Por Mazaly Aguilar
Algunos ingenuos, entre los que me incluyo, pensábamos que cuando el Sr. Bill Gates, fundador de Microsoft, decía que, para evitar el desastre climático, las naciones ricas debían comer carne artificial 100% sintética, y añadía, sin ningún pudor, que si la población no cambiaba sus hábitos alimenticios, los gobiernos deberían encargarse de intervenir y regular la legislación para su consumo -tal y como persigue la Agenda 2030 y el Foro Económico Mundial- o sea, dejar de comer carne procedente de animales – como si hubiera otro tipo de carne, vaya- que este señor estaba soltando una “boutade” o se “le había ido la pinza”. Pero no, este tipo lo decía muy en serio.
Lo que yo no imaginaba es que esta “orden”, que no sugerencia, iba a ser implementada a todo correr por Europa y gobiernos como el nuestro.
El Ministerio de Ciencia, dirigido por el astronauta Pedro Duque, que debe ser lo único que se le ha dado bien, “estar en la luna”, ha concedido casi cuatro millones de euros a un grupo de empresas para potenciar esa carne falsa. Dinero, por cierto, que sale del bolsillo de los españoles y a los que, una vez más, no se les ha preguntado al respecto.
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La idea, señores, es hacer desaparecer la industria ganadera porque, al parecer, es la culpable del cambio climático y de la destrucción ambiental debido a sus “ventosidades”. Así, como lo oyen.
Pero, la auténtica realidad es que, detrás de toda esta historia para no dormir, hay en juego miles de millones de euros de los magnates de las tecnológicas que, como el Sr. Gates, no dan puntada sin hilo, y poco o nada les importan los estudios e investigaciones científicas que apuntan a que lo que dicen estos tipos no es verdad y que, muy al contrario, la desaparición de la ganadería sería un verdadero desastre porque es la que mantiene limpios los bosques y pastos para prevenir los incendios, cuida del bienestar de las diferentes razas y evita el abandono del campo.
Y fíjense en el poderío de estos “amos y señores tecnológicos” que no solo doblegan a grandes empresas, sino también a entidades deportivas de altos vuelos que entran sin pudor en esa “espiral”, al olor de suculentos patrocinios, y no se dan cuenta, o eso es lo que quiero pensar, del daño que pueden hacer a la industria ganadera por la repercusión que pueden tener entre sus seguidores.
Y ante esta sinrazón por parte de estos grupos de presión, yo reivindico el papel crucial que nuestros ganaderos, junto a los agricultores, han tenido durante los momentos más duros de la pandemia y a los que yo no me he cansado de mencionar como nuestros otros héroes.
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Así que, ya que este gobierno socialcomunista, que tenemos la desgracia de tener que aguantar, no hace lo que debería que es proteger a esos ganaderos, sino que hace todo lo contario, seamos nosotros, el pueblo llano, quienes lo hagamos.
No hagan caso a “esos cantos de sirena tecnológicos”, defendamos a nuestros ganaderos como se merecen.
Yo pienso seguir comiendo carne. ¿Y ustedes?
Fuente: gaceta.es