Fuente: gaceta.es

El Gobierno de Hungría ha acusado a la Comisión Europea de plantear «peticiones absurdas» antes de avalar su plan de recuperación.

El Ejecutivo comunitario tiene hasta el 12 de julio para evaluar y decidir si recomienda a los Veintisiete la aprobación del plan elaborado por el Gobierno de Viktor Orbán -la responsabilidad final, por tanto, recae en el conjunto de los Estados miembro-. Cabe la posibilidad de que dicho plazo se alargue si así lo acuerdan la Comisión y el Estado en cuestión, en este caso Hungría.

Bruselas se escuda en que las conversaciones con Budapest siguen su curso para evitar responder a si cree que tomará una decisión en plazo o podría retrasarse por las dudas de los expertos comunitarios con la propuesta del Gobierno de Orbán.

Así lo ha repetido este jueves el jefe de gabinete de Orban, Gergely Gulyas, quien no obstante sí ha reconocido que la Comisión ha planteado algunas «peticiones absurdas» que la parte húngara ya da por resueltas, según un texto difundido por el propio Gobierno.

El debate se ha visto marcado en estas últimas semanas por la aprobación de una ley que impone penas más duras para pedófilos y prohíbe la propaganda LGTBI en las escuelas. El primer ministro ha reiterado este juevesob su mensaje durante una visita a Serbia: «No permitiremos que los activistas LGBTI entren en nuestras guarderías y escuelas», ha dicho.

Así, Orbán ha dicho que «no importa lo que hagan» quienes le critican, un día después de que la Eurocámara instase expresamente a la Comisión Europea a tomar medidas, planteando incluso el bloqueo de fondos.

Las autoridades húngaras han defendido su derecho a adoptar las leyes que consideren oportunas. «No estamos diciendo a nadie de más de 18 años cómo vivir su vida», ha zanjado el jefe de gabinete, antes de sostener que corresponde a los padres decidir cómo educan a sus hijos.

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