Por Nehomar Hernández – gaceta.es
Nicolás Maduro lo ha hecho de nuevo. En una declaración pública ha retado al sentido común, proponiendo avanzar hacia un esquema económico en el que en Venezuela solo existirá el Bolívar (la moneda local) en el plano de las transacciones electrónicas. El número uno del chavismo ha dejado clara su voluntad de configurar un sistema en el que los repetidamente devaluados billetes venezolanos sean un recuerdo del pasado.
“Debemos ir eliminando el papel moneda, que quede como un recuerdo o algo extinguido. Nosotros nos recuperamos ahora con el Bolívar digital, tras la guerra que nos hicieron con el papel moneda”, precisó Maduro. Esto en un contexto en el que ha sido frecuente en los últimos años ver al tirano venezolano aprobando emisiones de billetes con denominaciones cada vez mayores, e incluso apelando al nefasto truco de quitarle ceros a la moneda para enmascarar el gigantesco proceso hiperinflacionario que sufre el país desde hace varios años.
El razonamiento para Maduro parece ser tan simple como descabellado: si el chavismo no ha logrado resolver la crisis hiperinflacionaria de su economía emitiendo billetes con denominaciones cada vez mayores (actualmente el billete de más alta denominación en Bs. equivale aproximadamente a solo 0,15€), ni tampoco lo ha conseguido quitándole ceros a la moneda, lo procedente quizá sea erradicar de plano la existencia de los billetes en sí, para ver si así se esfuma el problema. Un genio…
Esta insólita proposición aparece en medio de un contexto en el que los servicios de acceso internet en Venezuela -que sería el instrumento básico para realizar todas las operaciones que señala Maduro- son absolutamente precarios. Por ejemplo, la realización de las transacciones desde aparatos móviles para el pago de productos y servicios requeriría de una buena conectividad móvil. Y esto, en el contexto actual, es sencillamente imposible.
Un estudio reciente, realizado por la reconocida empresa de gestión de redes sociales Hootsuite, ha señalado que el país sudamericano presenta la segunda peor velocidad de internet móvil de todo el mundo, siendo solamente mejor que la que se registra en Afganistán. Según el informe la velocidad promedio de descarga en Venezuela es de unos 7,48 megabytes por segundo (Mbps), mientras que el promedio mundial de esta velocidad se ubica en torno a los 42,1 Mbps.
Una mirada a la realidad venezolana también indica que sectores como el de los pequeños comerciantes y el transporte público no estarían preparados desde ningún punto de vista para migrar a una modalidad en la que la recepción de los pagos en Bolívares se haga de modo digital. Estos prestadores de servicio tradicionalmente han funcionado con operaciones en efectivo que, ante la escasez de papel moneda en Bolívares que ha afectado al país en tiempos recientes, incluso han optado por recibir Dólares en efectivo para seguir operando.
Maduro también ha dejado entrever su beneplácito ante la eventual promulgación de una Ley de Zonas Económicas Especiales en la ilegítima Asamblea Nacional (AN) controlada por el chavismo desde enero de este año:
“Hemos resistido los embates de los años 2018 y 2019. En 2021 tendremos una economía productiva postpetrolera, producir todo en Venezuela. Ahora en el 2021 vamos a levantar con más fuerza. Esa ley traerá grandes beneficios a toda la economía del país, un modelo muy exitoso en el mundo como en China y Vietnam”, apuntó.
Esta Ley sería una de las primeras coordinadas entre Maduro y una AN casi completamente dominada por el chavismo, que ha sido señalada como ilegítima por la mayoría de los países de la comunidad internacional, pero que ha terminado usurpando por la fuerza las competencias del parlamento liderado por Juan Guaidó. Vale acotar que la AN electa en 2015 y que tenía una mayoría opositora en su composición nunca pudo promulgar leyes. Esto dado que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dominado por el régimen la declaró en “desacato” en 2016.
Se supone que la Ley de Zonas Económicas Especiales buscaría incentivar la creación de polos de desarrollo en determinadas zonas del país latinoamericano, poniendo la mira en potenciar las exportaciones de una Venezuela agobiada por la práctica de políticas económicas socialistas desde hace un buen rato.
La idea de dotar de un reimpulso a la economía nacional no es, por cierto, una determinación nueva dentro del régimen. Sin embargo, iniciativas similares que se han ensayado desde el Estado en ocasiones anteriores han fracasado en medio de la corrupción y las típicas políticas centralizadoras y controladoras del chavismo.
La preocupación que salta a primera vista acá es si, al referir como ejemplos a seguir los desarrollos que han tenido economías como la china, no se estaría abogando por la instauración de un modelo desprovisto de cualquier consideración por los Derechos Humanos y los salarios dignos, en pos del establecimiento de enclaves de producción en serie en los que los trabajadores venezolanos terminen percibiendo sueldos de chiste. Algunos analistas sopesan este planteamiento al apuntar que Maduro podría estar considerando ensayar el establecimiento de una suerte de sistema de maquilas en la nación sudamericana.
Esto no sería difícil en un país que ha vivido un proceso acelerado de la destrucción del trabajo y los salarios desde hace varios años, sometiendo a los trabajadores a vivir en medio de la precariedad y a buscar ingresos adicionales en segundas y terceras plazas laborales mes tras mes. Al día de hoy en Venezuela el sueldo mínimo está fijado en 0,5€ mensuales.