Fuente: eldiestro.es
Se trata de Houston Methodist, una firma que administra ocho hospitales con más de 26,000 empleados. Su director ejecutivo, Marc Boom, ha dado de plazo al personal hasta el próximo 7 de junio para que todos estén completamente vacunados amenazando a quienes no lo hagan de “suspensión y eventual despido”.
Debido a esta amenaza, 117 empleados de esta empresa han decidido presentar una demanda ya que les están exigiendo que “sus empleados sean inyectados con una vacuna experimental”. Añaden, además, que pretenden obligar al personal a ser “conejillos de indias” humanos como condición para el empleo continuo”.
El abogado de los demandantes, Jared Woodfill, ha asegurado en ABC News que “es una violación severa y flagrante del Código de Nuremberg y la política pública del estado de Texas”. Una de las enfermeras demandantes, Kim Mikeska, ha dicho en declaraciones al Houston Chronicle que “este es mi cuerpo, esta es mi elección, y no creo que los empleadores ni nadie deba imponer lo que entra en mi cuerpo”.
David Bernard, director ejecutivo del Hospital Metodista de San Jacinto de Houston había advertido a sus empleados: “La vacunación al 100% es más importante que vuestra libertad individual. Todos ustedes son reemplazables. Si no les gusta lo que están haciendo, pueden irse y reemplazaremos su puesto”
Que “personas” estén “tratando de forzarte a ponerte algo en tu cuerpo con lo que no te sientes cómodo, para mantener tu trabajo, es una locura”, dijo la demandante principal, Jennifer Bridges.
La demanda de 56 páginas, redactada de manera tajante, sostiene que las vacunas COVID-19 actualmente en el mercado fueron autorizadas simplemente como medidas de “emergencia” y, por lo tanto, no son vacunas totalmente “aprobadas”.