Los señalamientos contra la Iglesia católica como artífice y cómplice de actividades ilícitas no son nuevos. De hecho, tras la proliferación de numerosos escándalos, no solo de la mano de reportajes como el reproducido por el diario Boston Globe, así como de investigaciones hechas por otros medios, las críticas se han ido acumulando. Por eso, hoy no sorprende que haya otra denuncia en torno a la Santa Sede: la presencia de personas que trabajen por los intereses de la élite globalista.

Esta no ha sido una labor espontánea, ni mucho menos. Todo lo contrario. Llegar a codearse y trabajar en el corazón de la Iglesia ha tomado años. Es una labor prácticamente quirúrgica. Un procedimiento acucioso. Un proyecto que se labró desde la década de los 90, según menciona el arzobispo Carlo Maria Vigano, exnuncio del Vaticano en Estados Unidos, en una entrevista con Steve Bannon en War Room

Este grupo de infiltrados, de acuerdo con Vigano, se llama «Iglesia profunda». Su misión pasa por cumplir una serie de metas para llegar a la médula de dicha institución. ¿Su objetivo? El enfoque es uno y se concentra en demoler el papado y asegurar el poder. Este poder. Ahora, dicha colaboración no va en solitario. El religioso argumenta que el «Estado profundo» en Estados Unidos también está involucrado.

La alianza mencionada se da en muchos niveles. En sus declaraciones, Vigano explica que la iglesia profunda y el «Estado profundo» tienen una cooperación que se da en un principio cuando se facilitaron contactos cerca de 1990, por medio de un excardenal estadounidense que llevaba a cabo misiones políticas en China, en nombre de la administración estadounidense.

El término de «Estado profundo» se utiliza para hablar sobre la creencia de que hay personas influyentes detrás de escena que presuntamente controlan la política del Gobierno norteamericano. “La mayoría de ellos son identificables, pero los más peligrosos son los que no se exponen. Aquellos a los que el diario nunca menciona”, explicó Vigano en la entrevista.

Intervención de China en asuntos clérigos

En estos entramados se apunta también a la presencia del régimen comunista chino. En concreto, el arzobispo se refiere al acuerdo que tuvo lugar en 2018 entre China y el Vaticano. Esta cooperación otorgó al régimen chino la autoridad para nombrar obispos. De la misma forma, se le dio al papa Francisco el derecho de vetar sus nombramientos, según un informe de la Comisión Ejecutiva del Congreso de Estados Unidos sobre China en 2019. Tal acuerdo se amplió en octubre de 2020, por otros dos años, reseñó también The Epoch Times.

Existía, en opinión de la Santa Sede, una justificación para llevar a cabo la mencionada cooperación, que ha sido polémica desde su nacimiento. En este particular, el Vaticano dijo que el acuerdo era de naturaleza puramente eclesiástica y pastoral, no política, explicó la agencia AP. Sin embargo, posteriormente se señaló que el diálogo continuo permitiría discutir otros problemas, incluidos los abusos de derechos humanos.

Este es un hecho curioso, puesto que el Vaticano rara vez, o nunca, ha denunciado a China por su represión y otros abusos contra los derechos humanos. Es costumbre de la Santa sede mantenerse en silencio sobre estos temas, cuando involucran al régimen comunista destacado en Asia.

“Hasta el papado de Benedicto XVI, no se había hecho ningún acuerdo con la dictadura de Pekín (…) El Pontífice Romano conservaba el derecho exclusivo de nombrar obispos y gobernar diócesis”, dijo el arzobispo, quien posteriormente giró sus acusaciones hacia uno de los posibles autores que llevó a concretar este acuerdo: el Partido Comunista Chino.

Fueron diversas las intenciones para sellar esta cooperación y Vigano las desmenuza con el correr del texto. En primer lugar, alude que “China está siguiendo un plan interno para restaurar la tiranía maoísta, que requiere la cancelación de las religiones, reemplazándolas con una religión del Estado». A su juicio, esta «tiene muchos elementos en común con la religión universal deseada por la ideología globalista».

Los pactos acordados en 2018 y extendidos en 2020 tienen también otros beneficiarios, que no se mencionan directamente en las primeras líneas.  Es por ello, que el arzobispo lo declara posteriormente y reafirma que «la dictadura del Partido Comunista Chino [PCCh] está aliada al estado global profundo, por un lado, para que juntos puedan alcanzar los objetivos que tienen en común».

Es por ello que Vigano calificó el acuerdo China-El Vaticano como un acto de complicidad entre los globalistas de la iglesia profunda con el régimen comunista chino aliado al Estado profundo global. Una manera de que el PCCh tuviera auge en este territorio luego de que rompiera los lazos con el Vaticano poco después de tomar el poder en 1949.

Las controversias de Vigano

El arzobispo Vigano no ha sido ajeno a los escándalos. Su participación en el campo político no ha pasado desapercibida. Por ejemplo, en julio de 2020, el sacerdote publicó una carta dirigida al presidente estadounidense Donald Trump, para expresarle su apoyo en lo que calificó como una «batalla espiritual» de proporciones «bíblicas».

En esta oportunidad, Vigano le advirtió al mandatario estadounidense sobre el enemigo que debía enfrentarse, que en su opinión era el llamado Estado profundo. El texto también se refería a las protestas ocurridas tras la muerte de George Floyd, las cuales fueron cuestionadas por el religioso. En la misiva dijo que se trataba de un plan con fines electorales, y criticó a líderes de la Iglesia católica por jugar a favor de los que quieren destruir la sociedad estadounidense, reseña Diario Las Américas.

En junio de 2020, con una prosa bastante punzante, Vigano asomó también lo que estaría tejiéndose en el seno del clero, con la intervención de la denominada «Iglesia profunda». Al respecto, escribió que «hay pastores fieles que cuidan el rebaño de Cristo, pero también hay mercenarios infieles que buscan esparcir el rebaño y entregar las ovejas para que sean devoradas por lobos hambrientos. No es sorprendente que esos mercenarios sean aliados de los hijos de la oscuridad y odien a los hijos de la luz: así como hay un Estado Profundo, también hay una iglesia profunda que traiciona sus deberes y renuncia a sus compromisos apropiados ante Dios».

A pesar de que fue hace varios meses, el discurso que se observó en dicha misiva no ha cambiado. Ahora adquiere nuevos matices, pero se enfoca también en hacer un llamado serio sobre lo que puede estar pasando en la Iglesia.

“Todos debemos tomar conciencia de cuánto odian los defensores del Nuevo Orden Mundial y el Gran Restablecimiento los valores inalienables de nuestra civilización greco-cristiana, como la religión, la familia, el respeto a la vida y los derechos inviolables de la persona humana, y soberanía nacional ”, cerró en una de las preguntas el arzobispo. El alerta está allí, toca estar atentos a cumplirla.

Fuente: panampost.com

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