miles de afganos educados que se encuentran desesperados por huir de Afganistán.
Muchos de estos afganos fueron educados en Occidente, o con ayuda de instituciones occidentales, los talibanes simplemente no tienen la infraestructura, ni el personal para sustituir los miles de afganos educados que hoy quieren irse de su país.
Por el otro lado, las estrictas leyes de la Sharia privan a las mujeres de trabajar y recibir una educación formal, por lo que el régimen Talibán en caso de ejercer las estrictas leyes de su último Gobierno, estaría privando potencialmente a la mitad de la población económicamente activa de desarrollar una actividad económica, lo que significaría mayor pobreza.
Afganistán corre el riesgo no solo de perder su pequeña economía formal, sino de sucumbir completamente a la economía ilícita con la que se han financiado los talibanes tradicionalmente y les otorga más de $,1600 millones al año.
Entre estas fuentes de financiación se encuentran, por ejemplo, el cobro de peajes a los transportistas, el cobro de extorsiones a proyectos mineros, un impuesto del 10 % a todos los comercios, el secuestro y la trata de mujeres y niños, y por supuesto, el tráfico de drogas.