Fuente: es.sott.net
“El cálculo riesgo-beneficio es, por tanto, claro: las vacunas experimentales son innecesarias, ineficaces y peligrosas. Los actores que autorizan, coaccionan o administran la vacuna experimental de Covid-19 están exponiendo a la población y a los pacientes a riesgos médicos graves, innecesarios e injustificados.” Médicos por la Ética Covid, 29 de abril de 2021.
Un nuevo y explosivo estudio realizado por investigadores del prestigioso Instituto Salk pone en duda la actual generación de vacunas de base genética que pueden suponer un grave riesgo para la salud pública. El artículo, que se titula “La nueva proteína de espiga del coronavirus desempeña un papel clave adicional en la enfermedad“, muestra que la “distintiva proteína ‘espiga’ del SARS-CoV-2″… “daña las células, confirmando que la Covid-19 es una enfermedad principalmente vascular“. Aunque el artículo se centra estrictamente en cuestiones relacionadas con la Covid, inevitablemente plantea cuestiones sobre las nuevas vacunas que contienen miles de millones de proteínas espiga que podrían aumentar en gran medida las posibilidades de enfermedad grave o la muerte. He aquí un extracto del artículo fechado el 30 de abril de 2021:
“En el nuevo estudio, los investigadores crearon un ‘pseudovirus’ que estaba rodeado de la clásica corona de proteínas de espiga del SARS-CoV-2, pero que no contenía ningún virus real. La exposición a este pseudovirus provocó daños en los pulmones y las arterias de un modelo animal, lo que demostró que la proteína de espiga por sí sola era suficiente para causar la enfermedad. Las muestras de tejido mostraron inflamación en las células endoteliales que recubren las paredes de las arterias pulmonares (nota: ‘las células endoteliales vasculares recubren todo el sistema circulatorio, desde el corazón hasta los capilares más pequeños’).
Lea también: En 2012 advirtieron que las vacunas de “autopropagación” “amenazarían la supervivencia de la raza humana”
A continuación, el equipo reprodujo este proceso en laboratorio, exponiendo las células endoteliales sanas (que revisten las arterias) a la proteína de espiga. Demostraron que la proteína de espiga dañaba las células al unirse a la ACE2. Esta unión interrumpió la señalización molecular de la ACE2 a las mitocondrias (orgánulos que generan energía para las células), provocando que las mitocondrias se dañaran y fragmentaran.
Estudios previos habían demostrado un efecto similar cuando las células se exponían al virus del SARS-CoV-2, pero este es el primer estudio que demuestra que el daño se produce cuando las células se exponen a la proteína de espiga por sí sola” (“La nueva proteína espiga del coronavirus desempeña un papel clave adicional en la enfermedad“, Salk.edu).
El nuevo trabajo de investigación es equivalente a una bomba de hidrógeno. Lo cambia todo al confirmar lo que los críticos de las vacunas han estado teorizando durante meses pero no han podido probar.
Ahora hay pruebas sólidas de que:
- La Covid-19 es principalmente una enfermedad del sistema vascular (el sistema vascular, también llamado sistema circulatorio, está formado por los vasos que transportan la sangre y la linfa por el cuerpo) y no del sistema respiratorio.
- El principal culpable es la proteína de espiga (proteína espiga: “una glicoproteína que sobresale de la envoltura de algunos virus”, Merriam-Webster, “como una llave en una cerradura estas proteínas de espiga se fusionan con los receptores de la superficie de las células, permitiendo que el código genético del virus invada la célula huésped, se apodere de su maquinaria y se replique“, Bruce Lieberman).
Simplemente, si la Covid-19 es principalmente una enfermedad vascular y si el principal instrumento de daño físico es la proteína espiga, entonces ¿por qué estamos inyectando a la gente con miles de millones de proteínas espiga?
Así es como el arquitecto y autor, Robin Monotti Graziadei, resumió estos desarrollos en you tube:
“Así que, se nos ha dicho durante el último año, que el único papel que se suponía que tenía la proteína espiga era entrar en las células humanas. (Pero) está claro que eso no es lo que hacen, (ya que) provocan enfermedad, enfermedad vascular. La enfermedad vascular puede tener muchas manifestaciones. Pueden incluir trombosis de las venas del pecho, coágulos sanguíneos, hematomas y afecciones a largo plazo. ¿Crees que es una buena idea saltarse las primeras (defensas) de tu sistema inmunológico… e inyectar… trillones de proteínas espiga en tus células dada la información que acaba de publicar el Instituto Salk? Piénsalo…
Los investigadores del Instituto Salk nos han dicho, sin ninguna ambigüedad, que la proteína espiga es una parte fundamental de la enfermedad de la Covid-19. Sí, es cierto que la proteína espiga con la proteína N no se replica. Sin embargo, los trillones (de estas proteínas) inducidos por la inyección de la vacuna tienen la capacidad de crear daños en tu sistema vascular. Esto es lo que dice el estudio y lo que ha publicado un importantísimo centro de estudios biológicos. Esto no es una teoría conspirativa. Creo que, a estas alturas, hay suficiente información para considerar si se nos dirá la verdad en los próximos días, porque tal información debería estar en la portada de todos los periódicos y ser la noticia principal en todos los canales de noticias. Y lo que deberían decir es lo siguiente:
‘La base fundamental y tecnológica (en la que se basaron todas las vacunas que se distribuyeron en Occidente) es defectuosa. Pensábamos que la proteína de espiga sólo entraría en las células para crear anticuerpos, de modo que si te enfrentabas al virus salvaje no se pegaría a tus células, sin embargo, nos equivocamos. Nos equivocamos porque la proteína espiga en sí misma crea enfermedades, y si se inyectan trillones de ellas en un cuerpo humano, habrá manifestaciones de enfermedad en muchos casos‘.
No es seguro inyectar trillones de proteínas espiga en un músculo porque pasa por alto las capas de tu sistema inmunitario que podrían haber neutralizado el virus… Al atravesar el umbral del cuerpo humano mediante la inyección de estos compuestos, no se le da a tu sistema inmunológico la oportunidad de armar una respuesta lo suficientemente fuerte a la proteína espiga para neutralizarla. (La vacuna) tendrá esta proteína espiga creadora de enfermedades si aceptas (tomar) cualquiera de estas vacunas… Ahora nos toca a nosotros intentar arreglar el error que han cometido” (Robin Monotti Graziadei en el nuevo documento de investigación del Instituto Salk, You Tube, vedlo antes de que sea eliminado).
Perfectamente expresado y con toda la razón. Graziadei extrapola el significado oculto del informe Salk y aclara su importancia ¿Cómo van a responder los funcionarios de salud pública, los políticos, los medios de comunicación y el resto del bando pro-Covid y povacunas a estas revelaciones, especialmente con el imprimátur del Instituto Salk colocado en la portada del informe? ¿Intentarán esconderlo bajo la alfombra o tratarán de desviar la atención del público hacia el fantasma de la “variante”? ¿O intentarán algo totalmente distinto, como afirmar que una clase de proteínas espiga son buenas para ti mientras que otras conducen a una enfermedad prolongada y a la muerte? ¿Qué harán?
El doctor Vladimir Zelenko, que ha sido nominado al Premio Nobel de la Paz por su uso de la hidroxicloroquina en el tratamiento de los pacientes con Covid-19, dijo lo siguiente: “Entiendes lo que esto significa; estamos inyectando el código genético viral de la proteína de espiga en personas inocentes y esto se mete en casi todas las células del cuerpo” (nominado al Nobel, Zelenko también ha sido expulsado de Twitter).
De hecho, eso es precisamente lo que han hecho. Y, no lo olvidemos, los fabricantes de vacunas tienen total inmunidad legal por los daños que producen. La inmunidad legal significa impunidad moral.
Entonces, ¿qué efecto tendrán estas proteínas espiga en las personas que se han vacunado?
Esto es lo que dicen los Médicos por la Ética Covid en su último artículo publicado esta misma semana:
“Las vacunas son peligrosas tanto para los individuos sanos como para los que padecen enfermedades crónicas preexistentes, por razones como las siguientes: riesgo de alteraciones letales y no letales de coagulación de la sangre, incluyendo trastornos hemorrágicos, trombosis en el cerebro, derrames cerebrales y ataques cardíacos; reacciones autoinmunes y alérgicas; potenciación de la enfermedad dependiente de anticuerpos; e impurezas de las vacunas debido a la fabricación apresurada y a las normas de producción no reguladas…
[…] es de esperar que todas las vacunas de base genética causen trastornos de coagulación y hemorragia… Las vacunas no son seguras” (“Vacunas Covid: necesidad, eficacia y seguridad“, Médicos por la Ética Covid).
Ahí está en negro sobre blanco: “Las vacunas no son seguras”. Aquí hay más de un artículo de Children’s Health Defense sobre el profesor Yehuda Shoenfeld, el inmunólogo clínico israelí que es ampliamente considerado como el “padre de la autoinmunidad”. Shoenfeld aborda la cuestión desde un ángulo totalmente diferente. Échele un vistazo:
“La principal preocupación de Shoenfeld se reduce a lo que se llama mimetismo molecular. Hay una serie de secuencias genéticas que son idénticas tanto en el genoma humano como en el del SARS-CoV-2…
Los inmunólogos llaman especialmente la atención sobre las secuencias idénticas en un grupo específico de proteínas que se encuentran en las entrañas de los pulmones [el lugar donde se produce el SDRA (síndrome de dificultad respiratoria aguda)/ neumonía Covid]… Esta es una preocupación que Shoenfeld…
Por ello, Shoenfeld y sus colegas han estado a bombo y platillo, durante la fase de desarrollo de la vacuna el año pasado, argumentando que las secuencias de péptidos utilizadas en las nuevas vacunas deben ser únicas y no ser comunes a las que se encuentran en el cuerpo.
Para un individuo predispuesto, una reacción adversa a la vacuna, argumentan Shoenfeld y sus colegas, podría ser suficiente para que se precipite en la enfermedad autoinmune. Una de las señales más evidentes de la predisposición es padecer ya una de las más de 100 enfermedades autoinmunes que cargan las sociedades industrializadas. Sin embargo, con el padre de la autoinmunidad haciendo públicas las advertencias de los riesgos autoinmunes, apenas hay una palabra de precaución pronunciada por los gobiernos que despliegan los programas de vacunación masiva. Qué vergüenza” (“¿Estamos al borde de una ‘superepidemia’ de enfermedades autoinmunes?“, Children’s Health Defense).
Mi limitada comprensión del “mimetismo molecular” es la siguiente: Al inyectar en el cuerpo proteínas tan similares a las proteínas Covid que están causando estragos en el sistema vascular podríamos desencadenar una situación en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataque sus propios órganos o el sistema vascular. Por eso el autor se pregunta: ¿Estamos al borde de una “superepidemia” de enfermedades autoinmunes?
En artículos anteriores, presentamos las opiniones de científicos y profesionales de la medicina que anticiparon los problemas que están surgiendo ahora en relación con la proteína espiga. Por ejemplo, aquí hay un extracto de un artículo sobre el reumatólogo pediátrico, el Dr. J. Patrick Whelan, que dijo lo siguiente en una carta a la FDA:
“Me preocupa la posibilidad de que las nuevas vacunas destinadas a crear inmunidad contra la proteína de espiga del SARS-CoV-2 tengan el potencial de causar lesiones microvasculares en el cerebro, el corazón, el hígado y los riñones de una manera que actualmente no parece ser evaluada en los ensayos de seguridad de estos potenciales medicamentos…
Antes de que se apruebe el uso generalizado de cualquiera de estas vacunas en humanos, es importante evaluar en los sujetos vacunados los efectos de la vacunación en el corazón. Por muy importante que sea detener rápidamente la propagación del virus inmunizando a la población, sería mucho peor que cientos de millones de personas sufrieran daños duraderos o incluso permanentes en su cerebro o en los microvasos del corazón por no haber apreciado a corto plazo un efecto no deseado de las vacunas basadas en la proteína de espiga completa en estos otros órganos” (“los científicos desafían a las autoridades sanitarias sobre la vacunación de personas que ya han tenido Covid“, Global Research).
También señalamos que “las vacunas de base genética liberan una proteína espiga que se extiende por todo el cuerpo, queda atrapada en el torrente sanguíneo y se acumula en la capa de células (células endoteliales) que recubren los vasos sanguíneos”. Creemos que la nueva investigación del Instituto Salk apoya esta teoría general.
Además, según el Dr. Hyung Chun, cardiólogo de Yale, las células “liberan citoquinas inflamatorias que exacerban aún más la respuesta inflamatoria del organismo y conducen a la formación de coágulos sanguíneos”. Chun ha declarado: “Es probable que el endotelio ‘inflamado’ contribuya no sólo al empeoramiento del resultado en la Covid-19, sino que también se considere un factor importante que contribuye al riesgo de infartos de miocardio y derrames cerebrales”.
Esto parece sugerir que la proteína espiga de la vacuna puede tener el mismo efecto que la proteína espiga de la infección. Aquí hay más:
“Los individuos con Covidc-19 experimentan un gran número de síntomas neurológicos, como dolores de cabeza, ataxia, alteración de la conciencia, alucinaciones, derrame cerebral y hemorragia cerebral. Pero los estudios de autopsia aún no han encontrado pruebas claras de la invasión viral destructiva en los cerebros de los pacientes, lo que empuja a los investigadores a considerar explicaciones alternativas de cómo el SARS-CoV-2 causa síntomas neurológicos…
Si no es una infección vírica, ¿qué otra cosa podría estar causando lesiones en órganos distantes asociadas a la Covid-19?
El culpable más probable que se ha identificado es la proteína de espiga de la Covid-19 liberada de la cubierta exterior del virus a la circulación. Las investigaciones citadas a continuación han documentado que la proteína viral de espiga es capaz de iniciar una cascada de eventos que desencadena daños en órganos distantes en pacientes con Covid-19.
Preocupantemente, varios estudios han encontrado que las proteínas de espiga por sí solas tienen la capacidad de causar lesiones generalizadas en todo el cuerpo, sin ninguna evidencia de virus.
Lo que hace que este hallazgo sea tan preocupante es que las vacunas de ARNm de Covid-19 fabricadas por Moderna y Pfizer y que se administran actualmente en todo Estados Unidos programan nuestras células para fabricar esta misma proteína de espiga del coronavirus como forma de desencadenar que nuestro cuerpo produzca anticuerpos contra el virus” (“¿Podría la proteína de espiga en las vacunas de Moderna y Pfizer causar coágulos de sangre, inflamación cerebral y ataques cardíacos?“, Global Research).
La cita anterior es clave para entender qué es realmente la Covid y por qué las nuevas vacunas amenazan con agravar enormemente el problema. Como dice Chun:
“… los estudios de autopsia aún no han encontrado pruebas claras de la invasión viral destructiva en los cerebros de los pacientes, lo que empuja a los investigadores a considerar explicaciones alternativas de cómo el SARS-CoV-2 causa síntomas neurológicos…”
Esta observación es correcta. La investigación no indica “invasión viral en los cerebros de los pacientes”.
¿Por qué? Porque (como indica el informe Salk) no es la infección viral la que entra en el cerebro, sino la proteína de espiga que ha pasado la barrera hematoencefálica a través del sistema vascular.
Aquí está el Dr. Chun de nuevo: “¿Qué otra cosa podría estar causando lesiones en órganos distantes asociadas a la Covid-19?”.
Lea también: Las vacunas contra el virus chino son un evento a nivel de extinción
Una vez más, no es el virus sino la proteína espiga y la respuesta autoinmune.
Por último, Chun reconoce que las nuevas vacunas “programan nuestras células para que fabriquen esta misma proteína de espiga del coronavirus como forma de desencadenar que nuestro cuerpo produzca anticuerpos contra el virus”.
La producción y distribución de estas inyecciones potencialmente mortales va mucho más allá de la mera imprudencia. Se trata de una catástrofe mundial sin precedentes que podría provocar la muerte de millones de personas. ¿Hasta cuándo continuará esta locura?