Fuente: Primer Informe

Luego de meses de convivencia pacífica con el sector privado venezolano, el dictador Nicolás Maduro amenazó seriamente al debilitado empresariado del país.

Reciclando su viejo discurso de la «guerra económica», Maduro acusó a las empresas privadas de formar parte de un supuesto plan de desestabilización. Como es costumbre, profirió sus amenazas desde la televisión pública.

Dijo también que las «advertencias» se las harán a cada uno de los empresarios que, según el dictador, participan de la estrategia contra del régimen.

“Una guerra económica de actores identificados. Tenemos identificado ahora el mapa más claro de los 8 o 10 actores económicos que están detrás de las perturbaciones que ha habido en julio. Los tenemos identificados con nombre y apellido, los actores económicos que perturban los precios, el valor real de la moneda. Están identificados y son parte de un plan”, indicó.

Maduro dijo que, a diferencia de años anteriores, ahora tiene “más capacidades para neutralizarlos”.

“He dado las órdenes de que los llamen a botón a uno por uno, no me importa el apellido que tengan, porque algunos creen que tienen apellidos intocables. No hay intocables en ninguno de los apellidos de la oligarquía de Venezuela. El que se crea intocable, está bien pelao», amenazó.

La desestabilización

Cuando Maduro habla de «desestabilización» y «valor real de la moneda», se refiere a la devaluación del bolívar de las últimas semanas. En el mercado paralelo, que sirve de referencia para el comercio en el país, el dólar superó por primera vez la barrera de los 4 millones de bolívaresFinalmente, en los últimos dos días el precio cedió levemente.

El Banco Central de Venezuela ha contenido en los últimos meses el precio del dólar que se cotiza libremente. Lo hace inyectando divisas en el mercado cambiario y generando el fenómeno conocido como «inflación en dólares» en el país.

Sin embargo, Maduro apunta contra el sector privado. Esta nueva postura de Maduro marca un giro abrupto  en su relación con el empresariado local. Las fiscalizaciones y controles contra las empresas se habían relajado. De esa manera, intentaba aliviar el colapso de la economía del país.

Ahora, Maduro vuelve a la carga. Pero no es solamente contra los empresarios. Antes ya había intensificado su persecución a las ONG. Y también contra la dirigencia del partido del presidente interino Juan Guaidó. Al mismo tiempo, la dictadura chavista ha mantenido un acoso constante a los líderes de los sindicatos del país.

Al mismo tiempo, el dictador mantiene en el discurso su disposición a participar en una mesa de negociación que, con el auspicio de Noruega, se instalaría en México este mes de agosto.

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