La administración Biden-Harris ha hecho de la erradicación de las «desigualdad racial» el tema central de todas sus políticas. Pero las intervenciones gubernamentales propuestas para cerrar estas brechas sólo «acentuarán la desigualdad por largos períodos» de tiempo, según un estudio reciente.
Días antes de las elecciones de 2020, Kamala Harris anunció un plan para sustituir la igualdad por la equidad en la elaboración de políticas gubernamentales. En lugar de tratar a las personas por igual, los políticos comprometidos con el avance de la equidad tratarían de asegurar una igualdad de resultados entre grupos raciales y étnicos. En una de las muchas órdenes ejecutivas que Joe Biden firmó en su primer día de mandato, el presidente prometió una «ambiciosa agenda de equidad en todo el gobierno» para luchar contra el «racismo sistémico».
Esto incluye la perspectiva de instrumentalizar el control de la Reserva Federal sobre la política monetaria para igualar la riqueza entre las categorías raciales. Su campaña, que promete «reforzar el enfoque de la Reserva Federal en las brechas económicas raciales», afirma que «la Reserva Federal debe mejorar agresivamente su vigilancia y focalización sobre las brechas raciales persistentes en los empleos, los salarios y la riqueza» y luego informar «qué acciones está tomando la Reserva Federal a través de sus políticas monetarias y regulatorias para cerrar estas brechas».
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La idea cuenta con un nutrido grupo de partidarios, que quieren añadir el efecto de la equidad racial a los dos mandatos existentes de la Reserva Federal de «máximo empleo y estabilidad de precios». Elizabeth Warren, Kirsten Gillibrand y Maxine Waters presentaron el año pasado la Ley de Equidad Racial y Económica de la Reserva Federal, que ordena al Comité Federal de Libre Mercado «minimizar y eliminar las disparidades raciales en el empleo, los salarios, la riqueza y el acceso al crédito asequible». Y la diputada Ayanna Pressley planteó la cuestión al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, durante una audiencia del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes el pasado martes.
Se trata, digamos, de un asunto que está en marcha.
Estos políticos harían que la Reserva Federal mantenga los tipos de interés artificialmente bajos y la oferta monetaria creciente, basándose en la Curva de Phillips. Jared Bernstein, uno de los asesores económicos de Biden, cree que unos tipos de interés más bajos y lo que se considera tradicionalmente como políticas inflacionarias, exprimirán la economía lo suficiente como para diezmar los centros de pobreza persistentes.
Resulta que la política sería contraproducente, gracias a la ley de las consecuencias imprevistas.
El Banco de la Reserva Federal de Nueva York probó el impacto de un «choque de política monetaria» en la brecha racial entre blancos y negros. Aunque esa «política aumenta el empleo de los hogares negros más que el de los blancos, los efectos globales son pequeños», apenas 0,2 puntos porcentuales.
Pero la «solución» crea dos nuevos problemas. Los bajos tipos de interés y la inflación castigan a los ahorradores y recompensan a los inversionistas, ya que hacen que haya más capital disponible y llevan a la gente a buscar una mayor tasa de rendimiento en el mercado de valores. El estudio encontró que un shock monetario elevaría los precios de las acciones en un 5 %, aumentando los ingresos anuales de los blancos entre un 200 % y un 300 % más que los de los negros.
La Reserva Federal también hizo el sorprendente descubrimiento de que las políticas inflacionarias dan lugar a la inflación. La política propuesta aumentaría «los precios de la vivienda en más de un 2 % en un período de cinco años». Eso no hará más que profundizar la brecha de 30 puntos en cuanto a la propiedad de viviendas entre blancos y negros. La propiedad de la vivienda representa aproximadamente el 60 % de la riqueza del hogar promedio.
Al final, la medida para fomentar la equidad en realidad «exacerba la diferencia de riqueza entre los hogares negros y blancos, porque los hogares negros poseen menos activos financieros que se revalorizan».
El enfoque de la teoría crítica en la «equidad» resulta un cuádruple error de colectivismo:
- Asume que la raza, el sexo, la etnia u otra categoría de autoidentificación de un individuo es el aspecto más importante de su identidad;
- Afirma que el bienestar del individuo está controlado por la pertenencia a estos grupos discretos.
- Supone que la suerte del individuo en la vida puede ser dictada por la intervención del gobierno; y postula que el individuo se ha visto perjudicado cuando sus ingresos, su riqueza y su nivel de vida aumentan, si otros grupos se benefician aún más al mismo tiempo, ampliando la brecha entre las cohortes de la población.
La medición de la «desigualdad de la riqueza» tiene su parte empírica. Pero la teoría crítica hace que sus verdaderos creyentes aboguen por políticas que son autodestructivas en sus propios términos.
Esto es aún más frustrante, ya que Estados Unidos tiene una experiencia reciente en cómo se puede mejorar la situación de los pobres y las minorías. La administración del presidente Donald Trump no se basó en una política de la Reserva Federal para lograr un récord de empleo para las personas de color y los hispanos. Estos resultados se produjeron gracias a una combinación de recortes fiscales y desregulación, que liberaron la creatividad e innovación reprimidas que habían permanecido dormidas bajo políticas más restrictivas. Mientras estuvieron activas, la riqueza de las personas de color e hispanos creció entre un 1100 % y un 2200 % más que la de los blancos, según la Reserva Federal:
Entre 2016 y 2019, la riqueza promedio aumentó para todos los grupos raciales y étnicos… Las tasas de crecimiento para el período 2016-19 fueron más rápidas para las familias afroamericanas e hispanas, aumentando un 33 y un 65 %, respectivamente, en comparación con las familias blancas, cuya riqueza aumentó un 3 %, y otras familias, cuya riqueza aumentó un 8 %.
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Estas ganancias se produjeron con un presidente al que los defensores de la teoría crítica consideran indiferente u hostil ante los intereses de las minorías. La legislación no contenía disposiciones especiales para impulsar la «equidad» mediante el aumento de la riqueza de las minorías. Sin embargo, estas políticas, que en general tendían a reducir el papel del gobierno en la vida de las personas, tuvieron éxito porque le dieron a individuos un mayor margen para poder dedicar los talentos que Dios les dio al servicio de los demás.
Quizá el consejo más sabio para reducir la desigualdad racial provenga del Apóstol Santiago: «Hermanos míos, los creyentes en nuestro glorioso Señor Jesucristo no deben mostrar favoritismo» (Santiago 2:1).
Fuente: panampost.com