Fuente: por Mamela Fiallo Flor para Panam Post
Para evitar que el partido Fuerza Por México fuera eliminado de la contienda electoral en el estado de Tlaxcala por no cumplir con la cuota de género, 18 de sus integrantes masculinos se cambiaron el nombre legalmente a su versión femenina. Por ejemplo, Humberto Marcelo Vásquez pasó a llamarse Humberta
Cumplir con las cuotas establecidas en la ley de paridad de género en México ha puesto en jaque a partidos políticos que no han dudado en buscar atajos para burlar las limitantes. Es así como hombres se están «autodenominando» legalmente como mujeres para poder inscribir sus candidaturas.
Esto ha sucedido desde los inicios de esta implementación en el país azteca durante 2019, cuando la Cámara de Diputados convirtió en ley por 165 contra 4 votos dicho proyecto, el cual promueve la aplicación del principio de paridad de género en las listas de candidatos a legisladores nacionales, tal como reseña Telám.
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Esto, supuestamente, equiparía al 50 % la participación de ambos sexos. Sin embargo, desde el momento de su aprobación, inició también el aprovechamiento de los «privilegios» de la mencionada legislación.
El último caso se presentó en el partido Fuerza Por México, tolda que no cumplía con el número exigido de mujeres en el estado de Tlaxcala. Entonces, para evitar que fueran eliminados de la contienda electoral, 18 de sus integrantes masculinos se cambiaron el nombre legalmente a su versión femenina. Por ejemplo, Humberto Marcelo Vásquez se cambió el nombre a Humberta y en campaña usó el arroba, símbolo que busca anular el sexo de las personas.
El Consejo General del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones permitió la candidatura (en elecciones locales) de estos hombres «autodeterminados» mujeres, pues legalmente no se puede cuestionar la autodeterminación de las personas mayores a 18 años.
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De hecho, la paridad de género también ha favorecido la presencia de una mujer «solo para cumplir con la cuota que exige igual número de candidaturas para ambos géneros», según Expansión.
En 2015 se publicó un reportaje en el que se demostró que esposas, hermanas y otras mujeres familiares de políticos varones locales servían para que su contraparte masculina pudiera llegar al poder.
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En dicha oportunidad, se explicó que el Partido Verde, al igual que el PRI, tuvieron que cambiar a 40 % de sus candidatos hombres por mujeres. Del total de 122 planillas correspondientes a las presidencias municipales apenas 48 eran mujeres.
Más allá de la instrumentalización de la mujer por parte de hombres que llegan al poder mediante ellas, la paridad de género comete el error de asumir que las mujeres piensan y actúan igual.
La evidencia demuestra lo contrario. Cuando en 2018 el Congreso argentino intentó legalizar el aborto, 50 % de las senadoras votaron a favor y la otra mitad en contra. Del total de 28 senadoras que votaron, 14 lo hicieron en contra de la ley del aborto, lo que demostró que la representación femenina en igual proporción a la masculina no significa un apoyo automático a la agenda feminista.
Asimismo, entre los senadores que estuvieron presentes pero se abstuvieron de votar, una era mujer. Es decir, demostraron que no se trataba de una causa de mujeres sino de una agenda política/ideológica.
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