Por Sabrina Martín Rondón – El American
La frontera sur de Estados Unidos se convirtió en una especie de colador donde los migrantes, en su mayoría, de Centro y Suramérica pasan por caminos ilegales para llegar a suelo americano. En el trayecto dejan balsas y pulseras utilizadas por los cárteles dedicados al tráfico de personas.
En una cobertura especial de El American para conocer de cerca la gravedad de la crisis fronteriza, Anthony Cabassa llegó a Roma y a La Joya en Texas donde pudo observar cómo más de 300 migrantes ilegales cruzaron la frontera.
«Muchos de Honduras y Guatemala, pero también vimos de Nicaragua, Perú y Venezuela; el viaje dura de 1 a 3 meses para llegar a Estados Unidos», reportó Cabassa.
También explicó que muchos coyotes ayudan a los migrantes a cruzar el Río Grande con pequeñas balsas en donde montan a docenas de personas.
Cabassa informó que, en La Joya, funcionarios de la Patrulla Fronteriza detuvieron al menos a 65 migrantes ilegales. Entre los detenidos había recién nacidos con sus padres y varios menores no acompañados.