Por Gabriela Moreno – Panampost.com
A ser el fabricante de las cédulas de identidad y pasaportes chilenos por los próximos diez años aspira el régimen comunista chino de Xi Jinping con la entrada de su compañía Aisino en el proceso de licitación del Registro Civil del país austral presentando una “oferta más conveniente”, aseguró InvestChile.
Hasta ahora, la compañía —cuyo foco de negocios es la seguridad informática en el sector financiero, el Internet de las Cosas (IoT, en inglés) y la informatización fiscal— lidera la carrera con un presupuesto de 222 millones de dólares donde compite con otras cuatro firmas, entre ellas Idemia con 245 millones y Telefónica Chile, con una oferta de 303 millones.
Los resultados se conocerán en octubre y tras la adjudicación, la empresa beneficiada comenzará actividades en diciembre. Esta es la primera vez que Aisino Corporation, una de las empresas tecnológicas más grandes de China, con sede central en Pekín, entra en un proceso en el país.
Un mercado base
Chile es un mercado atractivo para China. Ma Zhenzhou, vicepresidente de la compañía lo admite. La meta es que “Chile sea la base para extender los negocios en Latinoamérica” y el historial de convenios del gigante asiático lo comprueba.
En 2019 InvestChile divulgó que los proyectos provenientes de China aumentaron 167 % alcanzando 4852 millones de dólares. El número de contratos se elevó en un 55 %, con 31 iniciativas registradas al cierre de 2019.
De esta manera, el país oriental se situó como el principal inversionista extranjero, dejando atrás a Estados Unidos y Canadá. En 2020 cerró con 4470 millones y en marzo de este año desembolsaron 3000 millones para comprar la Compañía General de Electricidad de Chile (CGE) con el respaldo de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) que aprobó sin condiciones la operación que convirtió a la estatal de origen chino State Grid en sus nuevos dueños hace un par de días.
En la cuenta de la compañía en Twitter ya promueven que tienen tres ejes de gestión: mantenimiento y operaciones, actuación en atención de emergencias y coordinación del suministro con autoridades y comunidades.
Los directores Luis Zarauza, José Luis Gil, Rita Ruiz de Alda Iparraguirre, Ramón Trepat y Antonio Gallart renunciaron a sus cargos para dar paso Dai Yan (presidente), Liang Chengzhong, Huang Futao, Liu Chengzu y Rodrigo Valdés Pulido, este último exministro de Hacienda durante la administración de Michelle Bachelet.
Con ellos a la cabeza se encargarán de la transmisión y distribución de energía eléctrica con las concesiones que tienen en las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana de Santiago, O’Higgins, Maule, Ñuble, Bío Bío y La Araucanía. Estarán de norte a sur. Es un hecho.
Una estrategia discreta
Pekín se expande de manera sigilosa. Los datos de la Cámara Chileno-China de Comercio, Industria y Turismo (Chicit) revelan que ya en 2017 las firmas chinas invertían alrededor de 3000 millones en el país, mientras que en 2018, solo contabilizando grandes transacciones, se superaron los 6500 millones.
La mayor operación en aquel momento fue estratégica, considerando que implicó la compra del 24 % de la minera SQM por parte de la compañía china Tianqi cuyo costo ascendió a 4000 millones a Nutrien (ex Potash). De esta forma, la gigante del litio hizo su desembarco en la minera no metálica chilena.
En el plano energético —vital para la nación— China se quedó con el proyecto hidroeléctrico Rucalhue mediante la empresa China Three Gorges (CTG), mientras que China Southern Power compró el 27,7 % de Transelec. Y más atrás, en enero de 2016 la estatal asiática State Power Investment Corp (SPIC) se hizo de la propiedad de la firma de energía renovable Pacific Hydro.
Asimismo, otra de las principales empresas chinas instaladas es Huawei. Su irrupción la ubica como la segunda marca más importante en el mercado de celulares, siendo superada solo por Samsung. En promedio ingresa 2,2 millones de unidades a suelo austral superando a otras marcas, como Motorola y Apple.
Más dominio
El régimen comunista de Xi Jinping quiere más. Según Economía y Negocios mantiene interés por participar en la construcción de un cableado de fibra óptica submarino que se proyecta construir para unir Asia con América.
Incluso, en el sector vitivinícola ya se infiltró. A comienzos de esta década, la firma Cofco compró la Viña Bisquertt, ligada a la familia del mismo apellido. En 2017, el grupo Bethia vendió a Yantai Changyu Pioneer Wine, la mayor firma china del rubro, el 85% de su brazo vitivinícola que incluye las viñas Indómita, Santa Alicia y Dos Andes. Otra de las operaciones destacadas del rubro fue la venta, en 2018, del 12,5 % de la Viña San Pedro Tarapacá y que quedó en manos de Yanghe, filial del grupo Jiangsu Yanghe Destillery.
Del mismo modo, a este listado se le suman otras firmas que colonizan, entre ellas, la empresa de bicicletas públicas Mobike, las firmas tecnológicas Lenovo, AOC y Haier; las marcas de vehículos Chery y Great Wall. De hecho, la marca ByD es el proveedor de los buses eléctricos recientemente presentados en el Transantiago. En el plano financiero, destacan también la llegada de China Construction Bank y del Bank of China, entre otras.
Por todo ello, no es sorpresa que China lidere la cantidad de visas para inversionistas otrogadas con 135 de un total de 317 permisos según InvestChile, organismo público que promueve a Chile como destino de inversión y que Xi está dispuesto a dominar.