De manera espontánea (con todo lo espontáneo que se puede ser en China) un grupo de personas salieron a manifestarse en contra de la Navidad, por considerarla una imposición ideológica contra el socialismo y ajena a la cultura tradicional China.
Antidisturbios en la puerta de las catedrales e iglesias, accesos bloqueados con árboles de Navidad, detenciones preventivas de sacerdotes y pastores para evitar celebraciones religiosas clandestinas en casas particulares, este fue el panorama para los cristianos chinos.
El pretexto fue el Covid-19, los anuncios de prohibición del gobierno aseveraban que “debido a la pandemia, todas las actividades religiosas se han suspendido». Resulta contradictorio este mensaje ya que se jactan de tener controlado el virus y se permiten otro tipo de actividades deportivas y culturales.
Aunque el gobierno de la República Popular China presume de su respeto a la libertad religiosa, la persecución a los cristianos con herramientas legales se ha endurecido en los últimos cinco años. Fue el propio gobierno el organizador y promotor de las manifestaciones contra la Navidad, ya que para poder llevar a cabo este tipo de actividades se requiere un permiso oficial, de lo contrario se arriesgan a ser detenidos o incluso condenados.
En las diferentes provincias los gobiernos e incluso las escuelas y universidades han recomendado, con penalizaciones incluidas, evitar la celebración de esta fiesta extranjera. En China regalar manzanas el día de Nochebuena y en Navidad es una tradición así que, según fuentes locales, autoridades regionales prohibieron comprarlas y venderlas el 24 y 25 de diciembre.
Según la agencia de noticias Associated Press al menos cuatro ciudades chinas han prohibido las decoraciones navideñas. Una de ellas fue Langfang, provincia de Hebei, con el pretexto de mantener la estabilidad, así mismo las autoridades animan a los ciudadanos a denunciar a sus compatriotas que promueven este tipo de celebración.
Resulta contradictorio ver por un lado la estrictas prohibiciones del gigante asiático a su población cristiana por dicha celebración y por otro, ver como sacan tajada a manos llenas de la venta de productos de decoración navideña en todo el mundo. Según datos de la web Bitter Winter, el 80% de los adornos navideños vendidos en Occidente fueron hechos en China.