Fuente: Rebelión en la Granja

La venganza de Marruecos sobre las autoridades españolas no se ha hecho esperar.  La respuesta a la vergonzante protección brindada por España al líder del frente Polisario, Brahim Ghali, hospitalizado en Logroño con la excusa del Covid-19, ha dado pié a una suerte de nueva marcha verde, esta vez por por tierra, en avalanchas que desbordan los efectivos de la guardia civil, y por mar, a nado, en oleadas de a cientos y cientos de marroquíes invadiendo la ciudad de Ceuta.

La Delegación del Gobierno en Ceuta ha cifrado en unos 10.000 inmigrantes los que han conseguido entrar en la ciudad autónoma desde esta madrugada, de los cuales unos 1.500 podrían ser menores de edad, a la espera de la realización de las pruebas pertinentes.

Una de las jornadas migratorias más críticas a las que se ha enfrentado Ceuta en los últimos años, con el beneplácito si no la instigación de las autoridades marroquíes. Caos, descontrol, avalancha, son los términos expresados por las autoridades de la Ciudad Autónoma, mientras el Ministerio de Asuntos Exteriores no sabe qué hacer, el de Interior no envía efectivos,  y el Presidente del Gobierno prepara su gira por Argentina.

Los inmigrantes han desbordado incluso la capacidad de acogida de la nave industrial del Tarajal, donde tienen que guardar la cuarentena por la covid-19, que estaba preparada para albergar a unas 200 personas.

Las primeras entradas se han producido sobre las dos de la madrugada por el espigón fronterizo norte de Benzú, por donde lograron pasar un centenar de personas, la mayoría bordeando el espigón, algo que se ha ido repitiendo a lo largo de toda la jornada.

La Guardia Civil y la Cruz Roja se han visto desbordadas para atender a los que han ido llegando e incluso un portavoz del instituto armado ha señalado que han salvado la vida de por lo menos cuatro inmigrantes que estaban a punto de morir ahogados, entre ellos una niña de unos 10 años.

Las escenas de personas entrando a la carrera por las dos fronteras o bien a nado se han sucedido a lo largo del mediodía y primeras horas de la tarde, ante la imposibilidad de la Guardia Civil de poder hacerles frente.

Fuentes policiales han informado que se ha producido un «efecto llamada» que ha provocado que centenares de personas se encuentren en estos momentos en la población marroquí de Castillejos -distante unos dos kilómetros de la frontera ceutí-, a la espera de poder entrar en la ciudad española.Ya son 3.000, de los que unos 500 son menores. Hay otros mil esperando cerca de la frontera, concentrados en Castillejos. Lo peor puede estar por llegar, y ocurrirá en los próximos días.

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