Por José Hermosa

El presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó el acceso público a los documentos que contienen gran parte de la investigación sobre el montaje de los demócratas de una falsa colusión con Rusia, llamada en clave “Huracán Crossfire”, para destituirlo del cargo. 

Esta investigación la realizó fraudulentamente el FBI, que obtuvo con engaño autorizaciones del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por la sigla en inglés), y solo respondía a los intereses políticos de los demócratas, quienes atacaron al presidente Trump aún desde antes de asumir la dirección del país.

“Creo que el Huracán Crossfire fue una de las investigaciones más incompetentes y corruptas en la historia del FBI y del Departamento de Justicia”, señaló el presidente del Comité Judicial del Senado de EE. UU., el senador Lindsey Graham, el 15 de enero.

Graham explicó: “El tribunal de la FISA fue engañado. Se ocultó información exculpatoria sobre los investigados. Los investigadores, con algunas notables excepciones, fueron increíblemente parciales y usaron los poderes de las fuerzas del orden con fines políticos”.

Y agregó: “Los sujetos de la investigación tuvieron sus vidas al revés. Espero que las investigaciones de contrainteligencia sean controladas y que esto no vuelva a suceder en América”.

El FBI además de obtener ilegalmente la autorización para investigar a la campaña de Trump del 2016, basó sus acciones en el informe Steele, encargado por el Comité Nacional Demócrata, a un exespía británico. Este informe fue desestimado por la CIA, no obstante sirvió de base para la ‘investigación’ contra Trump.

Luego de gastar millones de dólares de los contribuyentes y dos años y medio de labores, el abogado especial Robert Muller no encontró pruebas de que Trump se hubiera aliado con Rusia para obtener ilegalmente la presidencia, pero empañó su imagen ante muchos estadounidenses.

Una vez concluida la ‘investigación’ el Inspector General, Michael E. Horowitz, revisó todo el procedimiento y encontró al menos 17 errores graves en ellos.

A partir de allí el fiscal general John Durham abrió otra investigación que debería llevar a la identificación de los responsables del monumental delito, pero todavía se esperan los resultados luego de un año y medio de iniciada, lo que no deja de sorprender a algunos analistas. 

Ahora Trump, al final de su primer mandato, autorizó la desclasificación de los documentos, si bien no todos por insistencia del FBI que le envió una petición para continuar con la reserva de algunos, el 17 de enero.

La desclasificación de una gran serie de documentos, que eventualmente contienen los hechos delictivos de muchos de los principales políticos estadounidenses, avanza y los que faltan generan mucha expectativa entre los ciudadanos.

Se espera que en estos días salgan a la luz otros documentos que podrían ser mucho más impactantes.

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