Por Julio M. Shiling – ElAmerican.com
Ha habido una penetración comunista continua en el Ejército americano. La herramienta más aplicada ha sido una de las posturas teóricas del neomarxismo, la Teoría Crítica de la Raza (TCR). Como todos los apéndices intelectuales de la Escuela de Frankfurt al pensamiento y la práctica marxista clásica, la Teoría Crítica, raíz de la TRC, impregna su narrativa victimológica con los necesarios antagonistas binarios opresor/oprimido.
En el caso americano, la raza era una opción predecible para el comunismo en su elección específica de la Teoría Crítica del agravio coreografiado. Es cierto que, desde la formulación estratégica de la Internacional Comunista (Comintern) en 1919, la Unión Soviética apuntó repetidamente a una amplia gama de instituciones para fermentar la desafección sistémica, incluidas las Fuerzas Armadas. Sin embargo, se ha producido una amplificación sin precedentes de esta afrenta marxista sobre las Fuerzas Armadas de Estados Unidos con la presidencia de Barack Obama y ahora con su mutación exponencialmente más agresiva en el régimen de Biden.
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En 2009, la administración de Obama elaboró un informe interno que, supuestamente, no estaba destinado a la distribución pública, pero que consiguió “filtrarse” a la prensa. Muchos medios, como The Guardian, se hicieron eco de él. La historia que relataba el documento filtrado decía que “los extremistas de derecha han aprovechado la elección del primer presidente afroamericano y están centrando sus esfuerzos en reclutar nuevos miembros, movilizar a los partidarios existentes y ampliar su alcance y atractivo mediante la propaganda”. Se trataba de una teoría conspirativa de la izquierda en toda regla, lanzada como producto del lavado de ideas y no de un análisis empírico y de inteligencia objetivo serio.
El informe confeccionado por Obama señalaba directamente a los militares como un riesgo “potencial”. “Los extremistas de derecha intentarán reclutar y radicalizar a los veteranos que regresan”, decía la evaluación, “para explotar sus habilidades y conocimientos derivados del entrenamiento militar y el combate. Estas habilidades… tienen el potencial de potenciar las capacidades de los extremistas, incluidos los “lobos solitarios o pequeñas células terroristas”, para llevar a cabo la violencia”. La justificación de esta descabellada e infundada propuesta conspirativa de la ultraizquierda es la TCR. Biden expone geométricamente esta falsa premisa y estratagema subversiva para debilitar y adoctrinar a los militares.
El 5 de febrero de 2021, el Departamento de Defensa (DOD) emitió una orden de “stand down” estableciendo un período de 60 días para hacer frente a las preocupaciones de “extremismo”. Teniendo en cuenta el hecho de que durante la primavera y el verano de 2020, más de 600 disturbios fueron llevados a cabo por movimientos comunistas como Black Lives Matter (BLM) y Antifa pidiendo el derrocamiento sistémico de Estados Unidos, causando más de 20 muertes, 2,000 heridos entre el personal de las fuerzas del orden y los ciudadanos, y 2,000 millones de dólares en daños a la propiedad (pública y privada), uno concluiría lógicamente que el riesgo que suponen para la nación estos insurrectos de izquierda justificaría la acción federal. Sin embargo, el gobierno posmoderno de Biden no inquieta por el extremismo marxista y, en cambio, ha dado instrucciones a su Departamento de Defensa para que se dirija a una falsa amenaza percibida de “nacionalistas blancos de derechas”.
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El DOD, bajo la dirección del Secretario de Defensa Lloyd Austin, emitió un memorando el 9 de abril en el que se formulan unidades con el propósito de vigilar, investigar y hacer cumplir las normas que se basan en las falsas narrativas de la TCR. Entre ellas está la acusación de que existe algo parecido a una vasta conspiración de la derecha y la supremacía blanca. El objetivo de este grupo de trabajo denominado Countering Extremism Working Group (CEWG) parece tener la intención de funcionar como una policía del pensamiento para eliminar las opiniones “extremistas” dentro de las fuerzas armadas y/o los grupos de veteranos.
One America News obtuvo una versión filtrada más completa del reciente memorando del DOD, que presentó en un informe de noticias del 9 de abril. Fundamenta la base para concluir que el DOD de Biden está intentando estructuralmente inculcar a los soldados, oficiales y veteranos americanos que compren la propaganda marxista de la TCR y alimenten el dogma falso de las teorías de la revolución de la supremacía blanca.
Revela una “lista de lectura sugerida” oficial de las fuerzas armadas que incluye Hateland: A Long, Hard Look at America’s Extremist Heart de Daryl Johnson, “Ted Talk: The Rise of White Nationalism” de Erin Maye Quade, Bring the War Home: The White Power Movement and Paramilitary America de Kathleen Belew, así como Extremist Files, Ideologies, and Hate Map del Southern Poverty Law Center, grupo ultraizquierdista, entre otras publicaciones radicales.
El grave problema de esta preocupación unilateral por el “extremismo” por parte de la élite militar al mando del régimen de Biden es que ignora la verdadera amenaza para la democracia americana y su sistema republicano constitucional. Todo el esfuerzo de la policía ideológica establecida que es, en efecto, el CEWG, no aborda los verdaderos casos de amenazas a la seguridad nacional del terrorismo doméstico de la izquierda. En su lugar, se concentra en un enemigo exagerado que carece de cualquier prueba empírica de extremismo colectivo que se pueda comparar con el de los grupos marxistas.
No hay una sola ciudad en Estados Unidos que haya tenido una sola cuadra ocupada por algún grupo “derechista” o “nacionalista o supremacista blanco”. Tampoco ha habido ningún disturbio, saqueo, vandalismo o incendio provocado, en una escala remotamente comparable al terrorismo manifestado por los movimientos comunistas subversivos de BLM y Antifa durante 2020. Lo que estamos presenciando con este intento de purga del pensamiento ideológico y la adaptación de las absurdas relaciones raciales marxistas culturales y la historiografía fraudulenta, es la domesticación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.