Por José Hermosa

Luego de que el Partido Comunista de China (PCCh) fuera señalado por la administración Trump como genocida, por la persecución sistemática contra millones de uigures y otros miembros de minorías étnicas y religiosas, anunció que no daría visa a 28 dirigentes estadounidenses.

Para el PCCh denunciar el genocidio equivale a amenazar su soberanía, y en represalia no dejará entrar al territorio que domina al secretario de Estado, Michael R. Pompeo, al ex asistente del expresidente Donald Trump, Peter K. Navarro, al asesor de Seguridad Nacional, Robert C. O’Brien, ni a otros 25 funcionarios federales que intervinieron en defensa de la libertad, informó Bloomberg el 20 de enero.

En especial Pompeo ha sido un decidido defensor de los derechos humanos en todo el mundo, y las atrocidades del régimen chino no se le pasaron por alto. 

“Después de un examen cuidadoso de los hechos disponibles, he determinado que la República Popular China, bajo la dirección y el control del PCCh, ha cometido un genocidio contra los uigures predominantemente musulmanes y otros grupos minoritarios étnicos y religiosos en Xinjiang, aseguró Pompeo en el comunicado del 19 de enero.

Pompeo también determinó que el PCCh cometió crímenes de lesa humanidad en la región, refiriéndose a la detención de más de 1 millón de musulmanes con el agravante de someter a la población a trabajos forzados, esterilización forzada y tortura seguida de muerte.

Por su parte organizaciones que representan a los uigures como el Gobierno de Turkestán del Este en el Exilio (ETGE) y el Movimiento de Despertar Nacional de Turkestán del Este (ETNAM) entregaron pruebas a la Corte Penal Internacional (CPI) sobre genocidio y otras violaciones de derechos humanos ordenadas por altos funcionarios chinos.

En el informe se denuncia que el PCCh está utilizando la esterilización forzada, el aborto forzado y la planificación coercitiva contra las minorías turcas (kazajos, kirguises y uigures principalmente).

Seis meses antes la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, había solicitado al PCCh detener la persecución que durante 21 años Beijing sostiene contra los practicantes de Falun Gong, una antigua práctica espiritual de la Escuela Buda, de origen chino que el régimen comunsita ha tratado de erradicar desde 1999.

“Hacemos un llamado al gobierno de la República Popular de China para que ponga fin de inmediato a su depravado abuso y maltrato a los practicantes de Falun Gong”, dijo el secretario de Estado Mike Pompeo en un comunicado en julio de 2020.

El máximo diplomático estadounidense también instó al PCCh a liberar a los encarcelados debido a sus creencias y a abordar el paradero de los practicantes desaparecidos.

“Veintiún años de persecución a los practicantes de Falun Gong es demasiado tiempo y debe terminar”, dijo Pompeo.

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