Un estudio publicado recientemente en los Estados Unidos demuestra que los bebés en edad prenatal expresan miedo y dolor de la misma manera que recién nacidos cuando se les aplica una inyección gracias a las llamadas ecografías en 4D.
Los bebés objeto del estudio tenían entre 28 y 34 semanas de vida prenatal, cinco de los cuales padecían una hernia diafragmática y debían ser sometidos a una operación intrauterina y, por tanto, a una inyección de anestesia.
Durante el estudio, se registraron las expresiones faciales de los bebés del grupo de dolor agudo durante “45 segundos antes y 45 segundos después de la inyección de anestésico en el muslo”.
Existe un sistema de codificación facial neonatal que monitorea diez elementos de expresión facial en los recién nacidos para evaluar el grado de dolor experimentado que incluye bajar las cejas, cerrar los ojos con fuerza, profundizar el surco nasolabial, abrir los labios, estirar la boca horizontal, estirar la boca vertical, bolsa de labios, lengua tensa, protuberancia de la lengua, temblor de la barbilla, flexión del cuello y bostezos.
El análisis de siete de estas diez características determinó que los bebés que realmente sufrieron la inyección reaccionaron con al menos cinco de estas expresiones, mientras que los bebés que formaban parte del grupo de control siempre estuvieron por debajo de cuatro.
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Los investigadores concluyen que los bebés inyectados «exhibieron una respuesta facial aguda relacionada con el dolor nociceptivo, que puede haberse experimentado como dolor”.
Este tipo de dolor es «consecuencia de la estimulación de los receptores del dolor para las lesiones de los tejidos (nociceptores), que están localizados principalmente en la piel o en órganos internos. La lesión puede ser un corte, un golpe, una fractura ósea, una lesión por aplastamiento, una quemadura o cualquier otra que dañe los tejidos», según define James C. Watson, doctor en Medicina de la Clínica Mayo.
Inyección intrauterina para abortar
Uno de los métodos utilizados por la industria del aborto es el de la inyección intrauterina. Se trata de una técnica utilizada en el tercer trimestre de vida prenatal del nonato, cuando si se diera un parto adelantado el niño es capaz de sobrevivir.
Se trata además de un proceso especialmente lesivo para la madre del bebé, dado que se tarda entre 3 y 4 días en completar el proceso. En el primero de ellos se inyecta a través del abdomen o la vagina de la madre, una droga llamada digoxina, utilizada para parar el corazón del bebé. La aguja se clava en el corazón, el torso o la cabeza del bebé.
Es en este proceso cuando el bebé desarrolla una respuesta similar a la analizada en el estudio científico que viene a reforzar la idea de que el feto experimenta dolor, al menos a partir de las 12 semanas de desarrollo prenatal, tal y como se ha demostrado en otros estudios.
Fuente: actuall.com