Por María García

Este martes 2 de febrero los medios de comunicación nos volvieron a recordar que era el día de la marmota en Estados Unidos (pocos comentaron, sin embargo, que celebrábamos la Candelaria y, por tanto, el día de la vida consagrada).

Gracias a la película “Atrapado en el tiempo”, se entiende la expresión «el día de la marmota» como un día en el que siempre pasa lo mismo. Y en pandemia, vivimos un poco así.

Algunas noticias sobre libertad religiosa me han hecho acordarme de otras del principio del virus, allá por marzo, cuando el Gobierno culpó de uno de los primeros brotes a una iglesia evangélica o la Policía “disolvía” Eucaristías en las que solo había dos o tres personas y que se estaban retransmitiendo por redes sociales, como pasó en Madrid, o que se estaban celebrando en la azotea de una casa de religiosos, con la única participación de estos, como ocurrió en Sevilla.

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Tranquilo, que esto no ha vuelto a pasar, pero casi (o en algunos lugares, peor). Porque ahora no deciden disolver misas; les basta con reducir el aforo. En Castilla y León, 25 personas, da igual que sea en una iglesia de pueblo que en una catedral. Aquí el espacio no cuenta… Anda, como en el transporte público, pero en sentido inverso: allí vamos todos apelotonados diariamente, haya o no pandemia, y los políticos no deciden poner límite de aforo. Ya sabes, el virus se transmite más en un templo que en cualquier otro sitio…

En Cantabria han decidido poner el límite de aforo en las iglesias de algunos municipios en 10 personas. Pero en Melilla han ido más allá: cierre de mezquitas los viernes, de sinagogas los sábados y de iglesias los domingos (como te decía antes, en algunos lugares, peor que en marzo…).

Si crees en Dios, eres el culpable de que se transmita el bicho… ¿Qué aún no lo sabías? Pues recuerda otra vez que Simón señaló a los evangélicos públicamente y que se pararon misas, así porque así. Y vuelve a los límites de aforo. Día de la marmota total.

El otro día estuve con el ministro del Interior en una reunión de la Comisión de Seguimiento de la Oficina de Delitos de Odio y le recordé, entre otras cosas que puedes leer aquí, que en pandemia también existe el derecho a la libertad religiosa, y que deben respetarlo. Si ellos nos quieren dejar en ese día de la marmota, hablaremos hasta despertar a todos.

Fuente: Actuall.com

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