Los paneles de energía solar chinos tienen su origen en la región de Xinjiang, donde el Partido Comunista chino (PCCh) ha construido campos de concentración y somete a minorías creyentes o religiosas a trabajo forzado, genocidio y otras violaciones a los derechos humanos.

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A diferencia de Estados Unidos, que ya ha implementado sanciones contra productos como el algodón y los tomates originarios de Xinjiang, la Comisión Europea ha evitado enfrentar a China con cualquier medida comercial para así proteger su apuesta por el cambio climático.

Energía y minerales de Xinjiang

«Beijing ha estado llevando a cabo una campaña para detener y reeducar» a la población de mayoría musulmana uigur de la región de Xinjiang.

La administración de Donald Trump junto con grupos de derechos humanos y víctimas del PCCh han alertado que esos “centros de reeducación” administrados por el Estado funcionan como campos de trabajo forzado.

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Informes recientes afirman que el PCCh en Xinjiang se ha centrado en «mejorar» la fuerza laboral y ponerla a trabajar en sectores especializados. Cabe recordar que muchas de las empresas reconocidas de alta tecnología y costura tienen nexos con empresas que involucran mano de obra forzada, como es el caso de Apple, Adidas y Volkswagen.

Sin embargo, la industria solar global y el bitcoin tienen gran soporte en Xinjiang. Por un lado, por la producción de polisilicio, un material utilizado para fabricar células fotovoltaicas (PV), fundamentales para la producción de los paneles solares. Por otro lado, Bloomberg publicó que la región se ha hecho famosa por ser un centro para la minería de bitcoin.

«Casi dos tercios de la producción mundial tuvo lugar en China en abril de 2020, según investigadores de la Universidad de Cambridge y aproximadamente un tercio de eso ocurrió en Xinjiang».

Acuerdo de París, una ventaja para China

Las condiciones de los miembros firmantes del Acuerdo de París no son las mismas. China tiene ventaja al no depender de legislaciones a partir de valores democráticos. A diferencia de Estados Unidos y Europa, el PCCh usa el trabajo forzado y se beneficia de acuerdos comerciales con países sancionados por organizaciones internacionales.

El mercado de los paneles solares es un gran ejemplo de la ventaja competitiva del PCCh. Los productos solares fabricados con trabajo forzado ingresan al mercado de la Unión Europea (UE) a pesar de críticas de algunos legisladores

A partir del Acuerdo de París, Estados Unidos y Europa se comprometen a reducir emisiones de gases efecto invernadero en un 25 % para el 2025Occidente, previo al tratado, ya tenía un desarrollo normativo y corporativo para el manejo de desechos contaminantes.

Bajo este acuerdo los países firmantes adoptan medidas que benefician el uso de energías renovables, pero además buscan restringir el uso de minerales como el carbón o el petróleo, con fuertes regulaciones y sanciones a empresas que incumplan los acuerdos.

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Sin embargo, China, el mayor contaminador, ya que su industria energética emite 4,000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero al año, no castiga a sus empresas con la misma contundencia y en sus políticas siguen prevaleciendo el crecimiento económico sobre el cambio climático.

En principio, en 2013 China lanzó por primera vez en algunas zonas del país su mercado de comercio de emisiones de forma piloto, pero la prensa ha informado que las sanciones a la industria que incumpla con los acuerdos ambientales son demasiado bajas, lo que reduce la efectividad del programa para reducir emisiones.

El régimen chino impulsa la extracción de carbón y petróleo a cambio de créditos

El PCCh se provee de minerales de países socios y ha incrementado la inversión para su extracción. Ejemplo de ello es que el PCCh impulsa los tratados petroleros en Angola, país por fuera del Acuerdo de París, y que recientemente cambió su legislación interna para poder extraer petróleo de zonas protegidas por su diversidad ambiental.

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China, además, se ha convertido en el país prestamista más grande del mundo, otorgando créditos que han sido denunciados por Estados Unidos por sus cláusulas abusivas que los hacen impagables.

El 80 % de los créditos chinos a países en desarrollo es respaldado con petróleo. Algunos países se han visto forzados a incrementar la producción de petróleo para así cumplir con las deudas al PCCh.

Fuente: elamerican.com

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