Estás convencido de que hay otra realidad detrás de la que vemos, como el suelo del piso debajo de la alfombra. Has pasado años encerrado con tu ordenador chateando con argentinos que creen que los poderes mundiales van a arrebatarles la Patagonia. Tienes una colección de películas dedicadas a conspiraciones, desde Los tres días del cóndor y Capricornio Uno a Matrix y el Sherlock Holmes de Guy Ritchie. Sabes (porque lo ‘sabes’) que Jack el Destripador era un grupo de sicarios a sueldo de la familia real británica.
Has escogido como nick en los foros Memphis, pero no porque te guste Elvis Presley (monigote usado por el ‘Establishment’ para introducir el rock entre los blancos de EE. UU. y los europeos), sino por Nick Memphis, el agente del FBI que ayuda al sargento Bobby Lee Swagger a desmontar una conspiración.
Tu héroe es Jason Bourne. Desprecias a James Bond porque consiste en una maniobra para distraer a las masas de Occidente del verdadero Poder que gobierna el mundo. La aparición de Ethan Hunt y de su Fuerza de Misión Imposible la interpretas como un resquebrajamiento de la credibilidad del discurso tradicional sobre el control de los Gobiernos por los ciudadanos en las democracias, a la vez que muestra la decadencia de Europa en favor de Asia.
La revista Time confirma que la izquierda y las multinacionales montaron una trama para impedir la reelección de Trump
Guardas en el desván una caja de cartón llena con recortes, libros y fotocopias sobre los asesinatos de Rasputín, Kennedy y Carrero Blanco, que confirman todo lo que piensas y de la que no has hablado a nadie. Incluso has elaborado un fichero de todo lo que tienes en ella por si desaparece… o tu madre te la tira.
Conoces la URSS, la KGB y el Muro de Berlín por películas y novelas, pero los echas de menos porque servían para limitar el Poder o al menos mantener dos discursos diferentes. Que la China comunista sea hoy la abanderada del libre comercio mundial y sus líderes viajen a Davos te confirma que una plutocracia dirige el mundo al margen de los pueblos. Te ríes de los que buscan masones en todos los Parlamentos, porque la masonería es una cosa de viejos apolillados, superada por el Foro Económico Mundial, Bilderberg y otros clubes y asociaciones, algunos innominados para conservar el secreto de su existencia.
Quisiste aprender alemán y latín como parte de tu rebelión, pero te rendiste a la hegemonía del inglés. A la vez, lamentas que los polacos, los búlgaros y los italianos hayan renunciado a sus idiomas nacionales.
Las victorias de los populistas son golpes de estado. Y los golpes de Estado de los globalistas son triunfos de la democracia
Cuando apareció Donald Trump creías era una maniobra del Sistema para impedir el surgimiento de candidatos incontrolables del Tea Party o nativistas; después pensaste que no ganarías las primarias del Partido Republicano; luego, que no ganaría las elecciones presidenciales, ya que su misión era lograr que se elegiera por descarte a la candidata de Wall Street y Hollywood; y por último, que en el colegio electoral habría deserciones en su bando que le darían la presidencia a Hillary Clinton.
Una vez que Trump entró en la Casa Blanca dijiste en los foros que no cumpliría nada de lo que prometió, porque era un patán. Y al final para tu cumpleaños encargaste una camiseta con su cara que te pones durante tus sesiones de ordenador. A veces los planes les salen mal a Soros, a Kissinger, a la reina de Inglaterra y a la Skull and Bones.
Apenas puedes hablar de todo lo que anima tu vida con personas reales y de carne y hueso. Ni con la familia ni con tus pocos amigos, ni mucho menos con una chica, ese ser tan atractivo como inalcanzable para ti.
Pero los que te llamaban ‘conspiranoico’, demente, perturbado, majareta… te han dado la razón. ¡El ‘Estado Profundo’ existe!
La izquierda había preparado 400 manifestaciones para el caso de que Biden perdiese las elecciones
En septiembre de 2018, el periódico New York Times, entre cuyos servicios al Poder destacan el blanqueamiento de Fidel Castro cuando estaba en la guerrilla y el desprestigio del sha de Irán antes de su caída, publicó una tribuna anónima de un supuesto alto cargo del Gobierno de EE. UU. en la que confiesa que es “parte de la resistencia interna de la Administración Trump”. Y añade que hay varios conjurados más que maquinan contra un presidente electo por el pueblo y de acuerdo con el proceso constitucional.
Y ahora la revista Time ha desvelado la trama del fraude electoral montado por el Poder para impedir la victoria de Trump. Jane Fonda dijo que el covid-19 era un regalo para la izquierda, porque podía derrotar al presidente; pero como no hay que confiarse en que los ‘deplorables’ hagan lo correcto, esa izquierda se organizó para ayudar al virus.
El reportaje de Time, en el que no hay un ápice de vergüenza, cuenta el trabajo conjunto de sindicatos, Planned Parenthood, Greenpeace y Black Lives Matter, con financiación de diversas multinacionales y sus fundaciones. Y se añade que, por si ganaba Trump, el conciliábulo había organizado más de 400 manifestaciones para el día siguiente de las elecciones. “Para parar el golpe de Estado que temían, la izquierda estaba preparada para tomar las calles”. No hizo falta porque el golpe lo dio esa misma izquierda.
En la presidencia de Trump ha quedado claro que las conspiraciones de los ricos contra el pueblo existen
Las victorias de los populistas son golpes de estado, contra los que está legitimada la resistencia. Y los golpes de Estado de los globalistas son triunfos de la democracia que la plebe debe acatar.
Ahora el Poder vuelve a disponer de la Casa Blanca para acelerar sus planes, que se resumen en la Agenda 2030, la cual, lejos de estar oculta, es accesible a todos.
No, la verdad no está ahí fuera, moviéndose en bosques negros en noches sin luna, sino que está dentro, en palacios, gabinetes y hoteles cerrados al pueblo soberano. Te felicito. Te han dado la razón. ¡A ver ahora quién te aguanta!