Fuente: La Gaceta de la Iberoesfera

¿Es posible que un país, sin dejar de ser la primera potencia económica y militar del mundo, descienda a la categoría de república bananera? Es una pregunta abierta, pero hay que reconocer que la nueva administración (supuestamente) encabezada por el presidente Joe Biden está haciendo méritos. Después de haber llegado a la Casa Blanca en una elección acusada de fraude masivo, ha sufrido una invasión ‘por goteo’ en su frontera, ha amenazado abiertamente a los disidentes, ha recortado las libertades de los norteamericanos, ha visto multiplicarse la inseguridad de sus ciudades, ha sufrido apagones eléctricos que han afectado a millones y, como guinda del pastel, estaría usando a sus servicios de inteligencia para espiar a los periodistas críticos.

Al menos eso es lo que alega uno de los más feroces y populares, la estrella de la cadena Fox, Tucker Carlson. Según Carlson, un informante de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) le ha proporcionado pruebas de que le están espiando. A Carlson.

«Ayer supimos por un informante del gobierno de Estados Unidos que acudió a nosotros que la NSA lleva un tiempo supervisando nuestras comunicaciones electrónicas y proyecta filtrarlas en un intento de eliminar este programa de televisión”, dijo ayer Carlson en su monólogo televisado, el más seguido en el sector informativo de la televisión norteamericana.

«El informante, que está en posición de saber lo que dice, nos transmitió información sobre una historia en la que estamos trabajando y que solo podía conocer a partir de mis textos y correos electrónicos. No hay otra fuente posible para esa información, punto. La NSA se apropió de esa información sin nuestro consentimiento y lo hizo por razones políticas”.

Carlson añadió: “La Administración Biden está espiándonos. Lo hemos confirmado. Esta mañana hemos cursado una solicitud de información según la Ley de Libertad de Información (FOIA) para conocer toda la información que la NSA y otras agencias de información han reunido sobre este programa”.

Se puede seguir descendiendo en la conversión de Estados Unidos en una republiquita caudillista del Tercer Mundo, pero no mucho más que esto de utilizar las todopoderosas agencias de inteligencia para espiar a un periodista molesta, con la intención de silenciarle. Aunque tenemos que reconocer que no es la primera vez en la historia reciente. El escándalo de cómo el Departamento de Justicia de Obama espió a la campaña del entonces candidato Donald Trump se ha silenciado sin sustanciarse aún, cuando las pruebas eran ya abrumadoras y apuntaban cada vez más alto.

Por su parte, los informadores Edward Snowden (refugiado en Moscú) y Julien Assange (en prisión) revelaron en su día la intensa actividad de las agencias norteamericanas de Inteligencia en la interceptación de comunicaciones de virtualmente cualquier ciudadano norteamericano, algo absolutamente prohibido por su propia legislación.

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