Traducido de lifenews.com por TierraPura.org

Una noticia reciente en la que se describía cómo los científicos de China generaron los primeros embriones quiméricos humano-mono (monos no nacidos con partes del cuerpo humano) -un cruce deliberado y antinatural de especies- provocó una gran conmoción en todo el mundo.

Pero esta experimentación poco ética con embriones humanos no es exclusiva de China.

Los científicos han logrado cultivar ratones bebé en el laboratorio, fuera del útero natural. Ahora están presionando para hacer lo mismo con bebés humanos. Todavía no es una película de terror, pero podría serlo muy pronto.

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Los embriones de ratones no nacidos se cultivaron en frascos giratorios de laboratorio, fuera del entorno materno natural, hasta la mitad de la gestación. Crecieron en los frascos hasta que tuvieron un corazón y un sistema circulatorio completamente funcionales, así como otros órganos. También se formaron extremidades y ojos.

Una vez alcanzadas las condiciones óptimas de crecimiento y vida para los diminutos ratones, los científicos exploraron una serie de posibles experimentos. Modificaron genéticamente los ratones embrionarios, cambiando su ADN. Se añadieron toxinas para comprobar los efectos teratogénicos (deformación).

Además, los investigadores inyectaron células madre embrionarias de un embrión humano destruido en los embriones de ratón para crear “quimeras” humano-ratón, es decir, una especie híbrida con partes de ratón y de humano, incluyendo cerebros híbridos. Se les dejó crecer durante 14 días y luego se les mató.

Pero estos experimentos no se detienen ni se detendrán aquí. El científico principal del equipo de investigación del “ratón en una botella” pide que los seres humanos sean los siguientes. Se cita en Technology Review diciendo: “Yo abogaría por cultivarlo [un embrión humano] hasta el día 40 y luego eliminarlo”.

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Tales pensamientos e intenciones son aborrecibles. Preparan el terreno para la explotación sistemática de los seres humanos. Ningún ser humano debe ser considerado desechable, traído a la existencia como un experimento científico y luego destruido. Además, la explotación de seres humanos para la experimentación es innecesaria, ya que existen numerosas vías de investigación ética, que no implican la creación y vivisección de jóvenes seres humanos.

El cultivo de bebés humanos vivos en frascos hasta 40 días después de la fecundación (más de cinco semanas después de la concepción) los lleva a lo que los científicos llaman la etapa 16 de Carnegie, cuando el corazón late completamente. En esta fase se están formando el cerebro, las extremidades, los ojos y los oídos. Las primeras células reproductoras empiezan a migrar hacia los órganos reproductores en desarrollo.

Los experimentos con “bebés en una botella” todavía no se llevan a cabo, sobre todo debido al “límite de 14 días”, una norma para no cultivar embriones humanos más allá de dos semanas en el laboratorio, que los científicos de todo el mundo han acordado. Este límite -establecido por ley en algunos países, pero sólo como directriz en otros, incluido Estados Unidos- es insuficiente para evitar la creación poco ética de embriones humanos para la experimentación. Cada vez hay más peticiones para eliminar el límite de 14 días, ya que los científicos quieren experimentar con la vida humana naciente.

Casualmente, en el mismo número de la revista Nature en el que se presentó el “ratón en una botella”, otros dos equipos de investigación describieron el primer modelo completo de embrión humano. Los embriones humanos se denominan “blastoides” porque se asemejan a la fase inicial de blastocisto de un ser humano en desarrollo. Los embriones humanos se hicieron a partir de células humanas cultivadas y líneas celulares, un nuevo tipo de clonación humana. No son lo mismo que los “bebés en una botella”, pero no obstante demuestran que los científicos quieren pasar por encima del límite. Solo están esperando la señal de que pueden apresurarse a avanzar una vez que desaparezca la norma de los 14 días.

La Sociedad Internacional para la Investigación con Células Madre (ISSCR) se considera la autoridad ética en este ámbito. Ominosamente, está previsto que a finales de este mes publique nuevas directrices relativas a la nueva tecnología de modelos de embriones humanos basados en células madre.

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Si la ISSCR suprime la norma de los 14 días, es casi seguro que la horrenda práctica de cultivar bebés humanos en el laboratorio seguirá sin control.

Toda investigación que crea, explota, manipula y destruye seres humanos en cualquier fase de desarrollo es intrínsecamente mala. Quienes practican la ciencia deben respetar a todos los seres humanos, independientemente de su edad, de la forma en que fueron creados y de si están dentro o fuera del útero. Un límite de cero días es la mejor norma para defender la santidad de toda vida humana. Los responsables políticos estatales y federales deben actuar ahora para prohibir estos experimentos grotescos y poco éticos.

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