Fuente: Rebelión en la Granja

Tal y como hemos venido informando en los últimos días desde este periódico digital, Jair Bolsonaro lleva semanas reclamando una mayor transparencia electoral para los próximos comicios en su país.

El presidente  Bolsonaro viene denunciando la puesta en marcha por el Foro de Sao Paulo de toda una conjura -como la relatada en su día por The Times en EE.UU.- para volver a situar a Lula Da Silva al frente del país. La estrategia consistiría en la puesta en marcha de una feroz campaña internacional y mediática y la manipulación de un sistema de votación asentado exclusivamente sobre el procedimiento electrónico.

Pues bien, lo que Bolsonaro pretende es simplemente aprobar una reforma legal en cuya virtud cada voto electrónico tenga su reflejo en un voto de papel, de tal manera que exista una base documental física para avalar los resultados electrónicos. En otras palabras, se trata de evitar el fraude electrónico estableciéndo un sistema de verificación del voto mediante papeletas.

Tras varias semanas de insistencia de Bolsonaro en esa materia, la justicia de Brasil, en una clara vulneración de la división de poderes y adentrándose en la arena política sin rubor alguno, incluyó a Bolsonaro en una investigación sobre grupos «digitales antidemocráticos», que «siembran desconfianza en las instituciones a través de la internet».

La decisión de investigar al mandatario en ese proceso, fue adoptada por el juez Alexandre de Moraes, uno de los miembros de la Corte Suprema, a petición del Tribunal Superior Electoral (TSE).

La solicitud fue remitida el lunes y se basa en la campaña desatada por el presidente del país contra las urnas electrónicas usadas en los comicios que se celebran en Brasil desde 1996.

El TSE también decidió el pasado lunes iniciar un proceso «administrativo» contra Bolsonaro por lo que entienden era una descalificación de un sistema electoral. Si la campaña política en favor de una determinada reforma electoral provoca esta reacción del mundo judicial brasileño, es que la libertad de expresión y la más elemental capacidad de iniciativa política están ahora en serio riesgo en el Brasil.

Sin embargo, Bolsonaro, lejos de arredrarse ante las amenazas judiciales, sostiene que el voto electrónico no es confiable, ha propuesto que se retome el sufragio en papeletas junto con el actual sistema y ha insinuado que el presidente del TSE, Luis Barroso, también miembro del Supremo, prepara un «fraude» para las elecciones de 2022.

El proyecto de reforma electoral se encuentra en tramitación en la Cámara Baja.

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