Por Andrés Vacca – BLes.com
El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, debió abandonar el país el domingo 15 de agosto junto a sus colaboradores más cercanos tras la llegada de los talibanes a la capital, Kabul, donde irrumpieron para hacerse del poder y dominar la nación.
Horas antes de la abrupta partida, el ministro de Defensa en funciones, Bismillah Mohammadi, informó que el presidente ha entregado la autoridad con el objetivo de poder resolver la crisis política y social en el país, según reportó el medio afgano Tolo News.
El domingo los talibanes todavía estaban trabajando para confirmar el paradero de Ghani, por su lado la oficina del expresidente se negó a comentar sobre el abandono de la nación, negándose a “decir nada sobre los movimientos de Ashraf Ghani por razones de seguridad”.
La última aparición pública del presidente Ghani, fue el sábado por la televisión nacional cuando transmitió un mensaje pregrabado en el que se lo pudo escuchar afirmando estar “movilizando” las fuerzas militares afganas y prometiendo “prevenir más inestabilidad, violencia y desplazamiento de mi pueblo”.
Horas después de su discurso público, los talibanes rodearon Kabul desde donde aparentemente llevaron a cabo las negociaciones de la rendición del gobierno de Ghani.
Los funcionarios talibanes emitieron una declaración formal afirmando que no tomarían la capital “por la fuerza” y afirmando que habían enviado representantes para negociar el fin del actual gobierno sin luchar.
Si bien no se informaron contundentes hechos violentos, la realidad es que son muy pocos los medios de comunicación que están pudiendo revelar información desde las calles. Lo que sí se confirmó es que los soldados talibanes fuertemente armados se desplegaron por la capital y varios entraron en el abandonado palacio presidencial de Kabul.
Suhail Shaheen, portavoz y uno de los negociadores de los talibanes, informó a la prensa que los militantes sostendrán conversaciones en los próximos días con el objetivo de formar un “gobierno islámico abierto e inclusivo”.
Anteriormente, otro funcionario talibán dijo que el grupo anunciaría desde el palacio la restauración del Emirato Islámico de Afganistán. Este era justamente el nombre oficial que llevaba el país antes de que fueran derrocados por las fuerzas lideradas por los Estados Unidos a raíz de los ataque del 11 de septiembre, los cuales fueron organizados y dirigidos por el grupo terrorista Al Qaeda, el cual era protegido por el gobierno talibán.
Según los informes, el pánico reinó en Kabul durante toda la jornada del domingo. Los helicópteros sobrevolaron la ciudad durante todo el día para evacuar al personal de la Embajada de los Estados Unidos, la cual informó que espera tener a todo su personal evacuado del país para el lunes a la mañana a más tardar.
Finalmente, la embajada de Estados Unidos suspendió las operaciones y advirtió a los estadounidenses al final del día que se refugiaran en el lugar y no intentarán llegar al aeropuerto tras los informes que indicaban que había sido incendiado.
El Departamento de Defensa también autorizó el envío de mil soldados adicionales de la 82 División Aerotransportada, con la misión de ayudar en la caótica etapa final de la evacuación.
Miles de ciudadanos afganos, ante el avance de los talibanes, abandonaron sus aldeas y casas rurales durante las últimas semanas para dirigirse a Kabul con la esperanza de encontrar un lugar seguro. Hoy se encuentran en plazas y parques públicos distribuidos en toda la ciudad y bajo el dominio de los talibanes.
El predecesor de Biden, Donald Trump, había logrado negociar un acuerdo con los talibanes en 2020, el cual requería que el grupo yihadista abandonara los lazos con al-Qaeda y dejara de atacar a las fuerzas estadounidenses a cambio de que Washington retirara todas las tropas para el 1 de mayo de 2021.
Pero Biden rompió el trato cuando informó que las tropas serían retiradas recién el 11 de septiembre, lo que fue utilizado como argumento por los talibanes para no cumplir con sus compromisos.
Los próximos días serán clave en la reorganización del país, mientras la comunidad internacional aguarda la reacción que tomará el gobierno de Estados Unidos ante el avance de los talibanes en Afganistán.